La tensión entre EE UU y sus aliados estalla tras un polémico G7
El conflicto comercial que les enfrentaba hasta ahora sube en intensidad hasta convertirse en crisis diplomática
El conflicto comercial entre Estados Unidos y sus aliados del G7 ha escalado al nivel de una crisis diplomática tras una cumbre en Canadá ya de por sí muy bronca. Donald Trump se apeó del comunicado conjunto en el último momento colérico por las críticas del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, a su giro proteccionista y le tachó de “débil” y “deshonesto”. Francia y Alemania expresaron su hartazgo respecto a la política incendiaria del estadounidense.
La crisis comercial se suma a la ruptura unilateral del pacto nuclear de Irán por Washington y el adiós al acuerdo del clima de París. Hay que retroceder a la Guerra de Irak para hallar un distanciamiento comparable, pero entonces el conflicto se canalizó a través de unos códigos políticos tradicionales, mientras que el actual inquilino de la Casa Blanca ha dilapidado toda convención: no tiene reparos en insultar al líder de un país aliado ante todos los públicos o acusar al mundo entero de robar a Estados Unidos.
La cita había arrancado marcada por la polémica de los nuevos aranceles al acero y al aluminio impulsados por Washington a Canadá, México y la Unión Europea, que a su vez han reaccionado con represalias. Aun así, el grupo formado por los países más industrializados (EE UU, Canadá, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Japón) hizo concesiones para lograr alumbrar un comunicado conjunto que apelaba a la rebaja de aranceles de forma genérica, pactaba reformar la Organización del Comercio y reivindicaba un libre comercio “recíproco” y “equitativo”. Tanto el primer ministro canadiense como el presidente francés, Emmanuel Macron, confirmaron que Estados Unidos estaba a bordo de ese texto.
En la rueda de prensa de clausura, Trudeau se mostró crítico con Trump. “Los canadienses somos amables y razonables, pero no nos van a avasallar”, enfatizó. Consideró “insultante” que Washington haya usado el argumento de la seguridad nacional para subir los aranceles a sus productos, teniendo en cuenta, resaltó, que soldados de ambos países “han luchado hombro con hombro en tierras lejanas en conflicto desde la Primera Guerra Mundial”.
Ataques a Trudeau
Trump conoció esas declaraciones a bordo del Air Force One y montó en cólera. Agarró su cuenta de Twitter y acusó a Trudeau de mentir, anunció que había pedido a sus colaboradores que no firmasen el comunicado de la cumbre y amenazó con nuevos aranceles también a los automóviles canadienses. Acto seguido, acusó al primer ministro canadiense de haberse comportado de forma “dócil” y “suave” en las reuniones mientras que en su rueda de prensa fue “muy deshonesto y débil. ¡Nuestros aranceles son una respuesta a sus tasas del 270% sobre los lácteos!”, exclamó.
El asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, añadió ayer tensión en una entrevista en CNN en la que acusó directamente a Trudeau: “Realmente, de alguna manera, nos apuñaló por la espalda. Fue una traición”.
“En cuestión de segundos, puedes destruir la confianza con 280 caracteres de Twitter", lamentó el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas. Reconstruir la confianza, añadió, costará mucho más. Fuentes del Elíseo también expresaron su hartazgo por la dinámica que parece haberse establecido en las relaciones con Trump y recalcaron que la cooperación global “no puede depender de rabietas y de frasecitas”.
Pero hoy por hoy, todo indica que la geopolítica en la era Trump sí depende de esa rabia, de esa pulsión que los estadounidenses se acostumbraron a ver en un programa de telerrealidad. Macron, el líder europeo que más se ha afanado en normalizar el trato con el estadounidense, parecía en la víspera de la cumbre haber asumido no hay más solución que esperar a otros tiempos. “Usted dice que al presidente Trump no le importa [es aislamiento]”, dijo a un periodista. “Quizá”, añadió, “pero nadie es eterno”.
“Un lugar en el infierno”
El país con el que estalló la crispación fue precisamente el anfitrión de la cumbre. La Administración de Trump acusó al primer ministro de haberle engañado, aunque el Gobierno de Ottawa recalcó que Trudeau no había dicho en la rueda de prensa nada distinto de lo que le había planteado a su homólogo estadounidense en persona. “Hay un lugar reservado en el infierno para todo dirigente extranjero que se embarque en una diplomacia de mala fe contra Donald Trump y que intente apuñalarlo por la espalda cuando se retira”, advirtió Peter Navarro, asesor comercial de Trump, en la cadena Fox.
Este rifirrafe supone un torpedo en las negociaciones para reformar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) que EE UU, Canadá y México mantienen desde hace un cuarto de siglo. Trump, dentro de su giro proteccionista, lo considera injusto para EE UU y exige cambios profundos, en caso contrario, quiere romperlo. Tras casi un años de conversaciones, no ha habido pacto.
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