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Decenas de detenidos en Georgia durante una protesta contra una ley inspirada en Rusia

Borrell recuerda a las autoridades que el uso de la fuerza contra manifestaciones pacíficas es “inaceptable”. La norma de agentes extranjeros pretende controlar a ONG y colectivos críticos

Un manifestante porta una bandera de la Unión Europea durante una protesta celebrada el martes 30 de abril en Tbilisi, capital de Georgia, contra el llamado proyecto de ley sobre "agentes extranjeros", inspirado en Rusia.
Un manifestante porta una bandera de la Unión Europea durante una protesta celebrada el martes 30 de abril en Tbilisi, capital de Georgia, contra el llamado proyecto de ley sobre "agentes extranjeros", inspirado en Rusia.DAVID MDZINARISHVILI (EFE)
Estambul / Tbilisi -

Al menos 63 personas fueron detenidas en la noche del martes en Tbilisi, capital de Georgia, durante una nueva jornada de multitudinarias protestas en el país contra la conocida como ley de agentes extranjeros ―de inspiración rusa―, que se prolongó durante cerca de seis horas y en la que también resultaron heridos seis policías. Este miércoles la policía volvió a usar la fuerza para dispersar a miles de personas que se habían congregado de nuevo frente al Parlamento para protestar por el visto bueno en segunda lectura que había recibido la norma. Las fuerzas de seguridad emplearon gas lacrimógeno y granadas aturdidoras contra la manifestación, en la que llegaron a participar unas 40.000 personas, según Reuters.

“Los participantes en la protesta arrojaron a los agentes objetos pesados, incluidas botellas y piedras”, dijo en rueda de prensa el ministro del Interior georgiano, Alexandr Darajvelidze, sobre las manifestaciones de la noche del martes. Varias organizaciones de defensa de derechos humanos, en cambio, acusaron a la policía de usar una fuerza “ilegítima y desproporcionada”. “Las fuerzas especiales [de la policía] golpearon y agredieron a los participantes en la manifestación, incluyendo a jóvenes, mujeres, periodistas y políticos de la oposición”, denunciaron estas asociaciones en un comunicado conjunto. Los manifestantes intentaron bloquear la sede del legislativo, fuertemente custodiada por fuerzas antidisturbios, que recurrieron al empleo de gases lacrimógenos para dispersar a los opositores. “¡No a la ley rusa!”, “¡Georgia!”, coreaban los congregados, que lanzaron huevos a los efectivos policiales.

Entre los heridos de esa jornada se encuentra Leván Jabeishveli, líder de la principal fuerza de la oposición, Movimiento Nacional Unido. La policía georgiana asegura que Jabeishveli, que tuvo que recibir atención médica junto a otra colega de su partido también apaleada por los agentes, intentó burlar un cordón policial en plena manifestación y opuso resistencia a los agentes del orden. Este miércoles, el político acudió al Parlamento con vendajes, fracturas en huesos de la cara y cuatro piezas dentales menos.

Las protestas coinciden con el debate parlamentario y votación de la Ley de Agentes Extranjeros, un polémico texto que el Gobierno del partido populista Sueño Georgiano ya renunció a aprobar el año pasado tras las inmensas movilizaciones en su contra, pero que ha vuelto a recuperar ahora. El pasado 17 de abril, la mayoría de Sueño Georgiano y sus socios parlamentarios permitió la aprobación en primera lectura. Este miércoles, la norma ha obtenido de nuevo 83 votos a favor frente a 23 en contra en segunda lectura tras una jornada de debates que está siendo bronca, con confrontaciones físicas y verbales, y la expulsión del hemiciclo de cuatro diputados opositores. Tras este voto aún faltaría una tercera votación en las próximas semanas, y la ratificación de la presidenta, Salomé Zurabishvili, una de sus mayores detractoras de la ley, que, con toda probabilidad, enviará el texto de vuelta al Parlamento.

Los opositores denuncian que la ley promovida por el Gobierno es una copia de la normativa que se emplea en Rusia para reprimir a la disidencia. Según el texto, toda organización que reciba más del 20% de su financiación del exterior deberá inscribirse en un registro como “agente de los intereses de una potencia extranjera” y el Ministerio de Justicia georgiano llevará a cabo inspecciones sobre ellas cada seis meses, lo que, según los críticos, podría forzar a la entrega de documentos, comunicaciones internas y confidenciales.

Esto sería un duro golpe para numerosos proyectos, desde aquellos de desarrollo agrícolas a programas para mujeres, financiados con dinero de la UE o de Estados Unidos. Pero, sobre todo, se ve como un ataque directo a las organizaciones políticas y de derechos humanos que fiscalizan al poder y que, dado que la oposición está dividida y debilitada, se han convertido en el principal obstáculo de un partido que ha ido, poco a poco, tomando bajo su control buena parte de las instituciones del Estado.

País candidato a la UE

La Unión Europea ha pedido este miércoles a Georgia que respete el derecho de reunión pacífica y no utilice la fuerza contra los manifestantes que el martes por la noche protestaron en Tbilisi contra la aprobación de la llamada “ley rusa”. El alto representante de política exterior de la UE, Josep Borrell, ha escrito en su perfil de X (antes Twitter): “Georgia es un país candidato a la UE, pido a sus autoridades que garanticen el derecho de reunión pacífica. El uso de la fuerza para reprimirlo es inaceptable”. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, instó también a mantenerse en la senda europea: “Los ciudadanos de Georgia están demostrando su fuerte apego a la democracia. El Gobierno georgiano debería prestar atención a este claro mensaje”, manifestó en un comunicado.

El Director General de la Comisión Europea encargado de las negociaciones de ampliación, Gert Jan Koopman, tiene previsto viajar este miércoles a Georgia para entrevistarse con el Gobierno, y la presidenta, así como con miembros de la sociedad civil. En la UE hay una gran decepción por el giro efectuado por el Gobierno georgiano después del espaldarazo que supuso recibir el estatus de candidato a la adhesión el pasado diciembre. Pese a ello, el Ejecutivo de Sueño Georgiano ha tomado medidas contrarias al espíritu comunitario, como la eliminación de las cuotas que garantizaban una representación más igualitaria de las mujeres en las listas de los partidos políticos o el mantenimiento de su cruzada contra el “discurso de género” y la comunidad LGTBI.

A la vez, este lunes los partidarios del Gobierno congregaron en Tbilisi a decenas de miles de personas traídas en autobuses de todo el país en apoyo a la política oficial. En esta manifestación, el oligarca Bidzina Ivanishvili, fundador de Sueño Georgiano y al que se considera su verdadero líder en la sombra, cargó duramente contra la UE y EE UU, a los que acusó de todos los males del país. “Los agentes extranjeros aún buscan restaurar una dictadura cruel en Georgia, pero Sueño Georgiano no lo permitirá y abogará por un modo de gobierno elegido en las urnas, no designado desde el extranjero”, dijo Ivanishvili, acusando al “partido de la guerra global” ―en referencia a Occidente― de exacerbar el conflicto en Ucrania y la enemistad entre Georgia y Rusia, país donde el multimillonario tiene intereses.

Rusia aún mantiene el control de facto de dos regiones separatistas de Georgia, Abjasia y Osetia del Sur, desde la breve guerra de 2008, por lo que no es un país visto con buenos ojos por buena parte de la población.

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