Empieza el espectáculo de la floración de los almendros en la Quinta de los Molinos de Madrid
Se espera que el pico de la eclosión se produzca en torno al día 24 de febrero y dura aproximadamente 13 días
La ciudad japonesa de Kioto tiene sus 500 cerezos del paseo del filósofo; el valle del Jerte (Cáceres), un millón y medio. Brihuega (Guadalajara), 10.000 hectáreas de campos de lavanda y Madrid, 1.500 almendros en el parque de la Quinta de Los Molinos. El instagrameable espectáculo de la primavera, al que peregrinan cada año cientos y cientos de lugareños y turistas móviles en mano, ya está servido esta temporada en la capital.
Pero empecemos desde el principio, ya que muchos madrileños desconocen la joya de la Quinta por completo, a pesar de su creciente popularidad primaveral. Situado en la calle Alcalá 527 (al este de la capital, en el distrito San Blas/Canillejas) este romántico jardín de olivos, pinos y eucaliptos (y, claro está, almendros) era el sitio de recreo del arquitecto e ingeniero César Cort Botí, que empezó a adquirir terrenos en 1920 y cuyos herederos los donaron al Ayuntamiento en 1982. Tiene 25 hectáreas, alberga un palacete entre la Secesión y el racionalismo con toques regionalistas, la primera pista de tenis sobre hierba de la capital y un lago. Abre de 6.30 a 22.00 y tiene cinco accesos. ¿Y lo de los molinos? Hay dos y los trajo Cort de Michigan para extraer agua de los pozos.
“Cort Botí fue comprando distintos almendros a lo largo de los años y, de los que vemos ahora, algunos tienen 80 años y otros están recién plantados”, cuenta Gilberto Segovia, el ingeniero agrónomo que vela por los ejemplares de la Quinta desde hace ocho años. Son, sobre todo, de las variedades marcona, con flor rosa, y largueta, blanca ―la favorita de los coleópteros― y en su mayoría clones “genéticamente iguales”, ya que se multiplican por injerto. “Como Cort era alicantino, pensamos que eran de allí, pero no lo sabemos a ciencia cierta”, comenta Segovia. Se trata de un cultivo de secano, así que solo se riegan los de nueva plantación y, “de forma anecdótica y manual”, alguna vez en verano si está siendo muy duro.
¿Y no es un poco pronto para que florezcan? El Prunus dulcis, un árbol de la familia de las rosáceas, anuncia la llegada de la primavera al ser uno de los primeros en despuntar. Tras él, lo harán el ciruelo, el albaricoquero, el cerezo y el melocotonero. Dependiendo de la variedad y de la zona donde esté plantado el almendro, no es raro que su floración empiece en invierno, pero no tan en invierno. En el Retiro había ya almendros en flor el 1 de febrero.
Terminamos la semana con algunas fotos de nuestros preciosos almendros en flor 😍
— Espacio Abierto Quinta de los Molinos (@EspacioQM) February 13, 2022
¡Vaya regalazo de la naturaleza! 🌸#ComunidadQuinta #FelizDomingo pic.twitter.com/t2Bxeaw09X
En estos ocho años, Segovia ha visto variaciones en la floración dependiendo de cómo fueran los inviernos, aunque se muestra convencido de que, de tener cifras, estas apuntarían “a una tendencia al adelanto en el cómputo de los últimos 50 años”. “Este año el 9 de febrero ya habían empezado a florecer en torno al 5% de los árboles, había que buscarlos, pero los había”, cuenta. Eran “ejemplares adelantados, no los clones mayoritarios”. Este jueves 18, “la floración va fenomenal, está preciosa la Quinta”, aunque “todavía hay mucha flor por abrir, incluso algunos árboles aún no han abierto ninguna”.
A juicio del ingeniero, esta temporada “van con un par de semanas de adelanto, lo que es una barbaridad” y la causa es que “el invierno ha sido de risa, ha pasado de largo”. “Los almendros necesitan acumular una serie de calor en sus baterías, ya que la floración, como cualquier actividad biológica, requiere energía. Si hace más calor, cumple las etapas antes, si hace menos, se ralentiza”, explica el ingeniero.
Como consecuencia de este adelanto, Segovia está notando en los más precoces una floración más pobre, con un tamaño más pequeño de la flor. El ingeniero calcula que el pico, que debería haberse producido entre la última semana de febrero y la primera de marzo, llegará este año en torno al 23 de febrero, aunque no descarta que pueda ser incluso a finales de esta semana. La eclosión es corta, dura “aproximadamente 13 días”, por lo que hay que ir ya a la Quinta si se quiere ver. En total, hay 2.184 ejemplares de almendro censados en la capital, y el resto se encuentran en la Casa de Campo, Madrid Río, el Real Jardín Botánico, el Parque Juan Carlos I, el Parque del Capricho o El Retiro.
Por su parte, el meteorólogo Javier Cano, jefe de la Oficina Meteorológica de Defensa de Getafe y que lleva 40 años anotando en los mismos puntos de del centro y el sur de la capital el dato preciso de la eclosión de las flores, certifica que este año los primeros almendros en flor se observaron en Madrid incluso antes, el 29 de enero. “Como lo normal es el 7 de febrero, se ha producido nueve días antes. El año pasado se adelantó 11 días, a pesar de los efectos adversos de Filomena”, detalla Cano. De los últimos 12 años, en cinco ha sido muy temprana y en otros dos, temprana, con adelantos de hasta 22 días en 2016 y 2017.
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