Arranca la campaña de vacunas en toda Europa

El estreno conjunto del fármaco se convierte en una inyección de europeísmo para el club europeo

La enfermera Ann-Louise Broberg inyecta la vacuna contra la covid-19 a Gun-Britt Johnsson en una residencia de ancianos en Mjolby (Suecia). En vídeo, comienza la vacunación en Europa.Vídeo: STEFAN JERREVANG / EFE | EPV

Europeísmo en vena. La Unión Europea ha iniciado este domingo las campañas de vacunación contra la covid-19, una operación sanitaria y logística sin precedentes que aspira a convertirse en el símbolo de la respuesta conjunta y solidaria de la UE a la mayor pandemia en 100 años. De manera simultánea y desde la fábrica en la localidad belga de Puurs, las dosis de la vacuna desarrollada por la farmacéutica alemana BioNTech y la estadounidense Pfizer han llegado al mismo tiempo a todos los rincones del continente gracias a la mediación de...

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Europeísmo en vena. La Unión Europea ha iniciado este domingo las campañas de vacunación contra la covid-19, una operación sanitaria y logística sin precedentes que aspira a convertirse en el símbolo de la respuesta conjunta y solidaria de la UE a la mayor pandemia en 100 años. De manera simultánea y desde la fábrica en la localidad belga de Puurs, las dosis de la vacuna desarrollada por la farmacéutica alemana BioNTech y la estadounidense Pfizer han llegado al mismo tiempo a todos los rincones del continente gracias a la mediación de la Comisión Europea, que ha negociado las mismas condiciones de precio y distribución para todos los Estados de la UE.

Cada país ha elegido el lugar para el primer pinchazo de vacuna, desde Guadalajara en España a Seine-Saint-Denis (en las afueras de París) en Francia o Roma en Italia. En la mayoría de los lugares, las personas de mayor edad y el personal sanitario han protagonizado el simbólico estreno tras 10 meses en los que la enfermedad ha sido especialmente mortífera en las residencias de ancianos y ha obligado a trabajar hasta la extenuación a los empleados del sector sanitario. En casi todos los países, han sido mujeres las encargadas de administrar la primera dosis y las voluntarias para recibirla.

“Hoy es un día cargado de emoción para todos nosotros”, señala la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides, en declaraciones a EL PAÍS. “Ver el arranque de la vacunación en todos los Estados miembros, pequeños y grandes, es un gran momento de la solidaridad de la UE en acción”. Bruselas confía en que el inmunizador suponga el principio del final de una epidemia que durante 2020 se ha cobrado más de 400.000 vidas en Europa y llegó a hundir más del 14% el producto interior bruto de la UE durante el segundo trimestre del año (en comparación con el mismo trimestre en 2019).

“Finalmente, vemos luz, y vida al final del túnel”, celebra el doctor Hans Kluge, director para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en declaraciones a este diario. Kluge recuerda que “mientras se desarrollan las campañas de vacunación, necesitamos mantener las medidas de seguridad, como distancia física, evitar las aglomeraciones, usar la mascarilla fuera de nuestra burbuja familiar o lavarse las manos”

La campaña ha arrancado durante una jornada con meteorología desapacible en buena parte de Europa y con fuertes vientos en el flanco occidental, como Francia o Bélgica, provocados por la tempestad Bella. Pero la distribución de las dosis llevada a cabo durante los días previos se ha realizado sin contratiempos a pesar de la complejidad de la operación logística.

Bajo continua protección policial, para evitar asaltos, los viales han sido transportados en contenedores con temperatura controlada (entre -80 grados y -60 grados) a base de hielo seco, con capacidad de conservación durante 10 días. Una vez abiertas las cajas en los centros de vacunación, se pueden mantener en congeladores a esa temperatura otros seis meses. Desde que se descongelan, pueden aguantar en una nevera convencional cinco días más.

A las 7.30 de la mañana, dos sanitarios italianos estrenaban el producto en el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Spallanzani en Roma. A las 9.05, se administraba la vacuna a Araceli Hidalgo, de 96 años, en la residencia pública Los Olmos en Guadalajara, y en el mismo lugar, minutos después, a la auxiliar de enfermería Mónica Tapias. Alrededor de las 11.00 ha recibido la inyección Mauricette, una antigua trabajadora doméstica de 78 años en la unidad de cuidados de larga duración para personas mayores del hospital René-Muret de Servant, en Seine-Saint-Denis, a las afueras de París, uno de los departamentos franceses más golpeados por la pandemia.

Una sanitaria del hospital Lazaro Spallanzani de Roma recibe la primera dosis de vacuna en Italia. AndreaSabbadini (EFE)

Gran parte de los viales han salido de la fábrica de BioNTech y Pfizer en Puurs, una localidad belga, a 33 kilómetros al norte de Bruselas, que esta semana ha pasado a ser la capital de la esperanza frente a la pandemia. Puurs se añade así a la geografía de la paz que el club comunitario ha ido forjando a lo largo de siete décadas y en el que hitos como Schengen, Maastricht, Messina, Prüm, Roma, Lisboa o la propia Bruselas han cubierto, sin condenarlas al olvido, las cicatrices de un mapa marcado en el siglo XX por la sangre y el dolor ligados a nombres como Verdun, Passenchdaele, Stalingrado o Auschwitz.

Desde la fábrica en Puurs y de manera simultánea en casi todo el continente, las dosis de la primera vacuna contra la covid-19 llegarán durante los próximos meses a las venas de millones de europeos. Y supondrán también una inyección de europeísmo después de que los primeros compases de la enfermedad desencadenaran una estampida de los socios europeos en busca de su propio remedio o protección.

El riesgo de desunión fue también evidente en el inicio de la carrera hacia la vacuna. En junio, cuatro de los países más grandes y ricos de la UE ―Alemania, Francia, Italia y Países Bajos― formaron una alianza (Inclusive Vaccines Alliance o IVA) para proveerse de vacunas. Y firmaron un primer contrato con AstraZeneca para reservar 400 millones de dosis del fármaco que está desarrollando el laboratorio anglo-sueco junto a la Universidad de Oxford.

Compra colectiva

Pero la Comisión Europea, presidida por Ursula von der Leyen, planteó una estrategia común, de compra colectiva, que ha evitado la irrupción de un peligroso reflejo nacionalista que tantas heridas dejó en el pasado en el continente. El fantasma del egoísmo y la xenofobia acechaba de nuevo en un momento tan grave y delicado como el azote de una enfermedad mortífera y desconocida. Y podría haber alentado el resquemor de los socios que se quedasen atrás y haber sembrado semillas de desunión justo cuando el club sutura precisamente su primera escisión con la partida del Reino Unido.

La comisaria Kyriakides se congratula de que “seis meses después de presentar nuestra estrategia, hemos cumplido nuestra promesa de que las vacunas lleguen a todos los Estados miembros al mismo tiempo; el acceso igualitario ha sido siempre esencial”. Para lograrlo, la Comisión asumió el contrato de la alianza IVA con BioNTech/Pfizer. Y ha suscrito contratos con otros cinco laboratorios, con unos 2.000 millones de dosis reservados en total para una población de 450 millones de habitantes, y negocia con un sexto. El presupuesto comunitario ha financiado la reserva con una partida disponible que asciende a 2.700 millones de euros.

“La solidaridad es la única vía para superar la incertidumbre”, subraya el doctor Kluge. “Nadie estará seguro hasta que todo el mundo esté seguro”, añade el responsable para Europa de la OMS. El organismo colabora ya con la UE para facilitar el acceso a los países europeos más allá del perímetro de la Unión con el objetivo de lograr una seguridad sanitaria continental.

La unidad europea se ha mantenido a pesar de los intentos de socavarla desde algunos cuarteles euroescépticos. El Gobierno húngaro de Viktor Orbán anunció su intención de desmarcarse de la estrategia europea y apostar por la vacuna Sputnik, desarrollada en la Rusia de Vladímir Putin. En Reino Unido, el Gobierno de Boris Johnson aprovechó la vía de emergencia de la legislación comunitaria para estrenar la vacuna de BioNTech/Pfizer antes que nadie.

Pero la UE mantuvo la calma y siguió su estrategia, priorizando la unidad por encima de una operación de marketing prematura como la de Londres. La aprobación comunitaria llegó el 21 de diciembre y, de hecho, ha sido la primera que permite una comercialización del producto (bautizado con el nombre de Comirnaty). Las autoridades estadounidenses aún no han dado su autorización definitiva y las británicas, que hasta el 31 de diciembre han de aplicar la legislación comunitaria, ya pueden utilizarla tras el visto bueno de la Agencia Europea del Medicamento.

La médica Adrienne Kertesz recibe la primera vacuna de la covid en Hungría, este sábado. Szilard Koszticsak (AP)

Finalmente, Orbán ha recurrido a las vacunas autorizadas por Europa aunque en un último gesto de discrepancia adelantó al sábado el estreno. Y Johnson sufrió un nuevo coletazo del virus con la aparición en suelo británico de una variante que llevó a otros países europeos a cerrar sus fronteras, lo que provocó el colapso en el tráfico de camiones en el lado británico de las conexiones con el continente.

En el lado europeo, el arranque de la campaña de vacunación ha coincidido con la propagación de la variante británica del virus, aparecida ya en varios países de la UE, entre ellos España. “Once países europeos han identificado ya la variante VOC 202012/01 de la covid-19″, apunta Kluge. “Estamos coordinándonos con el Reino Unido y la ECDC [la agencia europea para la prevención de enfermedades] para dar una respuesta y endurecer las medidas de prevención, especialmente en las áreas donde haya una transmisión comunitaria”, añade el máximo responsable para Europa de la OMS.

Europa también se enfrenta al movimiento de antivacunación, que cuestiona la utilización del fármaco, y a campañas de desinformación alentadas, según Bruselas, desde países extracomunitarios. La batalla mundial por la inmunización también ha provocado una carrera entre los proyectos alentados por las diferentes potencias globales, desde la UE a Estados Unidos o China y Rusia. La Agencia Europea del Medicamento sufrió en la recta final, precisamente, un ataque informático que presuntamente buscaba información sobre el medicamento de BioNTech y Pfizer.

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