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El Gobierno austriaco se envuelve en el humo del tabaco

Conservadores y ultraderechistas planean dar marcha atrás a la prohibición total de fumar en locales de ocio que entra en vigor en mayo

Un cliente fuma en una cafetería de Viena en 2010, cuando el Parlamento austriaco discutió su prohibición.
Un cliente fuma en una cafetería de Viena en 2010, cuando el Parlamento austriaco discutió su prohibición.Herwig Prammer (REUTERS)
S. V.

Los médicos austriacos están que echan humo. Y muchos otros ciudadanos de la república alpina también. El motivo: la decisión del nuevo Gobierno austriaco, formado por conservadores y ultraderechistas, de anular la disposición de la ley contra el tabaquismo que prevé la prohibición total de fumar en los locales de ocio a partir del próximo mayo. Un paso atrás con el que Austria nada a contracorriente en una Europa que avanza en los espacios sin humo y la prevención contra la adicción al tabaco. El Colegio de Médicos de Austria y la organización de Ayuda contra el Cáncer abrieron este jueves la recogida de firmas oficial para una iniciativa popular que necesitará 100.000 apoyos en la población para llegar al Parlamento, que estará obligado al menos a tratar el asunto. Esperan superar con creces el objetivo. Los servidores habilitados para la propuesta se colapsaron durante varias horas ante el aluvión de firmas contra el plan del Ejecutivo, que prepara ya la modificación legal para mantener la situación actual, con zonas separadas para fumadores en los locales.

“Austria no se puede permitir ser una isla para los fumadores”, ha criticado el presidente del colegio de médicos, Thomas Szekeres. “Que fumar es perjudicial para la salud lo saben hasta los fumadores. Nadie entiende por qué debe cambiarse la ley. La salud de la población austriaca no es negociable”, abundó este jueves en una rueda de prensa en Viena Paul Sevelda, presidente de la Ayuda contra el Cáncer (entidad sin ánimo de lucro), citado por los medios austriacos.

La ley contra el tabaquismo se ha convertido en moneda de cambio de la mano del partido ultraderechista FPÖ. El resultado de las elecciones generales del pasado octubre, en las que la logró un 25% de los votos, dio al partido la oportunidad de tumbar la prohibición total de fumar en locales de ocio. Entre debates sobre las restricciones a los refugiados y la reducción de impuestos, los ultranacionalistas llevaron el asunto de la ley a la mesa de negociación para formar una coalición de gobierno con los democristianos de Sebastian Kurz (ÖVP). Los conservadores del ÖVP, que aprobaron la normativa en 2015 con los socialdemócratas, cedieron a la pretensión de la ultraderecha y dejaron caer el veto al humo en la gastronomía en medio de fuertes críticas de la oposición y de organizaciones sanitarias.

La decisión figura así en el pacto de coalición cerrado el pasado diciembre, e implica que restaurantes y bares podrán mantener como hasta ahora zonas separadas para fumadores y que los locales más pequeños, de menos de 75 metros cuadrados, podrán elegir entre permitir o no que se fume —una regulación simular a la que se aplicó en España antes de la prohibición total, o a la que rige aún en ciudades como Berlín—. La moratoria de tres años para el veto total al tabaco en la gastronomía, que expira este mayo, se ha esfumado.

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Kurz, que apoyó en su momento las campañas contra el tabaquismo, esquiva ahora los reproches y ha dejado pista libre al líder ultranacionalista y nuevo vicecanciller, Heinz Christian-Strache, adalid de la oposición a la prohibición. Fumador confeso de un paquete diario, Strache ha hecho campaña en los últimos años por la “libertad” de hosteleros y clientes a decidir si quieren servir y consumir en medio de una nube de humo. En un acto con dueños de locales en Viena el pasado diciembre, el dirigente del FPÖ alegó que el Estado coarta la libertad de elección —“al final dirán que el asado de cerdo es malo para la salud y también lo prohibirán”—, adujo también que se perderían miles de empleos y, para asombro general, convirtió el fumar en “parte de la cultura” austriaca, “como el café, el vino o la cerveza”.

“La libertad de unos acaba donde se pone en peligro la de los demás”, ha replicado el presidente del colegio de médicos, Thomas Szekeres. Entre 13.000 y 14.000 personas mueren cada año en Austria (con una población total de 8,7 millones de habitantes) de enfermedades asociadas al consumo de tabaco, “muchos de ellos por ser fumadores pasivos”. Según datos de la OCDE, un 24,3% de los ciudadanos austriacos fuma diariamente, lo que sitúa al país en los puestos de cola de la lucha contra el tabaquismo, insisten los médicos, que no creían posible que a estas alturas tuvieran que recordar “que la ampliación de la protección contra el tabaco reduce significativamente los infartos, enfermedades respiratorias o los partos prematuros”.

En un comunicado del pasado diciembre, Szekeres recordaba que la mayoría de los países europeos ya aprobaron medidas contra el consumo de tabaco “hace años” y que la prohibición en la gastronomía se aplica “desde Islandia a Chipre, y desde España hasta Ucrania”. Austria, en cambio, enfila el camino contrario. “Este es el primer Gobierno austriaco para el que la salud de la población no es importante”, sentenció el jueves Paul Sevelda, de la Ayuda contra el Cáncer.

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Sobre la firma

S. V.
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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