La Rusia de Putin apoya a Marine Le Pen en vísperas de las elecciones legislativas en Francia

La líder de la extrema derecha francesa, que durante años no escondió su afinidad con Moscú, se desmarca del apoyo y lo define como una injerencia

Le Pen llega a la sede del partido Agrupación Nacional, este jueves en París.Thibault Camus (AP)

Putin vota Le Pen. En vísperas de las elecciones legislativas que pueden llevar a la extrema derecha al poder en Francia, Moscú ha hablado. Y su preferencia parece clara.

“El pueblo de Francia busca una política exterior soberana que sirva a sus intereses nacionales y rompa con el dictado de Washington y Bruselas”, ha escrito en la red social X el director adjunto de comunicación del Ministerio ruso de Exteriores, Andréi Nastasín. “Los dirigentes franceses no podrán ignorar estos profundos cambios en las actitudes de una vasta mayoría de los ciudadanos”.

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Putin vota Le Pen. En vísperas de las elecciones legislativas que pueden llevar a la extrema derecha al poder en Francia, Moscú ha hablado. Y su preferencia parece clara.

“El pueblo de Francia busca una política exterior soberana que sirva a sus intereses nacionales y rompa con el dictado de Washington y Bruselas”, ha escrito en la red social X el director adjunto de comunicación del Ministerio ruso de Exteriores, Andréi Nastasín. “Los dirigentes franceses no podrán ignorar estos profundos cambios en las actitudes de una vasta mayoría de los ciudadanos”.

El texto, por si había dudas, va acompañado de una foto de Marine Le Pen, líder del Reagrupamiento Nacional (RN), el partido de extrema derecha que este domingo parte como favorito en la segunda vuelta de las legislativas.

Desde la gran invasión rusa de Ucrania de 2022, Le Pen trata de marcar distancias con Rusia y con su presidente, Vladímir Putin. Pero hasta hace unos años, la líder del RN se declaraba admiradora de Putin y su partido obtuvo en 2004 un crédito millonario de un banco ruso, que ya ha devuelto. Hay afinidades ideológicas, por la defensa de la identidad nacional y la soberanía y los recelos hacia EE UU, la UE y la OTAN. Y también abundantes declaraciones pasadas en las que los lepenistas apoyaban acciones como la anexión rusa de Crimea en 2014.

Hoy esta proximidad reciente resulta incómoda para el RN, que se ve más cerca que nunca de gobernar Francia, miembro de la UE, de la OTAN y apoyo militar y económico de Ucrania ante la agresión de Rusia. Le Pen y su delfín Jordan Bardella, candidato a primer ministro, no quieren que se recuerden sus afinidades con el Kremlin. De ahí Le Pen se apresurase a sugerir que en realidad el mensaje del Ministerio de Exteriores de Rusia no estaba escrito para ayudar al RN, sino al contrario. Una manera de decir que ella no tiene nada que ver con Moscú y de reconocer que el mensaje tiene potencial para perjudicar su campaña.

“Si [los rusos] creyeran que tiene un interés [en la victoria de Le Pen], no habría tuiteado”, dijo en una entrevista televisiva. “Cuando se hace un tuit tan ostentoso y provocador, puede asimilarse a una forma de injerencia”, añadió.

Es poco habitual que un organismo oficial ruso se pronuncie tan claramente a favor de un candidato de otro país de su cuerda como ha sucedido en esta ocasión con Le Pen. De hecho, Moscú ha tratado de mantener un perfil bajo con respecto a las decisivas elecciones estadounidenses de noviembre y se ha distanciado del republicano Donald Trump.

“No creo que esperéis que el presidente de la Federación de Rusia se ponga el despertador para ver los debates de Estados Unidos”, ha declarado el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, sobre el último cara a cara entre Donald Trump y Joe Biden. “Esto no está en nuestra agenda”.

Aunque el Kremlin suele evitar apoyar a sus candidatos favoritos, sí intenta a menudo insertar una agenda disruptiva en la opinión pública, pues una de sus estrategias favoritas, y más exitosas, es dividir a los europeos para que en su confusión tengan menos fuerza respecto a Rusia.

El mensaje en la red X sobre Le Pen concuerda con los argumentos habituales del Kremlin para convencer a la Unión Europea de que debe romper su alianza con Estados Unidos, país que ha mantenido la protección de la OTAN mientras Europa desmantelaba su defensa. El propio Putin ya responsabilizaba a Washington del auge de la extrema derecha en Europa hace una década.

“Este auge”, decía Putin al ser preguntado sobre Le Pen en 2014, “no es tanto un apoyo hacia mí como la toma de conciencia de los intereses nacionales. Europa se enfrenta a la afluencia de inmigrantes. ¿Tomó Europa las decisiones que provocaron esto? Estas decisiones se tomaron en el extranjero, Estados Unidos, y Europa se enfrenta al problema”.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, durante una conferencia durante el encuentro de la Organización de Cooperación de Shanghái en Astaná, Kazajistán, este jueves. Turar Kazangapov (REUTERS)

La cercanía de formaciones nacionalistas y populistas europeas con el Kremlin está en la hemeroteca. La web del partido de Putin atesora una carta de Le Pen con el título: “La cooperación entre Rusia Unida y el Frente Nacional tiene un gran futuro”. En aquella misiva, la política francesa aplaudía que el jefe de la formación rusa, Andréi Isáyev, defendiese en un foro del Frente Nacional ―antiguo nombre del RN― que se levantase las sanciones a Rusia por la anexión ilegal de Crimea y la ocupación de Donbás en 2014.

El eurodiputado socialdemócrata Raphaël Glucksman señaló, tras publicarse el mensaje de Exteriores ruso en favor de Le Pen: “El régimen de Putin apoya lógicamente a sus fieles amigos del RN. No se subraya suficientemente: Francia se arriesga este domingo a ser gobernada por los aliados serviles de una tiranía extranjera en guerra contra las democracias europeas”.

Antiguos aliados de Le Pen sostienen que la política, pese a marcar distancia con Putin en público, no ha cambiado en el fondo de idea. “Son prorrusos y siguen siéndolo, digan lo digan”, declaró hace unos días a EL PAÍS Robert Ménard, alcalde la ciudad francesa de Béziers, próximo durante años al RN. “Los conozco demasiado, personalmente”, añadió Ménard. “Son prorrusos. Por tres razones. Aman los poderes fuertes. Piensan que Putin en el fondo defiende la identidad y es un modelo para nosotros. Y detestan a los americanos, y los enemigos de mis amigos son mis amigos. Tan simple como esto”.

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