La Fiscalía abre un expediente para determinar si la mujer en silla de ruedas a la que quieren expulsar de una residencia de Madrid tiene razón
La residente de 60 años, en silla de ruedas, había protestado a la dirección del centro por las carencias y tratos dados a personas muy vulnerables
La Fiscalía ha abierto un expediente gubernativo a una residencia de mayores en el pequeño municipio madrileño de Cadalso de los Vidrios, 77 kilómetros al suroeste de la capital, por haber ordenado la expulsión de una residente alegando que se había roto la relación de confianza con ella. La mujer de 60 años y en silla de ruedas había salido en defensa de personas muy frágiles en el centro que, según ...
La Fiscalía ha abierto un expediente gubernativo a una residencia de mayores en el pequeño municipio madrileño de Cadalso de los Vidrios, 77 kilómetros al suroeste de la capital, por haber ordenado la expulsión de una residente alegando que se había roto la relación de confianza con ella. La mujer de 60 años y en silla de ruedas había salido en defensa de personas muy frágiles en el centro que, según su testimonio, habían sufrido malos tratos. Como contó EL PAÍS, la residencia le dio dos semanas para desalojar su habitación, pero ella desafió la orden y buscó ayuda de una asociación de defensa de derechos, Pladigmare, que ha pedido a la Comunidad de Madrid una sanción al centro.
La Fiscal Jefe del área de Móstoles, Ana María Martín-Forero, tomó la decisión de abrir el expediente a instancias de la Unidad Coordinadora de Personas con Discapacidad y Mayores de la Fiscalía General del Estado, que tuvo conocimiento de los hechos a partir del artículo que publicó hace dos semanas EL PAÍS. Martín-Forero ha informado a este periódico a través de una nota de que ha designado para su instrucción a una fiscal investigadora.
La mujer, que pidió ser identificada como María V., sigue en la residencia, que tiene 133 plazas y se llama Maravillas. Ya ha sido entrevistada por la fiscal, que se reunió la semana pasada con ella en la residencia durante aproximadamente una hora. Según cuenta María V., ha seguido haciendo vida normal en el centro, aunque dice que parte de la plantilla no le dirige la palabra. La mujer entró en el hogar de mayores en junio pasado y dice que sus problemas comenzaron después de reportar a los encargados del centro varios incidentes de malos tratos que sufrieron personas en estado de salud muy delicado. La residencia le entregó la orden de expulsión el 25 de enero y debía haber abandonado el lugar el 8 de febrero. En un audio que grabó ella, se escucha cómo los dueños de la residencia reconocen que no la están acusando de nada y que han decidido echarla porque no se fían de ella: “Creo que es evidente que la relación de confianza que puede haber aquí a día de hoy entre nosotros, contigo, es inexistente”.
Ella dice contar con el respaldo de residentes y familiares, así como de otros vecinos de Cadalso de los Vidrios. Ha presentado una denuncia ante la Guardia Civil por los malos tratos a otros residentes y por las coacciones contra ella. “Hay mucha gente que lo pasa mal en esta residencia y debe saberse”.
La residencia defiende su inocencia y acusa a la mujer de haber tratado despectivamente a los empleados y de difundir información negativa a familiares y terceros. Pero Pladigmare cree que el caso es un ejemplo más de residencia que se deshace de residentes “incómodos” por su lucidez. Su presidente, Miguel Vázquez, denuncia que muchas residencias de mayores prefieren evitar que haya testigos de su mala praxis. Su asociación lleva años peleando para que las residencias cuenten con consejos de familiares y residentes que actúen como defensores de los derechos de los residentes, que en la mayor parte de los casos son personas dependientes sin capacidad para defenderse por sí mismos.
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