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Rollos de canela

La masa de los clásicos 'cinnamon rolls' es versátil. Con ella podremos preparar otros desayunos o meriendas con rellenos dulces y salados: pruébala una vez y empieza a pensar tu combinación favorita.

Rosquitos de amor
Rosquitos de amorCRISTINA OJEDA

Os presentamos uno de los secretos mejor guardados del mundo de la panadería: una masa que vale para hacer unos bollos de canela esponjosos y jugosos, pero que con unos pequeños ajustes puede recoger infinidad de rellenos, tanto salados como dulces. Si os queréis aplicar un poco más, podéis decorarlos al estilo americano con una glasa de azúcar y leche: de ahí al petarlo en las redes sociales sólo hay un paso, estos bollos nunca habían estado tan de moda como ahora.

Para hacer los bollos salados, simplemente hay que quitar la canela que va en la masa y todo lo demás se queda igual: el pequeño toque dulce de la masa se lleva de maravilla con los rellenos salados. Entre la infinidad de rellenos salados posibles se encuentran la sobrasada, los tomates secos, queso rallado, una olivada o cualquier otra combinación untuosa o que gratine: el límite será vuestra imaginación y el gusto de vuestros comensales.

Ingredientes

Para unos 12 bollos

  • 930 g de harina panificable
  • 120 g de huevo
  • 390 g de agua
  • 186 g de azúcar
  • 18 g de sal
  • 37 g de levadura fresca de panadería
  • 5 g de leche en polvo
  • 3 g de canela
  • 280 g de mantequilla

Para el relleno

  • 250 g de mantequilla
  • 250 g de azúcar moreno
  • 30 g de canela en polvo

Instrucciones

1.
Mezclar todos los ingredientes de la masa salvo la mantequilla y el azúcar. Utilizar un bol grande, que permita manipular la masa cómodamente. Cuando no queden partes secas en la harina, tapar el recipiente y dejar reposar unos 15 minutos. Si no tenemos báscula de precisión, podemos calcular que los 3 g de canela equivalen aproximadamente a una cucharada sopera rasa. Si quieres hacer bollos con relleno salado, omite la canela.
2.
Con la mano dominante mojada, darle unos cuantos pliegues a la masa, girando el bol con la otra mano. Cuando se note que el gluten pone resistencia volver a dejar en reposo, tapado, otros 15 minutos.
3.
Añadir el azúcar poco a poco, al menos en tres pasos, mientras se siguen haciendo pliegues con la mano. En un principio la masa parecerá muy dura, pero el azúcar y la mantequilla harán que su consistencia sea más suave. Seguir mezclando hasta que el azúcar se haya absorbido del todo, y luego dejar reposar otros 10 o 15 minutos.
4.
Añadir la mantequilla en trozos pequeños y continúa plegando la masa. Al principio notaremos que la masa se separa por acción de la grasa, pero al cabo de unos minutos volverá a tomar la consistencia adecuada.
5.
Colocar la masa en un recipiente aceitado, tapar y dejarla en la nevera desde un par de horas hasta todo un día. El frío retrasará la fermentación, y además hará que sea más fácil de formar.
6.
Al ir a formar los bollos, retirar la masa de la nevera y dejarla a temperatura ambiente durante media hora para que se atempere. Mientras tanto se puede preparar el relleno: solo hay que mezcla todos los ingredientes a temperatura ambiente y reserva.
7.
Estirar la masa sobre la mesa ligeramente enharinada. Con la ayuda de un rodillo, haciendo movimientos largos e intentando hacer presión de manera uniforme. Lo ideal es que el resultado sea un rectángulo con unos 5 mm. de grosor.
8.
Unta el relleno con una espátula por toda la masa, dejando una franja de 1 cm aproximadamente sin relleno en el borde, que servirá para unir el rulo.
9.
Enrolla la masa en un gran rulo, terminando en el extremo que has dejado sin relleno. No es necesario hacer presión, simplemente acompañar la masa mientras se envuelves sobre sí misma.
10.
Cortar piezas de 2 cm de grosor, ya sea con un cuchillo afilado o con una rasqueta de metal. Colocarlos con suficiente separación sobre una bandeja con papel de horno y dejarlos en un lugar templado para que fermenten, hasta que hayan crecido un poco y se noten frágiles al tocarlos.
11.
Hornear a 180º durante 10 o 12 minutos, o hasta que tengan un color ligeramente dorado y enfriar sobre una rejilla.

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