“Hay mucho cine español perdido y olvidado”
El compositor Juan José Solana Gutiérrez es presidente de la Fundación SGAE, encargada de gestionar los cines Berlanga
Cuando Juan José Solana Gutiérrez (Madrid, 63 años) ve una película clásica ambientada en Madrid, desconecta, seducido por las imágenes, puede llegar a perder el hilo argumental. Solana es un cinéfilo “empedernido”, docente y orquestador de docenas de proyectos y compositor de bandas sonoras como Tabarka (1996) o Maestros (2000). Un tipo cabal, tranquilo y reflexivo que preside la Fundación SGAE, organismo que gestiona el cine Berlanga (Andrés Mellado, 53), bautizada en homenaje al director y guionista valenciano. Una sala dedicada al apoyo y promoción de autores nacionales e iberoamericanos desde el madrileño barrio de Gaztambide. Un espacio que, a punto de cumplir diez años, empieza a dar pasos hacia la nueva normalidad tras la pandemia de coronavirus.
¿Cómo se han readaptado los cines Berlanga?
Cumpliendo con las normativas sanitarias y reduciendo el aforo a la mitad. Por suerte no es una sala con grandes pretensiones económicas. Volvimos con un ciclo titulado Con nuestro cine de películas que estuvieron nominadas en los premios Goya y Gaudí. Hemos tenido una gran acogida.
El año que viene cumplen 10 años. ¿Qué valoración hace desde la apertura?
Empezamos con 11.000 espectadores anuales y ahora rondamos los 43.000. Ofrecemos una cartelera de vanguardia pero con elementos familiares, con características de cine de barrio. La mitad de nuestros espectadores es gente del barrio y la otra mitad de fuera.
En Madrid ya hay cines con butacas reclinables desde donde puedes llamar al camarero y pedir una perrito caliente.
El cine no es más que una sala aislada en la oscuridad y una pantalla que consigue que te sumerjas en un mundo surrealista donde te lo crees todo. Esa es la magia y no necesito más. Aunque el 3D me parece fascinante.
¿Qué tipo de películas le gustan?
Soy un cinéfilo empedernido. Me gustan mucho las cintas antiguas, por nostalgia de otras épocas y por conocer datos, que el cine te ofrece de manera casi infinita. No le hago ascos a nada y pienso que cualquier persona que le guste debería de sentirlo así y disfrutarlo en su enorme abanico de posibilidades.
¿Tiempos pasados fueron mejores?
Para nada; ni pasados, ni próximos. Siempre habrá música y cine, que es una herramienta maravillosa para transmitir. El cine seguirá existiendo y los directores están trabajando para plataformas como Netflix o Amazon porque lo que quieren es llegar al público.
Decía Martin Scorsese que las películas de superhéroes no son cine.
Que me perdone Scorsese, pero disiento. Todo lo que se proyecta es cine. Luego podrás poner otras etiquetas, como que te gusta más o menos, o que te parezca mejor o peor. Pero es muy difícil poner unas líneas rojas. Siempre que haya público y quiera verlo estarás haciendo cine.
Pero es un estilo que seduce mucho al público más joven...
Los jóvenes quieren más acción. A mi hija le pongo cine más clásico y me dice: “Cuánto tardan en pasar las cosas”. Ahora las películas van muy rápido, son más ágiles, más veloces. Y esto no tiene que ver con las temáticas. El cine actual es bastante distinto al de hace una década.
¿Cómo de sano está el cine español?
Está alcanzando un nivel que no tiene nada que envidiar al de otros países. Además tenemos una especie de marca España difícil de definir y que quizás solo percibamos nosotros. He visto cine actual con amigos extranjeros y les parece interesante. Hemos sido muy buenos en comedia, pero en otros temas estamos consiguiendo excelentes resultados.
Sin embargo cuesta saldar el estigma de mala calidad.
Somos un país muy cainita. Somos Duelo a Garrotazos, de Goya. Ese dicho de que nadie es profeta en su tierra aquí se lleva al extremo. También hay un tinte político: los autores se han significado políticamente en algún momento y eso, dado el devenir político del país, no ha sido muy afortunado. Salvando esas cuestiones, creo que nos gusta nuestro cine.
¿Hay muchos directores españoles de otras épocas por conocer?
Hay mucho cine perdido y olvidado. Hay mucho por rescatar para la memoria colectiva, para que lo conozcan las nuevas generaciones. Porque el cine es un reflejo de una época y la juventud no lo conoce ni le da el aprecio que se merece.
¿Por ejemplo?
Pedro Masó, que está defenestrado porque parece que hizo mucho cine comercial. O Mario Camus. Hace poco vi Los pájaros de Baden-Baden y me pareció maravillosa.
Últimamente se estila meterle tijera a películas que ahora se consideran ofensivas.
No soy partidario y lo veo como un gran error. La censura de lo políticamente correcto me parece peligrosa porque así terminaremos en la quema de libros. Si en ese momento no se consideraba incorrecto habría que analizar por qué.
¿Trabajar en la SGAE continúa siendo deporte de riesgo?
Un poco. Tenemos ese estigma de que estamos cobrando por algo que el público preferiría que fuera gratis. Siempre estamos en el punto de mira. También es cierto que hemos tenido escasa ayuda de los organismos públicos. Parece que tenemos mejor sintonía con el Ministerio de Cultura y con ello esperamos una mejor comprensión de la opinión pública. Pero es como intentar que el Ministerio de Hacienda tenga buena imagen.
Un cine con más de 70 años de historia
La Fundación SGAE recuperó en 2010 el antiguo cine California, cuyo origen data de 1948. La sala llevaba cerrada desde finales de los noventa y el arquitecto Santiago Fajardo se encargó de rehabilitar el espacio de 918 metros cuadrados. Luis García Berlanga, director de obras imprescindibles del cine español como 'El Verdugo', 'Bienvenido Mr. Marshall' o 'Plácido', acudió entonces a la reinaguración del espacio, que cuenta con 231 butacas y que programa cine español cine español, iberoamericano, europeo y el cine de autor.
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