Maduro advierte a los venezolanos de que tendrán que volver a pagar la gasolina
El mandatario venezolano avisa de que habrá que cobrar los barriles enviados por Irán. El suministro, de facto gratuito desde hace años, es insostenible por la crisis
La gasolina volverá a ser un producto de pago en Venezuela. El régimen chavista subvencionó el combustible durante años, como hace con la mayoría de los servicios, gracias a las ingentes reservas del país petrolero y mientras la compañía estatal PDVSA pudo mantener la refinación. La desastrosa gestión económica del Gobierno de Nicolás Maduro y las sanciones internacionales, sin embargo, provocaron un colapso del sistema. La producción es hoy insuficiente incluso para el consumo interno, por lo que Caracas no solo pidió ayuda a Irán, uno de sus aliados, sino que ha tomado una decisión que echa por tierra el modelo adoptado: la gasolina tendrá un precio de mercado, aún por definir, y dejará de tener un valor simbólico.
Llenar el depósito se había convertido en una especie de trueque. La hiperinflación y la brutal devaluación de la divisa nacional, el bolívar, hacían prácticamente imposible pagar por ese servicio, que de facto era gratuito. No había efectivo incluso para satisfacer un precio ínfimo. Un camión cisterna de 40.000 litros costaba el año pasado, antes de que se agravara la crisis de combustible, apenas 1,78 bolívares, esto es, 0,0002 dólares. Así, los venezolanos repostaban a cambio piezas de fruta, caramelos u otras especies.
Con estas premisas, Maduro quiso dejar claro que la gasolina enviada por Teherán deberá pagarse. “La gasolina que hemos traído de otros países, de nuestra hermana Irán, la hemos pagado en dólares. Mucha gente me propone, y yo estoy de acuerdo, que hay que cobrarla. Estoy dirigiendo un equipo para evaluar el precio y pido mucha colaboración y entendimiento sobre todo después de haber pasado roncha estos dos meses en los que el imperio nos quitó la gasolina”, dijo en una alocución retransmitida por televisión.
Venezuela atraviesa su peor crisis política, económica y social en medio de la pandemia, que además coincidió con la caída de los precios del petróleo y el peor desempeño de la petrolera estatal, PDVSA. Tras años de malos manejos, despilfarro y una voraz corrupción, la empresa está produciendo por debajo del millón de barriles de crudo al día. Las sanciones de Washington han complicado su comercialización desde el año pasado, y más intensamente de febrero, cuando el gobierno de Donald Trump penalizó a una filial de la rusa Rosneft, porque estaba apoyando a Maduro en el trasiego de la mayor parte del petróleo que logra producir.
En el caso del combustible, Venezuela ya había recurrido a la importación desde hace más de cinco años para cubrir el déficit doméstico, pues la red de seis refinerías está severamente desmantelada, incluso desde tiempos de Hugo Chávez, y opera a niveles mínimos. El país de la gasolina más barata del mundo cubría así el consumo interno, entregaba barriles a Cuba y otros países del Caribe como parte de la diplomacia petrolera del chavismo, a la par que el demencial subsidio abría un enorme boquete en la producción para el contrabando.
En febrero Maduro emprendió la segunda reestructuración de la petrolera durante su gestión, que a la postre ha conducido a la búsqueda del auxilio de Irán, también sancionado por Estados Unidos. Cinco buques con gasolina y aditivos para su fabricación comenzaron a llegar esta semana a Venezuela, en una operación que elevó la tensión geopolítica en la región por la movilización de buques de la Armada estadounidense y el intercambio de amenazas entre Trump y Hassan Rouhani. Además, desde el mes pasado técnicos iraníes han venido al país para reactivar las refinerías, un salvavidas que Maduro ha pagado con nueve toneladas de oro.
“El ajuste hacia arriba tiene que hacerse porque no puede existir un subsidio más regresivo que el del combustible en Venezuela”, dice el economista Rafael Quiroz. El especialista en petróleo tiene, sin embargo, reservas sobre la compra que se hizo a Irán. “Se trajeron 1,5 millones de barriles en cinco buques. Con un solo tanquero, que traslada lo mismo, se hubiesen hecho importantes ahorros en flete. Esa cantidad que dice el gobierno que llegó, a una demanda como la que teníamos en enero, alcanzaría apenas para 15 días. Es apenas un paño caliente”.
El exceso de oferta de petróleo y combustibles que ha generado la pandemia podría ser una oportunidad para Maduro para el abastecimiento, comprando gasolina a los precios más bajos, dice Quiroz. En su opinión, el respaldo de Irán a Venezuela responde a la ocasión que ve el país persa de drenar el sobrante que ya no puede almacenar. “Saturar los inventarios a buen precio puede ser una buena manera de resolver la crisis por un tiempo para Maduro, mientras se logra poner en marcha alguna de las seis refinerías”. El apoyo de Irán es fundamental en esto, porque conocen la tecnología estadounidense con la que también fueron construidas las refinerías iraníes. “Además, colinda con Venezuela en lo que a sanciones económicas se refiere y sabe cómo moverse”.
Un tanque, un salario
Maduro no dio detalles de como será la distribución del combustible, pero ha dicho que será dentro de un Plan de Regularización del Abastecimiento de Combustible. Desde el comienzo de la cuarentena, gran parte de las gasolineras están cerradas y el resto fue militarizada. Los venezolanos que tienen prioridad para cargar hacen colas de varios días para poder surtirse. El habitual mercado negro se ha abierto para conseguir bidones con algunos litros, pagados en dólares y a precios muy por encima de los combustibles más costosos del mundo.
El constituyente chavista David Paravisini dijo a Bloomberg que el nuevo precio oficial debería rondar los 10 centavos de dólar por litro, lo que implicaría que el tanque de un coche pequeño podría llenarse con cuatro dólares o un salario mínimo mensual. Aunque sería un monto casi imposible de pagar para gran parte del país en el que más de la mitad vive en pobreza, la gasolina todavía seguiría siendo subsidiada, de acuerdo a su análisis. Quiroz calcula que el precio del litro de gasolina debería ofrecerse a entre 30 y 40 centavos de dólar. “Aún estaría muy por debajo de países europeos y latinoamericanos y hay que considerar que la crueldad y la realidad que viven los venezolanos acabó con el mito de que un aumento de la gasolina es capaz de tumbar un gobierno. Hay tan innumerables problemas en el país que aún un ajuste drástico del combustible no sería el mayor de ellos”.
Estos anuncios se producen luego de que Maduro anunciara la flexibilización de la cuarentena por el coronavirus a partir del próximo lunes, con la intención de reactivar la reducida economía venezolana. “Vemos nuestra curva aplanada”, ha dicho. Sin embargo, los casos reportados tuvieron un repunte y los contagios aumentaron 40% en una semana. Desde marzo Venezuela ha confirmado 1.245 infectados y 11 fallecidos por la covid-19, pero especialistas de la Academia de Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales han advertido recientemente que el pico podría registrarse entre junio y septiembre con más de mil casos diarios.
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