Romney se presenta ya como el candidato inevitable en las primarias republicanas
Hoy celebran comicios Wisconsin, Maryland y la capital federal. El empresario mormón tiene una cómoda ventaja en todos los sondeos
El exgobernador de Massachusetts Mitt Romney se dispone este martes a ganar en las tres primarias republicanas convocadas en Wisconsin, Maryland y la capital federal, según apuntan todas las encuestas. La campaña del aspirante conservador a las presidenciales de Estados Unidos del próximo 6 de noviembre ha conseguido un aire de inevitabilidad y ha conseguido el respaldo de los líderes de su partido, que se han unido en torno a él en los últimos días pidiendo la renuncia de sus competidores. La presión para que su principal contrincante, Rick Santorum, abandone la carrera es mayor que nunca. El exsenador por Pensilvania ha arrebatado a Romney el voto más conservador y religioso.
Todos los sondeos dan a Romney por ganador. Uno, efectuado en Maryland por la consultora Public Policy Polling, le otorga una ventaja de un 25%sobre Santorum. En Wisconsin, la media de encuestas efectuada por Real Clear Politics le concede también la victoria, por un 7,5% de las papeletas. Si se confirman esas predicciones, Romney habrá ganado ya en 23 Estados de los 36 que han celebrado comicios. Superará, además, los 600 delegados, más de la mitad de los 1.144 necesarios para asegurarse definitivamente la victoria en la Convención Republicana de agosto en Tampa, Florida.
Hasta la fecha, Romney ha ganado en 23 Estados y Santorum sólo en 11
Santorum da ya por perdido el Estado de Maryland y su nombre ni siquiera aparece en las papeletas de la capital federal por no cumplir los plazos de inscripción. Por lo tanto, el exsenador se centró esta semana en hacer campaña en Wisconsin, tratando de demostrar que su candidatura aún es relevante en estas primarias. “Tenemos a todo el aparato del partido y a todos los medios de comunicación cantando la misma canción: se ha acabado, se ha acabado, se ha acabado”, dijo en un mitin en aquel Estado, en el norte del país. “Y ni siquiera estamos a la mitad de partido”.
Los analistas políticos coinciden en que para Santorum es ya matemáticamente imposible asegurarse la nominación en las primarias (debería ganar más del 80% de los delegados en las 20 elecciones que aun quedan de aquí a junio). Por eso, tanto él como el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, que solamente ha ganado en dos estados: Georgia y Carolina del Sur, han dado indicaciones de que podrían buscar una convención abierta, aquella en la que los delegados renuncian a dar su apoyo a un candidato débil y con poca sintonía con el partido, y optan por elegir a otro, aunque no se haya presentado. En esas cábalas no sólo entrarían Santorum o Gingrich, sino también otros favoritos de la derecha más conservadora del Partido Republicano, como la exgobernadora de Alaska y excandidata a la vicepresidencia en 2008, Sarah Palin.
Los líderes del Partido Republicano aquí en Washington, sin embargo, ven esa opción como poco probable. Incluso uno de los favoritos en política fiscal del movimiento ultraconservador del Tea Party, el congresista por Wisconsin Paul Ryan, ayer pidió el voto para Romney, en un acto en el que animó a los demás republicanos a hacer lo mismo porque, según dijo, “de lo contrario se podría entrar en una fase contraproducente en estas primarias”. “Nuestro mayor interés como partido es centrarnos en [las elecciones de] otoño, y cuando antes lo hagamos, mejor”, dijo, en un claro mensaje de advertencia a Santorum.
Sarah Palin ha dicho en una entrevista en el canal de televisión NBC que "cualquier candidato sería mejor que Obama"
Lo mismo han hecho ya otros líderes republicanos como el expresidente George H. W. Bush y su hijo, el exgobernador de Florida Jeb Bush, que han pedido el voto para Romney. Con menos entusiasmo, Palin, la candidata a la vicepresidencia en 2008, admitió ayer en una entrevista en el canal de televisión NBC que “cualquiera lo haría mejor que Barack Obama”. Era lo más parecido que Palin podía emitir a un llamamiento a la unidad del partido en torno a Romney, con poco entusiasmo y en consonancia con la idea generalizada entre el Tea Party de que Romney no es en realidad uno de los suyos.
Precisamente, si Santorum ha sido capaz de ganar en 11 comicios ha sido porque ha barrido el voto ultraconservador. Sus victorias se han producido, de hecho, en aquellos Estados que se consideran sólidos graneros de votos republicanos, como Luisiana, Alabama, Misisipí, Oklahoma o Tennessee. Allí, las bases ultraconservadoras le critican a Romney en 2006 que aprobara una reforma sanitaria extremadamente similar a la de Obama, entre otras concesiones a un electorado progresista, como es el de Massachusetts.
Ahora, la esperanza de Santorum, si resiste a las llamadas para que se rinda en la contienda, es lograr una victoria en las elecciones del 24 de abril en Pensilvania, el Estado al que representó en el Capitolio durante 16 años. Las encuestas le dan sólo una ventaja del 6,7%, según la media de Real Clear Politics. En febrero, esa distancia respecto a los demás era de un 29%. Hasta en su propia casa política, Romney le pisa ya los talones.
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