El pacto de Enrique y Meghan: pagar su casa de Windsor mientras Carlos les subvenciona la seguridad
Por decisión del hijo del heredero al trono, los duques de Sussex han iniciado una nueva vida en EE UU, pero tendrán que devolver tres millones de euros al Estado británico
Frogmore Cottage es la casa en la que Enrique de Inglaterra y Meghan Markle decidieron hacer su vida como miembros de la familia real británica. Una bella casona en los terrenos de Windsor que reformaron a su gusto. Con 10 habitaciones, un estudio, un invernadero, acristalamiento especial para protegerla de los ruidos del cercano aeropuerto de Heathrow y una pista de tenis, su acondicionamiento durante varios meses de 2019 costó nada menos que tres millones de euros. Un dinero que, ahora, los duques d...
Frogmore Cottage es la casa en la que Enrique de Inglaterra y Meghan Markle decidieron hacer su vida como miembros de la familia real británica. Una bella casona en los terrenos de Windsor que reformaron a su gusto. Con 10 habitaciones, un estudio, un invernadero, acristalamiento especial para protegerla de los ruidos del cercano aeropuerto de Heathrow y una pista de tenis, su acondicionamiento durante varios meses de 2019 costó nada menos que tres millones de euros. Un dinero que, ahora, los duques de Sussex deberán reembolsar, como se comprometieron a hacer tras su salida de la familia real.
Sin embargo, y pese a que ambos tienen ahorros y herencias, la pareja real ahora mismo no tiene ingresos de manera oficial. Por el momento cuentan, sin que se sepa de forma oficial, con la asignación que les pueda dar la reina Isabel II gracias a los ingresos anuales que obtiene no del Gobierno, sino de la explotación del ducado de Lancaster (con lo que logra unos 24 millones anuales). Del mismo modo, el príncipe Carlos gestiona el ducado de Cornualles, del que el año pasado dio unos seis millones a Enrique.
Por eso, según ha podido saber el diario Daily Mail, Enrique habría llegado a un pacto con su padre por el que él y Markle devolverían los 2,7 millones que quedan por pagar de Frogmore Cottage siempre a cambio de que el príncipe Carlos les pague a ellos los costes de la seguridad privada que necesitan en Estados Unidos. Allí no pueden contar, como han hecho durante estos años, con la protección de Scotland Yard ni de la policía metropolitana de Londres, ya que están fuera de territorio británico como personas ajenas a la familia real, de la que se desvincularon a principios del pasado mes de enero.
Al parecer, el príncipe Enrique pensó “hasta el último minuto”, según el rotativo británico, que se les permitiría mantener la seguridad en su nuevo destino, a caballo entre California y Canadá, gracias a ser hijo del heredero al trono, sexto en la línea de sucesión al mismo y por haber sido antiguo oficial de la Armada.
Sin embargo, no sucedió así. Cuando se marcharon a Canadá durante la Navidad, ese país se hizo cargo de la seguridad, pero no después, a partir del 31 de marzo, cuando renunciaron a ser miembros de la corona. Igual les ocurrió en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump incluso envió un tuit afirmando que, aunque era “buen amigo y admirador de Isabel II y del Reino Unido", su país no se haría cargo de esos costes de seguridad para ellos dos y su hijo Archie, de un año. Costes que ascienden a 4,5 millones de euros anuales.
En total, la inversión inicial de esta nueva etapa de su vida se estima en alrededor de 30 millones de euros. Seguridad, vuelos, búsqueda de un hogar y de un empleo adecuado para ambos... El primer año, Carlos ha aceptado ayudarles, pero después tendrán que volar solos.
Frogmore, a una hora de Londres, fue elegida por los duques como su residencia principal ante el asombro de muchos. Según explicaba el diario The Sunday Times, decidieron marcharse allí porque Markle estaba convencida de que en los palacios londinenses se urdía una conspiración contra ella. “Se sintió como alguien extraño desde el primer momento. No era la vida que quería y buscó algo fuera”, relata un amigo en el artículo escrito por una de sus biógrafas, Katie Nicholl, en el rotativo británico. Además, la duquesa echaba mucho de menos su vida anterior y en especial a sus amigos y a su madre, y se le hacía muy duro “no tener ingresos propios”, explica. “Siempre había trabajado y se sentía incompleta. Tener libertad financiera era una de las claves por las que quiso marcharse”.
En los próximos meses saldrá a la venta una nueva y polémica biografía de los duques llamada Finding Freedom: Harry, Meghan and the Making of a Modern Royal Family Finding de la que ya se van conociendo más detalles y que previsiblemente será halagadora con los duques. Por ejemplo, según explica el diario The Sun, que la decisión de salir de la familia real británica fue más de Enrique que de Meghan. De hecho, el rotativo explica que la palabra Megxit, ese término que se acuñó con el nombre de Meghan y la palabra exit (salida), haciendo un paralelismo con el Brexit (la salida del Reino Unido de la UE) enfada terriblemente a Enrique, puesto que hace parecer a su esposa como la culpable de la decisión. “La realidad es que fue él quien tomó esta resolución. El libro lo aclarará y explicará por qué ocurrió todo. Lo cierto es que Enrique llevaba siendo infeliz mucho, mucho tiempo. Quería moverse hacia la dirección en que lo han hecho como familia y llevaban considerándolo más de un año. Meghan le apoyó en la elección, pero más de una vez le preguntó si estaba seguro de que eso era lo que quería, según han publicado medios británicos de fuentes conocedoras del contenido del libro. Sin embargo, para saber la versión completa habrá que esperar hasta el 11 de agosto, cuando la esperada biografía vea la luz.