Las primarias republicanas de Pensilvania quedan en el aire ante el empate técnico de los dos aspirantes a senador
El Doctor Oz, respaldado por Trump, se juega la nominación con McCormick por un puñado de votos
El apoyo de Donald Trump en Pensilvania no ha resultado tan arrollador como en Ohio. Mientras en ese Estado J. D. Vance se impuso con cierta comodidad, el Doctor Oz, apoyado por Trump, no ha podido celebrar este martes su nominación en Pensilvania. El resultado está disputadísimo, con una diferencia de tan solo unos cientos de votos, muchos menos que los que quedan pendientes de contar por el voto por correo y por retrasos en algunos...
El apoyo de Donald Trump en Pensilvania no ha resultado tan arrollador como en Ohio. Mientras en ese Estado J. D. Vance se impuso con cierta comodidad, el Doctor Oz, apoyado por Trump, no ha podido celebrar este martes su nominación en Pensilvania. El resultado está disputadísimo, con una diferencia de tan solo unos cientos de votos, muchos menos que los que quedan pendientes de contar por el voto por correo y por retrasos en algunos condados.
El Doctor Oz, de 61 años, ha estado toda la noche del martes por detrás de Dave McCormick, pero ha ido acortando la distancia en el escrutinio y pasada la medianoche se ha puesto por delante. La tercera candidata, que puede haber restado votos al Doctor Oz, se ha quedado descolgada. Hacia las 1.00 de la madrugada de Pensilvania, tanto Oz como McCormick sumaban cada uno el 31,2% de los votos, cerca de las 400.000 papeletas, pero con unos cientos de votos más para el primero. Kathy Barnette tenía un 24,8%. Quedaban más de 25.000 votos por escrutar, según las estimaciones.
Mehmet Oz, de ascendencia turca, musulmán no practicante, ha exhibido durante toda la campaña el apoyo de Trump. Oz fue cirujano cardiotorácico, estrella de televisión que se deslizó hacia tratamientos alternativos o pseudocientíficos y luego candidato a candidato al Senado. Pese al apoyo de Trump, despertaba tales reticencias entre los suyos que llegó a ser abucheado por los supuestamente suyos en un mitin que dio el pasado 6 de mayo junto al expresidente en Greensburg.
Muchos le consideran un paracaidista, pues no vivía en Pensilvania hasta plantear su candidatura. Además, le reprochan que fue tolerante con el aborto, crítico del fracking para extraer petróleo y partidario de un mayor control de las armas. El último apoyo que ha recibido ha sido el del triunfador de las primarias de Ohio, J. D. Vance. Lo que ha hecho Vance con sus mejores intenciones es negar que el Doctor Oz sea un RINO (Republican In Name Only, republicano solo de boquilla).
El hecho de que no haya logrado vencer con claridad, junto con las derrotas en las primarias de algunos otros favoritos de Trump, muestra que el respaldo del expresidente no es infalible ni siquiera dentro de las filas del Partido Republicano.
Oz rivaliza con McCormick, a quien Trump ha definido como un “republicano liberal de Wall Street”, alguien del gusto de “los intereses especiales del establishment de Washington”. Su problema, a ojos de Trump, es que “puede parecer tipo agradable, pero no es MAGA”, en referencia a Make America Great Again, el lema de Trump, que se podría traducir como “que América [por Estados Unidos] vuelva a ser grande”. Durante la campaña, sus rivales le han acusado hasta el ridículo de estar entregado a los intereses chinos. Haber igualado a Oz pese a tener a Trump en contra es toda una proeza.
El Doctor Oz tenía también enfrente a una trumpista extrema, casi más trumpista que el propio Trump. Kathy Barnette había ido subiendo en las encuestas, pero no resistió que los focos apuntasen hacia ella. Sus tuits islamófobos y homófobos han pesado más que su tremenda historia personal. Trump ya advirtió que ella nunca podría ganar en la elección de noviembre, el verdadero objetivo, y eso parece haber convencido a la base republicana. Pero su buen resultado ha sido, según los observadores, a costa sobre todo del Doctor Oz, complicándole la nominación.
Barnette iba en campaña de la mano del aspirante a gobernador Doug Mastriano, este sí respaldado por Trump, que ha ganado con claridad, aunque el apoyo del expresidente llegó en el último momento, cuando ya era muy claro favorito. Mastriano comulga en público de forma insistente con el bulo de que Trump ganó las elecciones de 2020, pero le robaron la presidencia. Incluso se movilizó hasta Washington el 6 de enero, día que las marchas acabaron con el asalto al Capitolio. Si llega a gobernador, tendría un destacado papel en las elecciones. Competirá con el fiscal general del Estado, Josh Shapiro, que ha ganado la nominación demócrata.
El rival demócrata
También en el lado demócrata, el claro vencedor en las primarias de Pensilvania al Senado ha sido John Fetterman, vicegobernador del Estado de aire desenfadado que ha estado dando mítines en sudadera y pantalón corto. Fetterman sufrió el fin de semana un ataque cardiaco por el que tuvo que ser hospitalizado y ayer mismo trascendió que iba a necesitar un marcapasos. Nada de eso sirvió para erosionar su ventaja. Ha ganado desde el hospital y fue su mujer la que acudió la noche del martes a la fiesta de celebración.
Fetterman es más izquierdista que otros aspirantes y, por tanto, puede ahuyentar algunos votos moderados, salvo que consiga que pese más ese estilo informal, poco dado a asustar a nadie y que le hace mejor candidato.
Las primarias de Pensilvania son especialmente importantes porque pueden definir el resultado de las elecciones de noviembre. El Senado, la cámara más poderosa del Congreso de Estados Unidos, tiene ahora un empate a 50 entre republicanos y demócratas. En las elecciones del 8 de noviembre se renuevan 36 de los 100 escaños, pero de ellos hay muy pocos en los que el resultado no esté cantado. Los republicanos tienen puesto el ojo en Nevada, Arizona y Georgia, mientras que los dos Estados donde los demócratas se ven con algunas opciones de robarle un escaño a sus rivales son Pensilvania y Wisconsin, donde Joe Biden se impuso a Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2020. Por eso, el perfil del candidato puede ser decisivo.
Adiós a Cawthorn
En el resto de primarias del martes había menos emoción y menos margen para las sorpresas. El republicano Ted Budd, el elegido de Trump en el Estado, competirá por el Senado en Carolina del Norte. También muestra la fuerza de Trump, pues era una campaña muy concurrida. Budd inicialmente daba por legítima la victoria de Biden, pero acabó votando en contra de la certificación del resultado electoral y sembrando dudas sobre el mismo. Pero, además, Budd tenía el apoyo de otros grupos de interés y, de forma muy destacada, del llamado Club for Growth. Es un Estado que lleva votando de modo consistente por los republicanos, pero en el que la diferencia es menor que en otros. Los demócratas guardan alguna pequeña esperanza con su candidata Cheri Beasley, exmagistrada del Tribunal Supremo estatal.
En Carolina del Norte había quizá más interés por las primarias de un distrito para candidato a la Cámara de Representantes. El hasta ahora congresista Madison Cawthorn optaba a la reelección y para eso tenía que pasar la reválida de su propio partido tras una retahíla de escándalos que han expuesto lo que muchos consideran una doble moral. Tras acusar a otros congresistas de haberle invitado a orgías, él apareció en unas fotos comprometedoras. Además, es protagonista de toda una batería de escándalos que han puesto a prueba la paciencia republicana. Su batalla con Chuck Edwards ha estado muy igualada, pero ha perdido. Los escándalos aún pueden pasar factura en el Partido Republicano de la era Trump.
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