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Europa arde, pero Portugal más

El área lusa quemada es cinco veces superior a la media continental

Dos bomberos se alejan de un incendio en Portugal el pasado junio.
Dos bomberos se alejan de un incendio en Portugal el pasado junio.PAULO CUNHA (EFE)

Año tras año, Portugal encabeza la clasificación en el número de incendios y la superficie forestal quemada en Europa. Hay años en que más de la mitad de toda la superficie europea quemada es portuguesa. Este va a ser, probablemente, uno de esos años. Ya han ardido 66.000 hectáreas, la mayor extensión desde 2007 y el otoño aún está lejos. El área quemada es cinco veces la media del último decenio.

 A raíz de la tragedia en Pedrógâo Grande, con 64 víctimas mortales, el Gobierno ha reactivado medidas forestales en un país donde impera el minifundio familiar y, por ello, hay una falta de recursos para la conservación de los bosques. Se le echa la culpa de todo al eucaliptus, pero el monte arde donde hay eucaliptus y donde no lo hay, en aldeas abandonadas y en otras con programas de prevención, como ha ocurrido esta semana en Mação. Que tres cuartas partes de la superficie del país sean forestales no ayuda.

Este año la sequía afecta al 80% del país, a lo que se añaden fuertes vientos que azotan constantemente esta esquina de Europa; pero no es un fenómeno tan natural como parece. El hombre, la mujer, es una de las principales causas de tantos incendios. En lo que va de año, la policía ha detenido a 60 personas, una cifra cinco veces mayor a la del año pasado, por provocar incendios. Muchas de ellas no han provocado uno ni dos, sino algunos más. La última detenida ha sido una mujer que veía en el televisor de sus casa imágenes de incendios y salió a la calle a hacer lo mismo impulsada por una fuerza descontrolada, según declaró a la policía.

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El cambio climático tampoco ayuda. Las altas temperaturas llegan antes y se van más tarde. Los expertos hablan de extender la máxima alerta de los dos meses actuales a los cinco. Hasta ahora, junio no era mes de alerta extrema (con todos los bomberos en guardia), pero en ese mes ocurrió el desastre de Pedrógâo. En las playas, también hubo más ahogados que nunca porque tampoco en junio hay servicios de socorro, pero sí llegan los bañistas a refrescarse.

Un mes después de Pedrógâo, la Asamblea de la República ha aprobado la creación urgente de un catastro forestal del país. Pero por discrepancias entre socialistas y comunistas, no ha salido adelante el banco de bosques del Estado, un organismo para reunir y administrar la superficie forestal que nadie reclama. No hay leyes ni varitas mágicas para acabar con esta plaga; lo más eficaz es una labor constante de inversión en prevención, algo que no da réditos políticos. Como ha dicho el alcalde de Maçâo después de ver arder su aldea: “No es un día trágico; es el primer día de una tragedia que durará 30 años”.

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