Más de 70 países se comprometen en París a luchar mejor contra la financiación del terrorismo
Siria e Irán, los grandes ausentes de la conferencia organizada por Macron
Francia ha reunido en París a 72 países, 80 ministros y casi medio millar de expertos durante dos días para discutir un solo tema: cómo cortar, o al menos dificultar, la financiación del terrorismo internacional, especialmente del Estado Islámico y de Al Qaeda. No se trataba de presentar una receta mágica, que no la hay. La idea tras el encuentro impulsado por el presidente, Emmanuel Macron, era analizar de manera colectiva qué funciona y qué no, y arrancar un compromiso de mayor transparencia y coordinación de países que no siempre comparten intereses geopolíticos.
“Tenemos que cortar a nuestro enemigo desde la raíz. Hay que acabar con su capacidad de financiarse”, dijo Macron al cerrar la conferencia de dos días de encuentros con participantes de los cinco continentes. “No money for terror” (nada de dinero para el terrorismo), zanjó. La cita tuvo lugar en la sede parisina de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), una de las invitadas al encuentro junto al Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), presentes con sus máximos representantes, Christine Lagarde y Jim Yong Kim, respectivamente.
La declaración final ni es vinculante ni contiene planteamientos nuevos. En sus seis páginas, abundan los “compromisos” para trabajar mejor y de forma más coordinada y los “refuerzos” de los marcos jurídicos nacionales y de las organizaciones internacionales que ya combaten esta lacra, como el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Sin embargo, la conferencia sirvió de plataforma para algunos anuncios concretos. El ministro de Finanzas de Qatar adelantó en una entrevista con el diario conservador Le Figaro que su país endurecerá los controles a las organizaciones caritativas, a menudo vía de financiación terrorista, según él.
Macron prometió que este tipo de encuentros tendrá continuidad. De hecho, avanzó que la próxima conferencia se celebrará el año que viene en Australia. Porque según destacó el presidente galo, uno de los logros de esta primera cita ha sido mostrar un frente unido pese a las diferencias políticas. “Esa es la gran fuerza de esta movilización”, subrayó. Porque “los terroristas también se han nutrido de nuestras divisiones. A veces hemos sido demasiado ingenuos, hemos pensado que podríamos apoyar a un grupo determinado para defender nuestros intereses o desestabilizar a otro”.
Y es que, pese a las diferencias, el diagnóstico es compartido: pese a las continuas derrotas sobre el terreno en los últimos tiempos, organizaciones como el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) o Al Qaeda y sus filiales en África y Asia siguen siendo altamente peligrosas. Sobre todo, advierten los expertos, por su capacidad de adaptarse al terreno y a las circunstancias. Es una amenaza “que se adapta, que evoluciona, son capaces de recurrir a nuevas fuentes y medios de financiación para resistir, además de seguir siendo organizaciones terroristas ricas”, señalaron fuentes del Elíseo en vísperas de la cita internacional.
Al final, de lo que se trata es, como en los otros campos de la lucha antiterrorista, de asegurar la “anticipación” a los actos terroristas. El punto de partida es, a priori, sencillo: Follow the money (sigue el dinero). Porque el principio utilizado en su momento para combatir la mafia sigue siendo válido y es igualmente aplicable a la lucha contra el terrorismo. El terrorismo cuesta dinero, incluso tras acciones terroristas low cost —como los atropellos masivos— hay una inversión, señalan los expertos, que recuerdan además que la intensa propaganda de organizaciones como ISIS tiene un alto coste, al igual que reclutar, formar y equipar a los yihadistas.
Pero la diversificación de los métodos de recaudar y guardar dinero de los terroristas complica la tarea. El fiscal de París, François Molins, que participó en la conferencia internacional, reveló este jueves que solo en Francia las autoridades han identificado en los últimos dos años a 416 donantes que financiaron al ISIS. Además, explicó en la emisora Franceinfo, en trabajo “coordinado con los servicios de inteligencia financiera”, se rastreó también a 320 recaudadores de fondos, en su mayoría situados en Turquía y Libia, que reenviaban el dinero a los yihadistas en Irak y Siria.
Irán y Siria, los grandes ausentes
Salvo Siria, todos los países árabes participaron con ministros y expertos en la conferencia de París. La ausencia de Damasco no ha sorprendido a nadie. Más problemática podría ser la de Irán, un país clave en la lucha terrorista pero que no fue expresamente invitado porque “no es un socio cómodo, en particular sobre el terrorismo”, según fuentes del Eliseo, y, además, está en la lista negra del GAFI. “Ha sido una decisión consciente”, dijeron las mismas fuentes, que no obstante aseguraron que pese a ello hay un “diálogo” sostenido con Teherán sobre la materia, incluso entre Macron y Rohani.
Cómo se financian los grupos terroristas
Puede que el Estado Islámico haya perdido mucho del terreno conquistado para su “califato” en Irak y Siria. Pero el ISIS sigue siendo una organización muy rica. Según estimaciones francesas, el ISIS acumuló desde 2014 más de 3.000 millones de dólares. Una fortuna lograda a través de la apropiación de las reservas financieras de las administraciones locales, de impuestos a las poblaciones que controlaba y, especialmente, del comercio ilícito de petróleo y gas. A ello se deben añadir, probablemente, antigüedades y obras de arte de valor incalculable robadas de las zonas conquistadas y escondidas en algún lugar a la espera de poder venderlas mientras busca nuevas formas de financiación, incluidas inversiones en negocios regionales.
Los secuestros con demanda de rescate habrían proporcionado entre 2008 y 2017 hasta 150 millones de dólares a los grupos afiliados a Al Qaeda y se han convertido en uno de los “factores de crecimiento financiero privilegiados” de Boko Haram. En Somalia, el grupo Al Shabaab ha impuesto un sistema de impuestos obligatorios tanto a la población como a la comunidad empresarial. Mientras, en Yemen, Al Qaeda en la Península Arábica (AQPA) habría amasado entre 2015 y 2016 una fortuna de al menos 120 millones de dólares, de acuerdo con las estimaciones de los servicios franceses.
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