La rectora de Columbia presenta su dimisión después de meses de tensión en el campus por la guerra de Gaza
Es la tercera rectora de un centro de la Ivy League que renuncia por las críticas acerca de la insuficiente respuesta al aumento del antisemitismo
La rectora de la Universidad de Columbia, Nemat Minouche Shafik, ha dimitido a última hora de este miércoles, casi cuatro meses después de las masivas protestas propalestinas en el campus por la guerra de Israel en Gaza. “Ha sido un periodo de agitación en el que ha resultado difícil superar las opiniones divergentes en el seno de nuestra comunidad. Este periodo ha afectado considerablemente a mi familia, como a otros miembros de nuestra comunidad”, ha explicado Shafik en un correo electrónico dirigido al personal y a los estudiantes. “Durante el verano he podido reflexionar y he decidido que mi marcha en este momento permitiría a Columbia afrontar mejor los retos que se avecinan”, añade Shafik, una economista que ha pasado gran parte de su carrera en Londres. La renuncia tendrá lugar con carácter inmediato y Shafik será sustituida por otra mujer, la decana de la facultad de Medicina.
Shafik es la tercera rectora de un centro perteneciente a la Ivy League —que agrupa a las universidades más prestigiosas de EE UU— que dimite, tras sus colegas de Pensilvania y Harvard, en diciembre y enero pasados, respectivamente. Las críticas sobre la gestión de los rectorados ante el supuesto aumento de manifestaciones antisemitas en los campus, denunciadas en algún caso ante la justicia por estudiantes judíos, se han llevado por delante no solo la carrera de las tres mujeres, sino también la frontera que separa la libertad de expresión y los aludidos mensajes de odio. Si en diciembre pasado, la investigación de un comité de Educación de la Cámara de Representantes arremetió contra las rectoras de Pensilvania, Harvard y el MIT, en un nuevo frente de las guerras culturales de los republicanos contra los bastiones liberales que son los campus, la dimisión de Shafik, que asumió su puesto hace poco más de un año, puede neutralizar a corto plazo la expectación que rodea el comienzo del curso, sin resolver el problema de fondo.
Su salida se produce a escasas tres semanas del inicio del semestre de otoño, después de haber protagonizado una nueva polémica por haber sugerido que daría más poderes al servicio de seguridad del campus —unos 300 miembros, de empresas privadas— para detener a estudiantes que causaran trastornos en la vida académica (actualmente, está prohibido que los guardias interactúen físicamente con los universitarios). El plan, revelado por el diario The Wall Street Journal hace dos semanas, inquietó sobremanera a las asociaciones de alumnos y a muchos profesores que han defendido su derecho a expresarse. La dimisión de Shafik se añade también a la renuncia, en junio, de tres decanos de la universidad por comentarios inconvenientes o insensibles sobre el candente tema de debate, la fina línea roja de la corrección política, exasperada en las respuestas a la guerra.
Los miembros del consejo de administración de Columbia han manifestado en repetidas ocasiones que respaldaban el liderazgo de Shafik, y el campus había permanecido en gran medida tranquilo durante el verano, aunque con los principales accesos limitados. Ante las acusaciones de que permitía las manifestaciones antisemitas en el campus, Shafik compareció en abril con un tono conciliador ante la comisión del Congreso, pero sus palabras molestaron a muchos miembros del claustro. Recurrió a la policía para que interviniese en el campus en dos ocasiones, para desmantelar sendas acampadas y, la última vez, para desalojar un edificio ocupado. Estas medidas enfurecieron a algunos estudiantes y profesores, mientras que otros miembros de la comunidad, sobre todo importantes donantes, creyeron que no había hecho lo suficiente para proteger a los estudiantes judíos del campus.
La mayor parte de su mandato ha sido un agudo recordatorio de los retos a los que se enfrentan los rectores universitarios a la hora de ponderar la seguridad de los estudiantes, la libertad de expresión y la libertad académica. Pocos rectores han vivido ese dilema como Shafik, ya que Columbia se convirtió en abril en epicentro de una movilización que recorrió el país de costa a costa durante semanas. Las protestas han servido a los republicanos de la Cámara de Representantes como nueva munición contra los demócratas en un año electoral en el que la guerra de Gaza se ha convertido también en tema de debate, especialmente en las filas demócratas, divididas al respecto.
Como piezas de un dominó, a las renuncias de Shafik —una dimisión con efecto retardado—, Elizabeth Magill, de la Universidad de Pensilvania, y Claudine Gay, rectora de Harvard, se suma la de otra responsable de un centro de la Ivy League, Martha E. Pollack, rectora de la Universidad de Cornell, que no fue interrogada por los legisladores del comité y subrayó que la decisión de tirar la toalla era únicamente suya, aunque lo cierto es que su salida se produjo en medio de la tensión por las medidas disciplinarias adoptadas contra activistas estudiantiles propalestinos del centro.
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