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La monumental Turandot de Espert vuelve a lo grande al Liceu

Bárbara Lluch, nieta de la actriz, encargada de la reposición, ha acordado con su abuela sacarle las “telarañas” a la puesta en escena de hace 25 años

Un momento del segundo acto de Turandot. En el centro, el trono de seis metros de altura. / LICEU
Un momento del segundo acto de Turandot. En el centro, el trono de seis metros de altura. / LICEULiceu
Àngels Piñol

Unas enormes columnas flanquean la Ciudad Prohibida y al fondo se ve una escultura monumental. Decenas de personas irrumpen en el escenario representando al pueblo de Pekín y pronto se adivina la magnitud de la colosal Turandot de Núria Espert que vuelve hoy al Liceu. Estrenada en 1999 para celebrar la reapertura del teatro tras el devastador incendio, la dirección la ha querido programar por cuarta vez para celebrar los 25 años de aquel acto. La última ópera de Giacomo Puccini y su eterna aria Nessun Dorma estará en cartel en el Teatro de La Rambla hasta el 16 de diciembre durante 15 funciones. Posiblemente, es una de las principales apuestas, si no la mayor y la que más recursos ha movilizado, del Liceo esta temporada.

“Es una producción mítica y querida. Es uno de los mejores Turandots posibles. Quien crea que ya la vivió hace 25 años que no se engañe: que vuelva porque vamos a volver a hacer historia”, afirma Víctor García del Moral, director general artístico del Liceo, quien alude al “gigantismo” y a la “intimidad” que combina esta historia ambientada en China. Entre 250 y 300 personas, entre músicos —hay una segunda orquesta fuera del foso—, cantantes, coros -participa el infantil del Orfeó Català y técnicos están involucrados en una función con un vestuario de película y, por ejemplo, un fastuoso trono del emperador de más de seis metros. Este Turandot reúne otra singularidad y es la de estar dirigida por dos mujeres, algo casi insólito en la ópera: la reposición la firma Bárbara Lluch, nieta de Espert, y la mexicana Alondra de La Parra dirige la orquesta. El elenco está protagonizado por la soprano rusa Elena Pankratova (Turandot) y los tenores Michael Fabiano y Martin Muehle (Calaf).

De izquierda a derecha, Alondra De La Parra, Elena Pankratova, Martin Muehle, Bárbara Lluch y Víctor García del Moral. / Liceu
De izquierda a derecha, Alondra De La Parra, Elena Pankratova, Martin Muehle, Bárbara Lluch y Víctor García del Moral. / Liceu

El Liceu encargó hace un año a Lluch que asumiera la reposición de esta ópera tan cercana para ella. La directora de escena tenía 22 años cuando su abuela la estaba preparando y recuerda haber visto en casa los bocetos del vestuario, de la escenografía y las discusiones del equipo sobre el final. “Ha sido una gozada encontrarme con esta ópera. No es un giro al pasado. Es muy valiente traer una apuesta tan tradicional. Ya no se hacen óperas así”, afirma Lluch, que venía de dirigir una puesta en escena contemporánea de La Regenta y que dice que con Turandot ha sido como si de repente se le apareciera “el universo Ben-Hur”. “Yo asumo esta reposición con un respeto absoluto. La escenografía es enorme. Es ópera en mayúsculas”, dice.

Unas 300 personas, entre músicos, coro y técnicos participan en el montaje de la ópera

Enfrascada en la gira de La isla de aire, Espert, de 88 años, no ha participado en los ensayos, aunque su nieta asegura que ha estado en contacto diario y que han consensuado quitarle “telarañas” a partes de la producción. “25 años son muchos en teatro”, afirma. Turandot cuenta la historia de una princesa cruel y despiadada que ordena la ejecución de todos los aspirantes a casarse con ella si no resuelven un triple acertijo. Calaf lo logra y en la versión que se estrenó en La Scala de Milán la historia acaba con final feliz. Puccini murió antes de finalizar la partitura y el músico Franco Alfano, designado para completarla, se decantó por aquel desenlace. A Espert no le convenció la súbita metamorfosis de la princesa de hielo e hizo que se suicidara.

“Mi abuela es muy feminista y tomó decisiones muy valientes. Hace 25 años no estábamos acostumbrados a cambiar finales. Yo quería matar a Calaf,pero al final me tragué el orgullo y después de muchas conversaciones, también con los solistas, hemos optado por el convencional. Pero ha sido idea de ella ¡lo juro! Y estoy muy contenta, la verdad”, cuenta Lluch. No solo eso: han retirado cosas del vestuario como pelucas “que chirrían” y eliminado el vestuario de unos personajes que iban con un “taparrabos” o “desnudos bajo un camisón”. “Hemos querido evitar cosas que distrajeran al público de la historia, la música, el libreto y de una propuesta tradicional”, dice. “Si en una reposición de Calixto Bieito, mi director preferidos, traes a gente desnuda, no te molesta. Pero aquí cada peluca, puntilla o cuello está pensando para reproducir el Pekín de la antigüedad”.

Una imagen de Turandot, en el centro de la imagen en un momento de la producción, / Liceu
Una imagen de Turandot, en el centro de la imagen en un momento de la producción, / Liceu

Con 15 Turandots en su carrera, Pankratova afirma que no importa el final que se elija porque lo trascendental es que sea “comprensible y entendible para la gente. “Y que conmueva”, dice la soprano que reveló que profundizó en su personaje a raíz de un Turandot que hizo en Valencia con Zubin Metha. “Es mi debut en el Liceo y lo único que me ayuda cuando oigo a personas hablar de Metha es que hubo un día en que él tampoco sabía nada y que hizo un debut”, revela la directora de orquesta, que admite que cuando aceptó el encargo confesó que apenas había escuchado grabaciones de Turandot.

La directora de orquesta mexicana Alondra de la Parra debuta este domingo en el Liceu

Consciente de que es una de las óperas más registradas, la mexicana optó por liberarse y estudiar la partitura, sentándose al piano, escuchando a los colegas y formarse una idea. “Vengo de una familia de cuentacuentos y esta maravilla de obra de arte me tiene hipnotizada musicalmente. He tratado de mantenerme cerca de Puccini, Me ha asombrado muchísimo lo cerca que estaba de Ravel, de Debussy y del jazz”. “La orquesta y el coro han sido unas sorpresas divinas”, subraya.

No estará Espert hoy en el estreno por sus compromisos teatrales. Pero sí apareció por sorpresa en el ensayo general del jueves —acudió a saludar a los cantantes— y cuando acabó la función salió de la platea, todavía a oscuras, discretamente, mientras el público aplaudía entusiasmado, acompañada de su nieta.

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