Cataluña admite que la mala ordenación ha llevado al litoral “al límite”
La Generalitat alerta en un informe de que el 60% de la costa de la comunidad está urbanizada en sus primeros 100 metros
La riada que la pasada semana afectó a bajos y arrasó negocios en las Cases d’Alcanar (Tarragona) tras el desbordamiento del barranco en torno al que está construido este antiguo barrio de pescadores hoy reconvertido al turismo, es solo una pequeña muestra de a lo que se enfrenta el litoral catalán en el futuro a causa de la mala ordenación urbanística y el cambio climático. A esta “situación límite”, ...
La riada que la pasada semana afectó a bajos y arrasó negocios en las Cases d’Alcanar (Tarragona) tras el desbordamiento del barranco en torno al que está construido este antiguo barrio de pescadores hoy reconvertido al turismo, es solo una pequeña muestra de a lo que se enfrenta el litoral catalán en el futuro a causa de la mala ordenación urbanística y el cambio climático. A esta “situación límite”, sobre la que diversos expertos consultados por EL PAÍS ya alertaron tras las intensas lluvias en el litoral de la comarca del Montsià, ha puesto ojos y cara la Generalitat a través de un detallado pero a la vez alarmante informe presentado ayer.
El documento, elaborado por el Consejo Asesor por el Desarrollo Sostenible de Catalunya (Cads), órgano asesor del Govern en sostenibilidad, constata que el 60% de la costa catalana está urbanizada en sus primeros 100 metros. También que solo el 20% de la costa está a salvo de la subida del nivel del mar. Son algunos de los datos, ya oficiales, que la Administración y futuras generaciones deberán afrontar.
En el informe, el Govern destaca asimismo “la fragilidad” de los hábitats y de los ecosistemas marinos, y alerta en especial de la situación que se vive en el litoral del área metropolitana de Barcelona y de la Costa Brava, cuyo futuro ambiental no es nada halagüeño si se tiene en cuenta que sobre ella sobrevuelan proyectos urbanísticos para la construcción de 15.000 nuevas viviendas.
“Los impactos del cambio climático sobre la costa, que son la subida del nivel del mar, tormentas más destructivas o lluvias torrenciales, afectarán a las infraestructuras de transportes, de energía, de saneamiento y a los puertos”, dice el informe. A la Administración le preocupa en especial grandes y millonarias infraestructuras como la R1 del servicio ferroviario de Rodalies, que cruza en primera línea municipios del Maresme y del Baix Llobregat. Su recorrido, explica el documento, “será necesario trasladarlo a medio plazo”.
El profesor titular del Departamento de Geografía de la Universidad de Barcelona Jaume Font incide en esta idea: “Se ha construido mucho y se ha ocupado lugar inadecuados que están sometidos a riesgo”, dice Font. El geógrafo explica además que hoy por hoy los efectos climáticos por el calentamiento global con los que se hacen las proyecciones “están seguramente obsoletos y se tendrán que calcular con nuevos parámetros”. Es decir, que las cifras reales podrían ser todavía peores.
El consejo asesor del Govern sugiere en sus conclusiones que se elabore un plan de actuación para la restauración de la costa y otro que prevea “la reestructuración de la actividad turística teniendo en cuenta la carga del territorio” para poner freno así a la inmensa macha de cemento que durante décadas se ha extendido sin control frente al mar.