Dimite el director general de Medio Natural del Gobierno valenciano tras la muerte de 10 burros en un proyecto antincendios

El expediente abierto por la Consejería de Agricultura concluye que ha existido una negligencia

Uno de los burros que formaban parte el plan de limpieza de bosques para luchar contra los incendios forestales. La imagen fue compartida por la Generalitat valenciana en redes al comienzo de la iniciativa.

El director general del Medio Natural de la Generalitat valenciana, Benjamín Pérez, ha presentado su dimisión este martes tras la muerte de 10 burros que formaban parte de una brigada animal antincendios en Castellón. Así lo ha desvelado la consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, que ha aceptado la dimisión tras comprobar que ha existido una negligencia en la vigilancia de la iniciativa que ha derivado en la muerte de los animales. Los équidos presentaban mala nutrición, heridas y mordeduras de otros animales. Los 10 burros falleci...

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El director general del Medio Natural de la Generalitat valenciana, Benjamín Pérez, ha presentado su dimisión este martes tras la muerte de 10 burros que formaban parte de una brigada animal antincendios en Castellón. Así lo ha desvelado la consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, que ha aceptado la dimisión tras comprobar que ha existido una negligencia en la vigilancia de la iniciativa que ha derivado en la muerte de los animales. Los équidos presentaban mala nutrición, heridas y mordeduras de otros animales. Los 10 burros fallecidos formaban parte, junto a otros 40 ejemplares, de un proyecto para prevenir los incendios forestales mediante la ingesta de masa forestal y la creación de cortafuegos naturales. Los animales supervivientes fueron desalojados el 9 de octubre y están en los corrales de la ganadería de Juan Lebrián, en el distrito marítimo de Castellón, propietaria de los asnos.

El estrés por acoso es una de las causas que podría haber provocado la muerte de los animales que integraban una brigada animal antincendios en el parque natural del Desert de les Palmes de Castellón, según la “visión preliminar” aportada por el equipo de veterinarios remitido por el Gobierno valenciano para esclarecer los hechos. Así lo han confirmado fuentes de la Consejería de Agricultura, que abrió un expediente informativo “para analizar lo ocurrido y acotar responsabilidades, si las hay”. La consejera ha anunciado que han presentado una denuncia ante la Guardia Civil ante los indicios de que ha sido una acción humana la que ha provocado el acoso y el estrés en los animales. Además, la consejería cuenta con una nota anónima en la que se amenaza a los animales por el ruido y las molestias que causaban a los vecinos durante la noche.

También se ha abierto expediente al director-conservador del Parc Natural del Desert de les Palmes porque “no ha habido buena tutela del proyecto”, según ha dicho Mollà. “Esto era digno de ampliar el foco de intervención y elevar correctamente e implicar a veterinarios y autoridades”, ha señalado la consejera, que ha pedido su comparecencia voluntaria en las Cortes valencianas para explicar lo ocurrido.

Fue a principios del pasado agosto cuando, a petición del citado ganadero, se solicitó autorización para que 50 burros pudieran participar en el programa de limpieza de montes ideado por la consejería para reducir el riesgo de incendios en los montes valencianos. La dirección del parque natural castellonense consideró que podría ser “una experiencia positiva” y trasladó la solicitud de permisos a la dirección general de Medio Ambiente, que dio luz verde a la ubicación de medio centenar de asnos en una parcela privada del Desert de les Palmes, según la consejería. Las mismas fuentes inciden en el buen funcionamiento que han tenido proyectos similares implementados en otros lugares de España y Europa: estos animales, al alimentarse, eliminan vegetación combustible de los bosques y contribuyen a prevenir la aparición de incendios forestales.

En apenas dos meses, a principios de octubre, llegaron a la consejería las primeras noticias sobre el mal estado físico de los burros. Fue entonces cuando se instó al ganadero a que los retirara de la parcela y concluyera el proyecto. “Lo hicimos tan pronto como tenemos conocimiento de la dirección general de Medio Ambiente de que la experiencia no está funcionando y del estado que presentan algunos de los animales”, sostienen en Agricultura.

Hace una semana, el departamento que dirige Mireia Mollà abrió expediente informativo para esclarecer lo ocurrido. En el marco de esta investigación, veterinarios de la consejería se trasladaron el pasado viernes hasta los corrales de la ganadería para tomar muestras y hacer pruebas con cultivos. A la espera de los resultados, “una visión preliminar de los veterinarios no descarta que los animales hayan sufrido estrés por acoso” y que este pueda ser uno de los múltiples factores que estarían detrás del fatal desenlace. Las mismas fuentes señalan que la hipótesis de los expertos coincidiría con la versión dada por el propio ganadero, “que había advertido ya del estado de nervios de los animales, del grado de dispersión poco habitual que presentaban y de las mordidas de perro que algunos tenían en las patas”, sostienen fuentes de Agricultura.

Los resultados se conocerán en unos días, según la consejería, que incide en lo “poco usual” de lo ocurrido, “ya que es extraño una incidencia así en tan poco margen de tiempo, y es lo que se intenta averiguar ahora”.

El Grupo para el Estudio y la Conservación de los Espacios Naturales (GECEN), por su parte, ha denunciado la inacción de la Administración, ya que “las muertes han sido progresivas y escalonadas, espaciadas en días o semanas”. El colectivo cree que no han controlado ni actuado correctamente y lamenta que la dirección del parque no supervisara el terreno y no actuara “con un mínimo de responsabilidad y sentido común”.

Este colectivo recuerda, según la agencia Efe, que se barajan diferentes hipótesis de la muerte de estos animales, como la falta de alimento —al no contar la zona con suficiente vegetación apta para ellos—, la carencia de un refugio para pasar las noches, un envenenamiento, la suelta de perros o el ataque de animales salvajes. Los responsables de GECEN han aclarado que no están en contra de este tipo de proyectos, sino de actitudes “próximas a la negligencia”, pues se debería de haber actuado, señalan, tras la primera o la segunda muerte.

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