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Hitler en la jaula de las locas: el público se lo pasó en grande en el estreno de ‘The producers’, la nueva aventura de Àngel Llàcer y su troupe

El espectáculo, lleno de guiños y humor disparatado, tiene muchos visos de ir a convertirse en el musical de la temporada

Àngel Llàcer, en el centro como Hitler, en el musical 'The Producers', en una imagen de la productora.
Àngel Llàcer, en el centro como Hitler, en el musical 'The Producers', en una imagen de la productora.
Jacinto Antón

El desaforado director con pluma Roger De Bacle (Àngel Llàcer), que encarna a un Hitler rosa, y la descerebrada actriz sueca Ulla (Mireia Portas) metida a interpretar a Eva Braun, fueron dos de los grandes triunfadores anoche, a tenor de las risas y los aplausos que cosecharon, en el estreno en el teatro Tívoli de Barcelona del musical en castellano The producers, la nueva aventura de Llàcer y su equipo habitual de colaboradores. Eso sin olvidar a los dos protagonistas del espectáculo, Armando Pita como Max Bialystock y Ricky Mata como Leopold Bloom, los productores pifias del título que gustaron mucho en sus papeles. También muy saludado el colombófilo y libretista nazi Franz Liebkind (José Luis Mosquera), con sus lederhosen bávaros, su casco de acero y su paloma que hace el saludo hitleriano.

La función de arranque oficial del montaje (adaptación de la célebre obra de Mel Brooks) fue una fiesta de principio a fin, con corte de calle, alfombra roja, photocall, banda de música en el exterior del teatro, muchas caras conocidas (pese a la coincidencia con la inauguración del bastante más sobrio Año Rodoreda en el Teatre Nacional de Cataluña, TNC, con el montaje de la nueva versión de La plaça del Diamant a cargo de Carlota Subirós) y la presencia de artistas como Josep Maria Flotats, Josep Maria Pou, Juanjo Puigcorbé, Abel Folk, Enric Majó o Gerard Quintana. Al cantante de Sopa de Cabra y al hombre del tiempo de TV3, Tomàs Molina, también en la platea, se les hizo salir al escenario durante la representación para participar en un cásting de broma a fin de elegir a un actor que hiciera de Hitler. Ambos demostraron mucho sentido del humor y maneras con el bigotito postizo.

Todos los números de The producers fueron saludados con aplausos y carcajadas por un público entregado que acabó puesto en pie al final de la representación (dos horas y media, con descanso). Al principio, de manera insólita, Llàcer se dirigió al público para presentar la función y bromeó con las invitaciones y el público de pago.

Si la obra original (película y musical de Brooks) ya era una gamberrada de tomo y lomo (la historia de unos productores de Broadway que, para quedarse con la inversión, deciden fracasar a propósito montando el peor, más absurdo y detestable musical de la historia: Flores a Hitler), Llàcer y su tropa la versionan echándole aún más salsa y pasándose de frenada una y otra vez. Hay momentos en que realmente parece que compitan con Bialystock y Bloom en su empeño de consumar una concienzuda astracanada. Pero la verdad es que el espectáculo resulta entretenido, que te ríes y que te vas a casa cantando alguna de las pegadizas canciones como Es posible o palmeándote el Der guten tag hop-clop, “la canción favorita de Hitler” —imagino que tras el Horst Wessel y el Tomorrow belongs to me (de otro musical con nazis, Cabaret)—. Especialmente divertida resulta, como queda dicho, la sueca Ulla de Mireia Portas (ganadora de un Max por Cantando bajo la lluvia), cuya falta de dominio del idioma y su continuo juego con el doble sentido propician momentos desopilantes.

Llàcer, que encanta a su público, se lo pasa en grande. Está suelto y a veces hasta desbocado. Y autorreferencial. Hay momentos en que The producers parece Hitler en la jaula de las locas. Y a menudo el actor sale del papel y es él mismo en el escenario.

La parte del espectáculo en que se representa Flores a Hitler, función dentro de la función, es una charlotada emplumada en la que se prescinde de cualquier asomo de sutileza. Desde luego, no queda ni sombra de duda de que se trata de una sátira de los nazis, no fuera alguien a pensar algo raro ante la profusión de esvásticas y brazos en alto, con los tiempos que corren. Todo y así (el nacionalsocialismo siempre tiene peligro) se escapa en el calentón de risas pardo alguna frase desafortunada como cuando Eva Braun le dice a Hitler “tienes que ayudarme con el horno, que nos estamos quedando sin gas”.

En general el nivel artístico de los intérpretes es muy decente (algo desgraciadamente infrecuente en muchos de los musicales que hemos visto últimamente en Barcelona). Como dice asombrado aquel personaje de los Monthy Python en Spamelot, “la gente de los musicales es extraordinaria: canta y baila, incluso al mismo tiempo”.

The producers echa andar con los mejores augurios y tiene muchos visos de irse a convertir en el musical de la temporada.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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