Destituido un ministro boliviano por una declaración racista
El titular de Minería recurrió a sus rasgos físicos para desvincularse del partido del expresidente Evo Morales: “tengo ojos verdes y soy blanco”
Un ministro del Gabinete interino de Bolivia quiso librarse de su vinculación con el Gobierno de Evo Morales con una expresión racista que le costó el cargo. La presidenta transitoria, Jeanine Áñez, despidió por medio de un tuit a su ministro de Minería, Fernando Vásquez. Este se había convertido en el blanco de una ola de críticas de la mayoría de los políticos bolivianos, inclusive del oficialismo, y de las redes sociales. Vásquez había respondido al cuestionamiento de un periodista sobre el hecho de haber ocupado altos cargos burocráticos en el Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), partido del expresidente Morales, de la siguiente manera: “Con respecto a mi vinculación con el MAS, creo que no tengo ni los requisitos, porque para ser masista hay algunas especificaciones, inclusive de identidad; tengo ojos verdes, soy un poco crespo (de cabello rizado), eso no me permite; soy blanco, no quiero discriminar, pero creo que mis condiciones no hacen que yo sea compatible con el resto de las personas del MAS”.
A la luz del escándalo que esta declaración causó, se revelaron otras publicaciones racistas del ministro de Minería en las redes sociales. En una ocasión, por ejemplo, después de haber dejado de trabajar para él, escribió que Morales “está detrás del mono en la escala animal”; en otra, comparó a una mujer indígena con un personaje de la película El planeta de los simios. Esto llevó al popular periodista José Pomacusi a cuestionar: “¿No averiguan sus antecedentes, no miran sus redes, no investigan un poquito a quién van a poner como ministro?”. El problema con Vásquez ha ocurrido poco después de que la presidenta Áñez tuviera que echar de su Gabinete al ministro de Salud, acusado de comprar con sobreprecio un lote de respiradores para enfrentar la pandemia.
El candidato del MAS en las elecciones que han quedado en suspenso por la crisis sanitaria, Luis Arce, afirmó que “las declaraciones racistas de las autoridades son una muestra del carácter colonial, elitista y antinacional de este Gobierno”. El compañero de fórmula de la presidenta, Samuel Doria Medina, y otras figuras del oficialismo exigieron que el ministro Vásquez renunciara. Al final, Áñez lo echó. “Como presidenta he decidido la destitución del ministro Vázquez por sus expresiones racistas. En este Gobierno no acepto corrupción ni discriminación alguna. Bolivia es una familia donde todos somos iguales”, manifestó la presidenta.
En medio del debate en torno a este caso, otra autoridad fue denunciada por sus expresiones discriminatorias en contra de los indígenas. El viceministro de Educación, Christian Tejada, tuvo que borrar y disculparse por una publicación en la que decía que era un “milagro” que los “ponchos rojos” (indígenas de la provincia Omasuyos de La Paz) quisieran estudiar. Poco antes, este grupo social había exigido al Gobierno la reanudación de las clases escolares en la zona rural. Tejada explicó que había hecho una “sátira” y rechazó que ahora el MAS “quiera victimizarse”.
Bolivia no se reconoce como una sociedad racista, pero las descalificaciones y los insultos que se basan en prejuicios raciales son moneda corriente. “El uso peyorativo del adjetivo masista para referirse a los indígenas bolivianos se ha vuelto común entre las clases medias que respaldan el nuevo orden de cosas”, declaró a este diario el analista Jorge Richter. “Los medios califican constantemente a los indígenas y campesinos que protestan contra el Gobierno como afines al MAS’”, añadió. El intelectual indianista Carlos Macusaya escribió que “la asociación entre rasgos físicos y militancia política es un aspecto del racismo: se supone la posición política de una persona a partir de sus rasgos somáticos. En este caso [el de Vásquez]: mírenme, no tengo cara de masista; no me parezco, afortunadamente, a la mayoría de los bolivianos’”.
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