El último autobús del frío: “En la calle nos multan, ¿no?”
Los albergues de invierno estarán abiertos las 24 horas y se amplían hasta mayo
“Mira qué mierda de país”, se queja mirando a su alrededor José Manuel de la Calva, de 64 años. Es martes por la noche delante de la estación de Atocha. Apoyado en una muleta y rodeado de maletas, este ex legionario que sirvió tres años en el Sáhara Occidental vive indignado. A su alrededor, unas 150 personas de un buen puñado de nacionalidades se agolpan para subir a uno de los autobuses municipales de la campaña de frío para personas sin hogar.
No hay distancia de seguridad y apenas tres personas llevan mascarilla. Uno es De la Calva, que intercambia impresiones de lo mal que está la ...
“Mira qué mierda de país”, se queja mirando a su alrededor José Manuel de la Calva, de 64 años. Es martes por la noche delante de la estación de Atocha. Apoyado en una muleta y rodeado de maletas, este ex legionario que sirvió tres años en el Sáhara Occidental vive indignado. A su alrededor, unas 150 personas de un buen puñado de nacionalidades se agolpan para subir a uno de los autobuses municipales de la campaña de frío para personas sin hogar.
No hay distancia de seguridad y apenas tres personas llevan mascarilla. Uno es De la Calva, que intercambia impresiones de lo mal que está la cosa con un palestino que lleva décadas en España. “Habla cinco idiomas. Es un hombre con cultura aunque viva en la calle, tío”, argumenta el ex militar abriendo su boca de un solo diente. “Y estoy loco por quitármelo”.
Vigila sin intervenir una veintena de agentes de la Policía Municipal. Bregadas en la faena, varias empleadas del Samur Social trabajan cubiertas con mascarillas. En todo momento las distancias son estrechas y están rodeadas por personas angustiadas que no saben si tendrán plaza en el autobús. El destino es alguno de los albergues donde pasan la noche. A primera hora de la mañana son devueltos al centro de la ciudad.
La escena se repite cada día en los meses mas fríos del año. Pero el estado de alarma ha llevado al Ayuntamiento a ampliar la estancia de esos albergues. Desde ahora son de 24 horas. La campaña de frío, con 479 plazas disponibles, se ampliará dos meses y en vez de acabar el 31 de marzo lo hará el 31 de mayo. Por eso la aglomeración de personas en torno al autobús en Atocha fue la última de esta temporada.
“En la calle nos multan, ¿no?”, se preguntaba Jesús, de 44 años, junto a su pareja y un amigo. Llevaban todo el día deambulando por Madrid porque la Policía los habían echado del aeropuerto para que se fueran al nuevo albergue de Ifema, que no abre hasta este jueves. “Nos engañaron”. Para rematar la faena, les dijeron que no hay plazas para ellos en la campaña de frío. Jesús abrazó a su pareja que, con lágrimas en los ojos, se había sentado en el bordillo de la acera. Instantes después emprendieron con sus maletas de nuevo el viaje a ningún sitio.
El Ayuntamiento ha ampliado su red de asistencia a los más necesitados por el coronavirus y el estado de alarma. La idea es que aquellos que presentan síntomas y puedan estar contagiados por el Covid-19 no convivan con aquellos que están sanos, algo que hasta ahora no estaba ocurriendo. Para eso, se ha habilitado el albergue de Villa de Vallecas donde, a principios de año se instalaron módulos para familias solicitantes de asilo. También el centro de acogida Juan Luis Vives de Vicálvaro. En la capital habitan cerca de 2.800 personas sin hogar.
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