Vicent Llimerá, director del Palau de la Música: “Al melómano valenciano le encanta Mahler”
El responsable del auditorio, que vuelve a superar el millar de abonados tras cuatro años cerrado, repasa los hitos de la nueva temporada
Vicent Llimerá se ha volcado en las tareas de gestión del Palau de la Música de Valencia, que dirige desde el pasado año, pero no se olvida de su oboe. “En el coche llevo una lengüeta y un caña y voy haciendo ejercicios para no perder la musculatura”, comenta sobre el instrumento que “más se asemeja a la voz humana” sobre el que ha girado su vida profesional. Siendo un niño se quedó “impactado” al ver una actuación del solista de la Filarmónica de Berlín en un concierto retransmitido por TVE y acabó yendo a la ciudad alemana en 1984 para estudiar con él. Esa formación o aquel ensayo que le permitió escuchar casi en la intimidad a la violinista Anne-Sophie Mutter dirigida por Von Karajan interpretando a Bach, le marcaron profesional y emocionalmente.
Los gustos, no obstante, de este catedrático de oboe del Conservatorio Superior de Música Joaquín Rodrigo, de 61, años, son muy eclécticos, en consonancia con el repertorio barroco o romántico que ha interpretado como solista en orquestas como la Nacional, la de Valencia o la de Les Arts, o con las obras contemporáneas que ha estrenado con el Grup Instrumental. “También me gusta Morricone y no me molesta interpretarla”, responde en referencia a la famosa canción del oboe de Gabriel de la película La misión. Pretende trasladar ese eclecticismo a la programación de un Palau, en el que ya actuó el año de su apertura, en 1987.
El auditorio ha vuelto a superar el millar de abonados, tras cuatro años cerrados por una polémica reforma. “Su público está cambiando. Antes del cierre por las obras [en julio de 2019] y de la pandemia del coronavirus tenía una edad media elevada. Por desgracia, muchos nos dejaron por culpa del virus. Ahora estamos experimentando un cambio generacional, con un público joven, respetuoso, formado”, comenta este músico nacido en Benaguasil, pero criado en Llíria, que reconoce su sintonía con la alcaldesa de Valencia, María José Català, del PP, que lo nombró, y a la que le unió “indirectamente” el oboe. “La conocí a través de Manolo Tomás. Ella era su alumna”, señala Llimerá que también fue director del Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas cuando Catalá lo reclutó siendo consejera de Educación y Cultura. En esa etapa política previa a la alcaldía, Tomás ya ejerció como su hombre de confianza. Ahora es el coordinador de Estrategias, Estudios y Proyectos del Ayuntamiento.
“Al melómano valenciano le encantan Mahler, Beethoven, los grandes oratorios y también los ciclos de piano”, apunta Llimerá sobre el perfil del público. Hay mucha afición en Valencia, porcentualmente más que en Barcelona y Madrid. Sostiene que la convivencia del Palau de les Arts y el de la Música lo demuestra. y pone un ejemplo: “El año pasado programamos la quinta de Mahler primero en concierto de abono y luego en uno extraordinario, y también se llenó y eso que este coincidió con el estreno de una ópera en Les Arts, en el que tampoco había entradas”.
De la nueva temporada, destaca el próximo concierto de Día de la Comunitat, del 5 de octubre, con la Novena, de Beethoven, interpretada por la Orquesta de Valencia, su director titular, Alexander Liebreich, y el coro de la Bayerischen, y con la Fantasía para un gentilhombre para flauta y orquesta, de Joaquín Rodrigo. También pondera el programa de la orquesta titular, el concierto dirigido por Teodor Currentzis con la Quinta de Shostakóvich, las visitas de grandes orquestas de Munich, Londres o Helsinki, o la integral de Schumann dirigida por Daniele Gatti, con la Sächsische Staatskapelle de Dresde, una de las formaciones más antiguas de Europa.
Estudioso de la música, Llimerá explica que el actual modelo de las bandas valencianas de música se remonta a principios del siglo XIX: “El modelo viene de las bandas militares francesas que llegan a España con la ocupación francesa y se adopta primero a nivel militar y luego ya por la sociedad civil”. Un modelo que se arraigó en la Comunidad Valenciana de tal manera que las sociedades musicales se convirtieron uno de sus rasgos identitarios.
Como otros tantos miles de músicos de viento, Llimerá empezó en una banda, siendo niño, en la Primitiva de Llíria, con 205 años de historia. “Cuando entré de niño fue un descubrimiento total. Entonces no había redes sociales, apenas dos cadenas de televisión. La banda fue el punto de encuentro social, con mis amigos, con la música, sin la cual la cual la vida sería muy aburrida”. Su mujer, sin embargo, es aficionada a la otra gran banda de Llíria, la Unió, con la que mantiene una rivalidad histórica. “Se dice que la Unió es la mejor banda del mundo y yo añado que la Primitiva es la mejor de Llíria”, bromea.