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Cristina Fernández se recupera, pero no lee noticias

Los médicos recomiendan a la presidenta argentina, que se sometió a una cirugía el pasado 8, mantenerse en reposo

Alejandro Rebossio
El coche de la presidenta argentina, al salir de una revisión médica el pasado miércoles en Buenos Aires.
El coche de la presidenta argentina, al salir de una revisión médica el pasado miércoles en Buenos Aires.Fernando Esturfa (EFE)

Este domingo se celebrarán unas elecciones legislativas en Argentina que serán clave para determinar si la presidenta Cristina Fernández de Kirchner mantendrá el dominio sobre el Congreso en sus últimos dos años de gobierno. Pero ella está alejada de las noticias, según han reconocido dos ministros, su portavoz y su principal candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires.

Después de la operación a la que se sometió el pasado día 8 por un hematoma en el cráneo, Fernández debe cumplir un estricto reposo durante un mes y tiene que “evitar cualquier situación de estrés”, según el último parte médico que sobre su salud difundió el pasado miércoles la Fundación Favaloro, dueña de la clínica privada donde ella se atiende y principal fuente de información sobre su evolución. El anterior informe sobre Fernández había sido difundido 10 días antes, cuando dejó el hospital casi una semana después de la cirugía y se dirigió a la residencia presidencial de Olivos (periferia norte de Buenos Aires) para continuar con su recuperación.

“La presidenta está muy bien. Se recupera, está de buen humor”, informó el miércoles el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, quien comentó que los estudios médicos que se le practicaron evidencian una "evolución normal para el tiempo transcurrido desde la cirugía". Ese día Fernández regresó a la clínica de la Fundación Favaloro, la más prestigiosa de Argentina en cardiología, para ser sometida a una tomografía computada de control de su cráneo. Llegó de noche, en el asiento trasero de su vehículo y con gafas negras. Apenas su imagen pudo ser retratada por los fotógrafos que allí la esperaban.

Fernández, de 60 años y problemas repetidos de hipotensión arterial que le han causado algunos desmayos, había sufrido el pasado 12 de agosto un traumatismo craneal, aunque nunca se informó cómo se había producido este incidente. El pasado día 5 el secretario de Comunicación Pública anunció que la jefa de Estado se iba a tomar un mes de excedencia porque tenía un hematoma que se había detectado después de que la revisaran en la Favaloro por dolores de cabeza, síntomas del coágulo, y por una arritmia.

“La presidenta está muy bien. Se recupera, está de buen humor”, afirma un funcionario argentino

En el parte médico de este miércoles, los profesionales que la atienden dijeron que “no se observó arritmia significativa”. Médicos consultados por el periódico La Nación consideraron que ese diagnóstico significaba que en principio no necesitará que le coloquen un marcapasos. La Fundación Favaloro explicó que Fernández “no presenta síntomas cardiovasculares”, pero aclaró que deberá someterse a estudios adicionales sobre la materia una vez finalizado el reposo por la cirugía.

La fundación dio detalles de los estudios que se le practicaron a la presidenta de Argentina: “Se detectó en forma intermitente un bloqueo de la rama de conducción izquierda (intraventricular). Se confirmó la presencia de una disfunción autonómica vagotónica de la presión arterial”. Cardiólogos citados por La Nación aclararon que esta situación “no reviste alto riesgo”. Lo que se le requiere al paciente es que haga ejercicios físicos leves, y por eso Fernández ya hace caminatas en la residencia de Olivos, y que se mantenga sin estrés, algo difícil para un jefe de Estado en plena actividad.

Pero la presidenta de Argentina está cumpliendo a rajatabla las indicaciones médicas. El jefe de Gabinete de Ministros, Juan Manuel Abal Medina, ha dicho que solo habla con colaboradores cercanos, como su secretario privado y sus dos hijos, Florencia y Máximo, fundador del poderoso colectivo juvenil kirchnerista La Cámpora y consejero influyente de su madre. Abal Medina también ha dicho que Fernández no lee los periódicos ni mira televisión, se mantiene alejada de las noticias y tampoco dialoga con los altos funcionarios de su gobierno.

Por ejemplo, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, dijo que ella no se ha enterado que el pasado sábado hubo un accidente ferroviario con un centenar de heridos en Buenos Aires ni tampoco la consultó el miércoles cuando anunció que se acelerará la reestatalización de la línea de tren de cercanías donde ocurrió el choque, el tercero en un año y medio. El ministro aclaró también que adoptó esta decisión sin consultarle al vicepresidente de Argentina, Amado Boudou, que formalmente ha asumido la presidencia interina de su país.

Con Amado Boudou al frente, el Gobierno argentino se mantiene en piloto automático

Boudou, cuestionado por decenas de denuncias de presunta corrupción que no han avanzado aún en la justicia, se ha mantenido alejado de la campaña electoral del kirchnerismo, pero ha participado en diversos actos protocolares de gobierno. Sin embargo, su autoridad ha quedado un poco cuestionada con declaraciones como la del ministro Randazzo, que días antes también había dicho que “lo más probable” era que Boudou no le diese ninguna orden durante su presidencia interina. Con Boudou al frente, el Gobierno argentino se mantiene en piloto automático y solo se adoptan decisiones previstas con anterioridad por Fernández, como la reestatalización ferroviaria, que ya estaba resuelta y solo se adelantó su vigencia. De todos modos, por ahora lejos está Argentina de vivir una situación de incertidumbre política o ingobernabilidad por el mes de excedencia que se ha tomado su presidenta.

Algunos analistas políticos especulaban con que la enfermedad de Fernández podía llegar a generar un sentimiento de solidaridad con la presidenta que mejorara las perspectivas electorales del kirchnerismo este domingo. Es cierto que en general la población, la clase política y la prensa de Argentina han tratado con mucho respeto a la jefa de Estado en su nueva situación, en la campaña los opositores han dirigido ahora sus críticas más al Gobierno que a ella, pero tampoco se espera un cambio radical del humor social. En agosto pasado, en las elecciones legislativas primarias y obligatorias el kirchnerismo perdió en 14 de los 24 distritos de Argentina, incluidos los cinco principales. Una reciente encuesta de la consultora Poliarquía indicaba que el 95% de los ciudadanos no cambiaría su intención de voto por la patología de la presidenta, pero el 4% sí, lo que puede aparecer como un porcentaje menor, pero también puede resultar definitorio si los comicios se presentan reñidos. Ciertos analistas opinan que de por sí la imagen de Fernández ya venía mejorando a la par de una recuperación de la economía y el consumo en Argentina respecto de 2012 y de principios de 2013, y de hecho el candidato kirchnerista en la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, es posible que obtenga más votos que en agosto, pero otros comentaristas consideran que noticias como el nuevo accidente ferroviario pueden diluir un eventual impacto electoral de la enfermedad presidencial.

La comunicación sobre la salud de Fernández también ha despertado debate en la prensa crítica, que considera que escasea la información. El último informe médico, el del miércoles, se difundió diez días después del anterior. Esa misma jornada, el Gobierno argentino se había encargado de difundir que el presidente de EE UU, Barack Obama, le escribió una carta de solidaridad. Hasta ahora, la jefa de Estado argentina había recibido mensajes de sus colegas del resto de Sudamérica.

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