La sátira que no cesa
El teatro de la Biblioteca de Catalunya acoge a La Calòrica con su tragicomedia ‘Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I’
Han ganado premios y agotado entradas este año en el TNC y en el Poliorama con De què parlem mentre no parlem de tota aquesta merda; vienen de Manacor, donde han estado de bolos con Feísima… (suena feo, sí, pero ya nos entendemos); acaban de estrenar en Temporada Alta un particular montaje sobre Chéjov (Arbres, vodka i naus voladores); el 28 de octubre se instalaron en la Biblioteca de Catalunya (hasta el 21 de noviembre) con Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I y, justo después, llevan Fairfly a Madrid, donde en marzo, en el Centro Dramático Nacional, repescarán Las aves (Els ocells). La Calòrica no para.
Después de 10 años de trayectoria, con una sátira irreverente, una crítica feroz y divertida de la sociedad, esta compañía recuperó al año pasado (flirteando con el inicio de la pandemia) su primera obra, Feísima enfermedad… Y resulta que ese primer trabajo, que empezaron cuando eran estudiantes en un taller de una asignatura en el Institut del Teatre, ya llevaba impreso ese sello que han arrastrado con éxito durante 11 años, en obras como L’editto bulgaro, Sobre el fenomen de les feines de merda o La nau dels bojos. “La verdad es que la obra contenía todas las cosas que nos hacían gracia y muchas de las que hemos seguido contando en los años siguientes”, comenta Joan Yago, autor del texto.
“Estudiábamos a Shakespeare y queríamos hacer nuestra propia tragedia griega, nuestro Ricardo III”, explica Israel Solà, director de la obra. Yago añade: “Nos interesaba crear una historia negra y oscura, divertida y guarra, que mezclase historia con leyenda negra y ficción”. La obra habla del poder y del deseo de aferrarse a él, a través de la figura de Isabel la Católica. Ella y su esposo, Fernando el Católico, esperan la llegada de su hija Juana la Loca y de su marido, Felipe el Hermoso, para esclarecer el futuro de la Monarquía. “El marrón de la sucesión siempre hace buena comedia”, remarca Yago. “Y nos da pie a hablar, de paso, de una familia desestructurada…”. Todo ocurre en la cama de Isabel I: “Ya que la reina, enferma, no puede ir al trono, se trae el trono a su cama: allí gobierna, recibe al rey y al cardenal, folla, come, hace chantajes…”.
Escrita en verso y en un castellano antiguo, la obra fluye con musicalidad, cosa que agradecen los actores: “No solo entramos en los personajes desde la verdad de cada uno sino también desde la forma”, dice Xavier Francés, que interpreta a un Fernando el Católico “muy pelele, poco histórico, en este caso”. De hecho, Francés es tres cabezas más bajo que Aitor Galisteo-Rocher, que interpreta a la reina. “Es el elemento distorsionador que nos caracteriza como compañía”, explica Israel Solà. “Así, con un hombre como reina, dinamitamos la realidad de género y, de paso, me quito el problema de escoger entre Júlia Truyol [que no participa esta vez, por otros compromisos] o Carla Rovira para el papel”, añade, con humor.
Para su décimo aniversario, coproducida con el Lliure (“palabras mayores, nada que ver con el limitado montaje universitario”, dicen los calóricos), Feísima enfermedad… se ha reescrito, pero hasta un cierto punto: “Es una revisión desde nuestro yo de 2020, respetando toda la inocencia de nuestro yo de 2010 y aportando toda nuestra experiencia de ahora”, dice Yago. “Hemos afinado la mirada, simplemente”, reconoce Solà. “Por ejemplo, dejamos clara la relación tóxica entre Juana la Loca y Felipe el Hermoso, pero con simples pinceladas psicológicas sobre algún personaje”. La crítica social es evidente, pero no de una manera directa: “Els ocells, por ejemplo, era una crítica muy dura al liberalismo exacerbado y estaba llena de referencias a la actualidad, aquí no las hay, no hacemos referencias a elefantes para criticar a la Monarquía”.
Las lecturas, en cambio, se actualizan solas: “Isabel Díaz Ayuso dice que se identifica con Isabel I”, apunta Yago. “Pues aquí explicamos que sí, fue un mito de la Hispanidad, creó el Imperio, acabó la reconquista… pero también expulsó a los judíos y a los gitanos, por ejemplo, y, la verdad, nos basamos en hechos históricos, pero también en esa leyenda negra que se escribió fuera de España, sobre todo en Francia y en Flandes, que hablan del aspecto sucio de la reina, de esas costumbres… Si podemos escoger, nos quedamos con esa historia grotesca, mucho más divertida. ¡Y tanto!”
Ahora Oriol Broggi, director de La Perla 29, acoge a La Calòrica en su teatro, el de la Biblioteca de Catalunya, por una razón poderosa: “Es un espectáculo que nos hubiera gustado mucho hacer a nosotros”, revela Broggi, “así que aprovechando que vamos a estar con Hamlet en el Aribau, los acogemos encantados”. Igual o más encantados están los integrantes de La Calórica: “El espacio es maravilloso, poder montar la escenografía de esta obra aquí, con estas bóvedas sobre el lecho de Isabel la Católica…”.
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