Sánchez trata de rebajar la tensión con Israel y reitera al ministro Gantz que España es un “país amigo”
El israelí, un moderado que estaba en la oposición hasta entrar en el Gobierno de Netanyahu por la guerra, toma la iniciativa de llamar al español para explicarle que su país trata de evitar víctimas civiles
Pedro Sánchez no cambia su posición muy crítica con el bombardeo indiscriminado sobre Gaza. Pero está intentando rebajar la tensión con el Gobierno de Israel, que el jueves llamó a consultas a la embajadora después de que el presidente del Ejecutivo español dijera en TVE que tiene “francas dudas” de que el ejército de ese país esté respetando el derecho internacional humanitario en sus operaciones militares en la Franja. Un día después de esa entrevista y de que ...
Pedro Sánchez no cambia su posición muy crítica con el bombardeo indiscriminado sobre Gaza. Pero está intentando rebajar la tensión con el Gobierno de Israel, que el jueves llamó a consultas a la embajadora después de que el presidente del Ejecutivo español dijera en TVE que tiene “francas dudas” de que el ejército de ese país esté respetando el derecho internacional humanitario en sus operaciones militares en la Franja. Un día después de esa entrevista y de que el Gabinete de Benjamín Netanyahu escalara el conflicto, Benny Gantz —ministro sin cartera que estaba en la oposición hasta que la guerra en Gaza forzó un Gobierno de concentración en el que entró su partido— ha tomado la iniciativa de llamar a Sánchez en la mañana de este viernes para buscar un acercamiento. Sánchez le ha dicho que “Israel es un socio y un amigo de España”, mientras Gantz le ha insistido en que Israel “le da una gran importancia a evitar en todo lo posible las muertes de civiles”, y ha culpado de ellas a Hamás.
Es, por tanto, Israel —o al menos la parte moderada del Ejecutivo— quien ha dado el primer paso para rebajar la tensión, que España insiste en que no ha buscado. De hecho, los israelíes han llamado a consultas a su embajadora, pero los españoles no han hecho lo mismo. Mientras, La Moncloa señala que Sánchez se ha limitado a escuchar y reiterar la misma posición que ha fijado en todas sus intervenciones públicas, incluso ante el propio Netanyahu en Jerusalén. Y que, por tanto, no se ha movido.
Parece evidente que el sector duro del Gobierno israelí, encabezado por el primer ministro, mantiene la tensión con Sánchez, pero Gantz ha querido rebajarla y el jefe del Ejecutivo español ha correspondido. El ministro israelí le ha explicado, según ha hecho público él mismo, que la responsabilidad principal es de Hamás.
El ministro, representante del sector moderado, comparte, sin embargo, la idea de Netanyahu, y se lo ha explicado a Sánchez, de que no habrá solución hasta que “el terrorismo de Hamás sea extirpado de Gaza”. Pero ha insistido en la idea de que no es cierto que se esté incumpliendo el derecho internacional porque se está tratando de evitar las muertes civiles, aunque según las autoridades sanitarias gazatíes ya van más de 15.000 muertos, entre ellos más de 5.000 menores.
Solución de los dos Estados
Sánchez ha vuelto a fijar una posición que implica, por un lado, condenar a Hamás, pero por otro, rechazar los bombardeos indiscriminados como respuesta y pedir un alto el fuego. Es una posición que La Moncloa cree que poco a poco se está imponiendo en todos los países occidentales, no solo los europeos, que van alineándose con esta idea —con la excepción clara de Alemania, que siempre defiende a Israel—, sino también en EE UU, que cada vez más insiste en la solución de los dos Estados.
“Una vez más, he condenado los atentados terroristas de Hamás del pasado 7 de octubre. España desea la inmediata liberación de todos los rehenes”, ha explicado Sánchez al ministro israelí, en un claro intento por rebajar la tensión. Ha rematado, según ha explicado el propio presidente, con su posición habitual: “Israel tiene derecho a defenderse de este ataque terrorista, pero he reafirmado que España considera insoportable la muerte de civiles en Gaza y que Israel debe cumplir con el derecho internacional humanitario”.
Sánchez ha hablado por teléfono con un ministro que representa a una parte minoritaria del Gobierno israelí, y no con su homólogo, Netanyahu, algo poco habitual. Sobre todo porque lo ha hecho desde Dubái, donde está el presidente israelí, Isaac Herzog, con el que Sánchez se vio en Jerusalén la semana pasada, pero con el que no se ha encontrado ni siquiera de manera informal durante la cumbre del clima en la que ambos participan, una prueba de que las relaciones entre ambos países se han complicado mucho desde el viaje del jefe del Ejecutivo español. En La Moncloa alegan que Gantz también fue el encargado de llamar a otros líderes con los que hubo tensiones por sus declaraciones sobre las víctimas civiles, como el francés Emmanuel Macron y el canadiense Justin Trudeau.
Pese a las críticas que recibe de la oposición, Sánchez está convencido de que su posición es la que apoya la mayoría de la sociedad española, incluidos sectores conservadores, que ven cada día las imágenes de los niños palestinos que mueren en los bombardeos israelíes. Además, cree que cada vez se impondrá más esta línea en la UE, como se podrá comprobar en la cumbre dentro de dos semanas. Israel no solo tiene tensiones con España, sino también con Bélgica, Irlanda, Francia, Canadá e incluso con el secretario general de la ONU, António Guterres, a quien ha llegado a declarar persona non grata. Sánchez, además, está teniendo contacto estas semanas con el mundo árabe y el latinoamericano, y ahí está comprobando que su posición tiene mucho apoyo.
En esos sectores, explican fuentes del Ejecutivo español, no entienden que Europa haya pedido apoyo para los civiles ucranios bombardeados por el presidente ruso, Vladímir Putin, pero no se haga lo mismo con los civiles palestinos que caen por los bombardeos israelíes. De hecho, Sánchez estuvo reunido en Dubái con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que trasladó su respaldo a la línea del español en el asunto de Israel y Palestina. El equipo de Sánchez sostiene además que el Gobierno no ha recibido críticas en privado de EE UU, el máximo valedor de Israel, porque Washington entiende la posición española. El problema es solo con Netanyahu y los duros de su Ejecutivo y con la oposición española, sostienen en La Moncloa, donde confían en que el tiempo dará la razón a Sánchez en este asunto tan sensible para la opinión pública española.
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