Dubái también ofrece ‘ocio’ para las plantas
Un centro de jardinería anuncia un campamento de verano para tiestos con sesiones de música y lectura
Tal vez no sea el primer vivero del mundo que ofrece un servicio de cuidado de plantas durante las vacaciones, pero en Dubái todo va un poco más allá. El “campamento de verano” del Garden Center promete que además de regar y fertilizar los tiestos durante el descanso estival de sus propietarios, los mantendrá entretenidos con cuentos y música. Pero quizá lo más sorprendente en este emirato al que gusta a asociarse con el glamour y el lujo, sea que el servicio se ofrece de forma gratuita, al menos para las tres primeras macetas.
“La mayoría de quienes nos confían sus plantas son clientes nuestros; y quien nos conoce por primera vez de esta forma, termina siéndolo”, explica Biverly, que está de encargada el día que EL PAÍS visita el enorme invernadero. Siguiendo sus pasos a través de este vergel se llega a un pequeño recinto acotado donde se guardan los tiestos mientras sus dueños se escapan a lugares más frescos para pasar las vacaciones. Fuera el termómetro supera los 45º C; dentro, el alivio de la sombra se anula por la humedad en la que se mantienen sansevierias, kentias, ficus y potus.
El campamento está a tope. “Ha tenido mucho éxito. Ya hemos recibido macetas de 60 clientes; vienen cuatro o cinco todos los días”, relata Biverly mientras abre la cancela que separa las plantas “de vacaciones” de las que están a la venta. Las aceptan hasta de metro y medio de altura, pero a partir de la tercera cobran 30 dirhams (7,5 euros) por tiesto. Las admisiones están abiertas hasta el 15 de agosto. “Vamos a tener que ampliar el espacio”, asegura mientras señala el pasillo que podría incorporarse al área reservada.
La propuesta resulta especialmente útil en una ciudad como Dubái, donde el 90% de sus 3,5 millones de habitantes son extranjeros, la mayoría sin familiares a los que puedan encargarles el cuidado de sus plantas, o que al menos pasen una vez a la semana a regarlas. Aun así, el éxito ha sorprendido a los responsables del Garden Center, que es el quinto verano que ofrecen el servicio. “Otros años apenas recibíamos una veintena en toda la temporada, pero desde que se publicó en un medio local se ha disparado el interés”, admite Biverly.
Tal vez haya influido la atractiva presentación del proyecto que hacía su directora creativa. “En el campamento de verano del Garden Center de Dubái prometemos mantener sus plantas ocupadas con sesiones interactivas de cuentacuentos, música e incluso terapia de grupo”, informaba Saresa Anthonnissen. Incluso mencionaba como favorito el cuento de Jack and the Beanstalk, traducido al español como Las habichuelas mágicas, en el que un niño llamado Jack llega hasta las nubes trepando por el tallo de la planta. Garantizaba también que las flores y arbustos de sus clientes recibirían “los nutrientes y el cuidado adecuados durante la hora del bocadillo”.
Preguntada al respecto, Biverly sonríe. “Eso es cosa de quienes las riegan y se ocupan de su mantenimiento con fertilizantes y pesticidas; pero es verdad que las plantas son seres vivos como nosotros y agradecen que se interactúe con ellas”, responde. Y para reforzar su argumento recuerda como de niña veía a su madre hablar con las orquídeas que cultivaba. “Les pedía que le dieran flores bonitas y que crecieran sanas… la verdad es que ella siempre tenía unos tiestos espectaculares. Yo carezco de esa magia, pero sientes que ayuda”, asegura.
La exuberante vegetación que la rodea parece confirmar que la importancia de la atención y el cuidado. Al menos una decena de jardineros se afanan entre los parterres, aunque resulta difícil de establecer si les hablan o les cantan; tampoco revelan de qué forma las plantas les comunican sus preferencias de relato o musicales. En cualquier caso, cuando vengan a recogerlas, sus dueños recibirán un detallado informe sobre cómo se han comportado en el campamento.
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