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Cosechas vetadas por el pulso ruso

La agricultura de España sufre todavía el golpe de la prohibición de Moscú a importar productos frescos de países de la UE

Cristina Delgado
Vicente López en su empresa de fruta en La Almunia de Doña Godina
Vicente López en su empresa de fruta en La Almunia de Doña GodinaDavid Asensio

“Nunca me hubiera imaginado que un conflicto político de altos vuelos entre Obama, Merkel y Putin terminara por arruinar a muchos en este pueblo”, se lamenta Vicente López. Tiene junto a su hermano y un socio una empresa de producción de fruta en Almunia de Doña Godina, un municipio de 7.800 habitantes cerca de Zaragoza. El veto que el Kremlin impuso en agosto de 2014 a la importación de productos frescos europeos —en respuesta a las sanciones que la UE aprobó primero contra Rusia por su papel en Ucrania—, ha puesto contra las cuerdas a muchos agricultores españoles, que se han visto obligados a buscar compradores alternativos para sus cosechas, a precios más bajos ante la sobreoferta de fruta y verdura.

Bruselas calculó que las pérdidas para España por el veto serían de unos 338 millones de euros el primer año

“El año pasado mi negocio tuvo pérdidas. Y tengo muchos conocidos que están arruinados y a punto de vender las tierras”, explica López. Su explotación agraria tiene 170 hectáreas de las que salen 3,5 millones de kilos de fruta al año. Melocotones, nectarinas, paraguayos, cerezas, manzanas… Tiene, además, un almacén desde donde negocia las exportaciones. Y, como en toda la zona, cerca del 30% de las ventas las hacía en Rusia. Dice que para la cosecha de este año ha encontrado compradores alternativos. Mercados nuevos en América Latina, además de Italia, Reino Unido, Francia o el mercado español. Pero la Unión Europea está absorbiendo mucha fruta que antes compraba Rusia, por ejemplo de Polonia, lo que ha hundido el precio de muchos productos.

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Bruselas calculó que las pérdidas para España por el veto serían de unos 338 millones de euros el primer año. Y no se sabe si habrá un efecto más a largo plazo en el campo ante la caída de precios. Tanto el Gobierno español como la Unión Europea impulsaron ayudas para calmar al sector agrícola. Subvencionaron la retirada de parte de los productos afectados por el veto (para evitar la sobreoferta) y para encontrar nuevos mercados de venta. La ministra de agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, recordó que España ha sido “el país más beneficiado” por las ayudas europeas, al recibir 30 millones de euros para los productores de frutas y hortalizas.

Los sindicatos agrarios, sin embargo, recuerdan que las ayudas no llegaron a todos los agricultores, porque la burocracia las frenó. “Este año se han encontrado nuevos compradores para la producción que iba a Rusia, pero los precios de ventas son bajos. Mucha producción se vendió el año pasado un 50% más barata, por debajo del coste de producción”, apunta Andrés Góngora, de COAG.

Presión desde España

Pese a que España no es el país más golpeado por los vetos entre Rusia y EE UU, el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, es uno de los políticos que más se ha significado contra el endurecimiento de las sanciones económicas. En una visita a Moscú en marzo, García-Margallo advirtió de que la adopción de nuevas medidas restrictivas tendría un “severísimo coste para todo el mundo” e indicó que la Unión Europea ha asumido hasta la fecha pérdidas por valor de 21.000 millones de euros.

¿Por qué España encabeza la presión para suavizar los vetos? “Las relaciones comerciales son fluidas, aunque no estratégicas. Pero tradicionalmente España ha tenido una posición muy comprensiva con Moscú. Siempre han existido simpatías entre los stablishment de ambos países Ahora está en una situación más complicada, porque España debe mostrar su apoyo a las posiciones de la Unión Europea, aunque sean duras”, señala Nicolás de Pedro, investigador principal del think tank CIDOB. Este experto señala que si las sanciones europeas se extendieran, quizá a medio plazo algunas empresas petroleras como Repsol o de infraestructuras sí podrían sufrir también pérdidas. “Aun así España debe apoyar la posición que tome la Unión Europea. Si existe una verdadera unidad, debe demostrarlo”, considera.

Rusia, un cliente al alza en 20 años

Las exportaciones españolas a Rusia se han multiplicado por 10 en dos décadas: de 235 millones en 1994 a 2.549 millones el año pasado.

El peso de sus compras en el comercio exterior español es del 1,1%, frente al 0,2% de hace 20 años.

Los productos agrícolas eran, hasta el veto de 2014, lo más demandado por Rusia.

Los productos químicos y los automóviles también destacan en las importaciones, aunque la debilidad del rublo ha debilitado la demanda.

También el turismo, el gran motor económico español, se está viendo afectado por las difíciles relaciones con el país euroasiático. Su economía inestable ha provocado una devaluación del rublo que ha alejado a muchos de las costas españolas. Entre enero y abril de 2015 visitaron España 161.813 turistas rusos, casi el 30% menos que un año antes. Además, los planes para llegar un día a eliminar el visado entre Rusia y la UE, lo que hubiera impulsado los viajes, se han quedado en un cajón. Al menos, de momento.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.

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