De teloneros

Madrid vuelve a ser un festival de música, política, mentideros… y de lo cotidiano

El escenario del Tomavistas Extra en el Parque Tierno GalvánAntonio Ruiz Valdivia

“Yo muero de amor, cada vez que me miras muero de amor, y hasta cuando me esquivas muero de amor”. La voz de La Bien Querida retumba por las esquinas del parque Enrique Tierno Galván. Reverbera en la cúpula del planetario y estalla al otro lado en las vías del tren. Ese Madrid de vallas y estaciones llenas de graffitis que hacen de heridas y de costuras a la vez. En el que los vecinos escuchan de lejos cuando llegan Jota y Diego Ibáñez.

Tiene el parque ese punto entre colina nórdica y praderilla con viso...

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“Yo muero de amor, cada vez que me miras muero de amor, y hasta cuando me esquivas muero de amor”. La voz de La Bien Querida retumba por las esquinas del parque Enrique Tierno Galván. Reverbera en la cúpula del planetario y estalla al otro lado en las vías del tren. Ese Madrid de vallas y estaciones llenas de graffitis que hacen de heridas y de costuras a la vez. En el que los vecinos escuchan de lejos cuando llegan Jota y Diego Ibáñez.

Tiene el parque ese punto entre colina nórdica y praderilla con visos goyescos de nuevo cuño, que da la bienvenida o el adiós según uno enfile Madrid. Y bien rodeada de nuevas urbanizaciones y de edificios para lucimiento de arquitectos, pero todavía salpicados de descampados. Fiestas de la grúa. Renace la vida de festival en mitad con el Tomavistas (eso sí, todavía sentaditos). Pero, qué gusto escuchar al aire libre los zumbidos de Triángulo de Amor Bizarro, los desparrames de The Parrots y los aullidos sureños de Califato 3 / 4.

Hana Jalloul se hace con la Asamblea, vigilada de cerca por Juan Lobato, y Mercedes González despunta desde la calle de Miguel Ángel

Lo que tiene el “viejo profesor” patas arriba estos días es al PSOE madrileño, que busca su reconstrucción. Horas de gestora y de intentar empezar a consolidar liderazgos para dentro de dos años. Entre sorpassos y ‘ayusers’. Por el momento, en la carrera hay varios nombres de puños y rosas. Hana Jalloul se hace con la Asamblea, vigilada de cerca por Juan Lobato, y Mercedes González despunta desde la calle de Miguel Ángel. La discusión a lo Pimpinela con el alcalde de la delegada del Gobierno ha sido el único chute que han tenido los socialistas en estos tiempos. El festival final será en otoño para elegir cabeza de cartel. Y en el PP se van apagando las luces de la fiesta con una resaca para largo por el control del partido. ¡Pío García Escudero le ha puesto una vela a la eternidad en la gestora! Por debajo, la lucha entre Teodoro García Egea y Miguel Ángel Rodríguez. Esto promete, no hay agua para todos. Con los mentideros de la villa a todo funcionar sobre el futuro Gobierno regional: David Pérez va a la baja.

“¡Y vivan los barrios!” Gritan desde el escenario los Vera Fauna. Pues eso, a decirlo con fuerza y a pleno pulmón. Malasaña está triste porque cierra este domingo el Horno Diadema, que lleva décadas poniendo azúcar a sus esquinas. Maria Luisa se jubila y el alquiler sube y sube. El pequeño comercio se desangra por las calles del centro, y nadie hace nada. Esos héroes de nuestras manzanas que hacen que siga la vida mientras los engullen grandes cadenas y pisos turísticos. Esa red de esfuerzo para que la villa no pierda su alma, su “hola”, su destino, su cariño de vecino, su historia de escalera, su sueño de corrala, su “mañana te veo”, su cola del pan, su charla en la plaza, su turno en el mercado, su festival de lo cotidiano. Escuchen, siempre, a los teloneros.

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