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Los demócratas llaman a la unidad y exhiben la amplitud del apoyo a Biden

Michelle Obama carga con dureza contra Trump en el arranque de una convención con un elenco de ponentes que abarcó desde la izquierda de Bernie Sanders hasta las filas republicanas

Pablo Guimón
La ex primera dama Michelle Obama, durante su discurso.
La ex primera dama Michelle Obama, durante su discurso.HANDOUT (AFP)

La unidad fue el concepto clave en el arranque de la Convención Nacional Demócrata. La unidad, no solo de un partido lastrado por cuatro años de luchas fratricidas, sino de un país partido en dos por un presidente polarizador. La primera de las cuatro jornadas del cónclave preelectoral del partido, exiliado por el coronavirus al ciberespacio, fue un experimento de conjugar la primera personal del plural de manera enteramente virtual. Hubo inspiración, cortesía de Michelle Obama. Y hubo una exhibición del amplio espectro del apoyo al moderado Joe Biden, que abarca desde republicanos desencantados hasta las huestes socialistas de Bernie Sanders. Este martes por la noche, la segunda jornada contará, entre otros, con los esperados discursos de la popular congresista Alexandria Ocasio-Cortez y de la que los demócratas esperan que se convierta en la próxima primera dama, Jill Biden.

Joe Biden aparece en una pantalla durante el arranque del segundo día de la Convención Demócrata. En vídeo, la Convención en directo.Vídeo: FOTO | VIDEO: POOL

“Nosotros, la gente”, rezaba el lema de la velada. Pero esa gente era una sucesión de imágenes de individuos confinados, dirigiéndose a cámaras en la soledad de sus salones. Si la candidatura de Joe Biden promete una vuelta a la normalidad, la escenificación de su mensaje no pudo ser menos normal. Pero el extraño espectáculo, dentro de sus limitaciones, funcionó. Hubo emoción, hubo sorpresas, hubo mensaje. Y la candidatura demócrata pudo exhibir la capacidad de innovación y adaptación que será necesaria para enfrentarse a los efectos devastadores de la pandemia y los otros retos que esperan a la Administración que salga de las elecciones del 3 de noviembre.

La inspiración la proporcionó Michelle Obama, ponente estrella de la noche. La última primera dama demócrata verbalizó a la perfección el sentimiento de urgencia que la candidatura de Biden quieren transmitir, y formuló sin tapujos un duro juicio a Donald Trump. “Cuando miramos a esta Casa Blanca en busca de liderazgo, compasión o cualquier apariencia de firmeza, lo que tenemos es caos, división y una total falta de empatía”, dijo. “Donald Trump es el presidente equivocado para nuestro país. Ha tenido tiempo más que suficiente para demostrar que puede hacer el trabajo, pero está claro que está por encima de su cabeza. No puede afrontar este momento”.

El formato de su intervención, de tono íntimo, plano corto, mirada directamente a cámara, sentada en un sofá, funcionó mejor que el de otros ponentes que optaron por reproducir un discurso político convencional. Algo que quedaba frío despojado de la interacción y el estímulo del público.

Prueba de la eficacia de su discurso fue el hecho de que Donald Trump saliera a atacarla en Twitter. “Que alguien le explique por favor a Michelle Obama que Donald Trump no estaría aquí, en la bonita Casa Blanca, si no fuera por el trabajo que hizo su marido, Barack Obama”, escribió.

Obama apuntaba a dos colectivos de votantes cuya movilización es vital para la estrategia demócrata. El electorado afroamericano, activado por las protestas por la justicia racial que recorrieron el país después dela muerte de George Floyd a manos de la policía, y las mujeres suburbanas, que constituyeron un inesperado pilar de la victoria de Trump hace cuatro años. Luciendo un collar dorado con la palabra “vota”, realizaba un guiño al movimiento sufragista, en la semana en que se conmemora el centenario de la aprobación de la enmienda 19 a la Constitución que prohíbe negar el voto a las mujeres.

En aras de demostrar la capacidad unificadora de la candidatura de Biden y Harris, los demócratas dedicaron la primera jornada de su puesta de largo a exhibir el amplio espectro ideológico que aglutina su propuesta. Hablaron votantes y antiguos cargos republicanos, como el exgobernador de Ohio John Kasich, al que una carrera dedicada a la lucha contra el derecho al aborto y el gasto público no impide apoyar ahora a Biden. “En tiempos normales esto probablemente nunca habría pasado, pero estos no son tiempos normales”, dijo. “Muchos [republicanos] temen que dé un giro pronunciado a la izquierda y les deje atrás. Yo no lo creo, nadie manipula a Joe”.

Ese giro a la izquierda es precisamente el que buscó con su candidatura a las primarias el veterano senador Bernie Sanders, que fue otra de las estrellas de la noche, encargado de asegurar que, en la batalla contra Trump, el candidato Joe Biden contará también con poderosos aliados a la izquierda. De manera más contundente que nunca, Sanders confirmó su disposición a aparcar su agenda política para poner a sus seguidores a remar a favor de Biden.”Nerón tocaba el violín mientras Roma ardía. Trump juega al golf”, dijo el veterano senador. “Amigos míos, el precio del fracaso es sencillamente demasiado grande para imaginar”, advirtió.

Apenas se habló de políticas durante las dos horas de espectáculo televisivo. Se habló más de personas. De la empatía del candidato demócrata, Joe Biden, en contraste con la incapacidad de su rival, el presidente Trump, para hacer frente a los retos a los que se enfrenta Estados Unidos.

A menos de 80 días de las elecciones, Biden cuenta con una sólida ventaja en los sondeos respecto a un presidente Trump que, con un liderazgo polarizador sacudido por la crisis sanitaria y su impacto en una economía que confiaba en cabalgar como un caballo ganador, ha sido incapaz de ampliar la base de votantes que le llevó a la Casa Blanca. Pero la hora de la verdad de Biden llegará el jueves, cuando pronuncie su discurso de aceptación y se convierta en candidato oficial a presidente.

Desde que hace cinco meses se decidieran las primarias y empezar el confinamiento, Biden ha mantenido un perfil bajo que ha jugado a su favor. Temeroso del cara a cara entre un candidato dado a las meteduras de pata y un presidente arrollador, el equipo de Biden se frotaba las manos viendo a Donald Trump destruir él solo sus opciones con una gestión desastrosa de la crisis sanitaria. Pero su discurso del jueves, en el cierre de una convención que el coronavirus ha despojado de vítores y globos de colores, marcará inevitablemente el fin de esa confortable pasividad. Y el inicio verdadero de una carrera a la Casa Blanca que, como ha demostrado esta reunión virtual del equipo aspirante, será diferente a todas cuantas la han precedido.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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