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Biden se despide con un viaje a Angola para mostrar su alternativa a China en África

El presidente cumple su promesa de visitar el continente, pero lo hace cuando todos están ya más pendientes de la llegada de Trump

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reunido con el de Angola, João Lourenço, en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en noviembre de 2023.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reunido con el de Angola, João Lourenço, en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en noviembre de 2023.Andrew Harnik (AP)
Miguel Jiménez

Joe Biden prometió viajar a África antes de terminar su mandato y cumplirá su palabra. El presidente de Estados Unidos inicia este lunes una visita de tres días a Angola en el que es, por ahora, el último viaje oficial anunciado de su mandato. En cuatro años marcados por la retirada de Afganistán, la guerra de Ucrania y las de Gaza y el Líbano, la política africana de Biden ha ocupado un lugar menor. Sin embargo, África se ha convertido en terreno de la competición geoestratégica con China (y, en menor medida, con Rusia) y el presidente quiere simbolizar la nueva aproximación que su Gobierno ha dado a la relación con el continente. Para eso, ningún destino mejor que Angola, donde Estados Unidos y sus aliados impulsan una alternativa africana a la Nueva Ruta de la Seda china que Biden cree que puede tener continuidad con Donald Trump en la Casa Blanca.

Tras su independencia en 1975, Angola entró en la órbita soviética, vivió una larga y sangrienta guerra civil en la que Estados Unidos apoyó a los rebeldes de la Unión para la Independencia Total de Angola (UNITA) con el fin de derrocar al Gobierno del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA). El régimen corrupto de José Eduardo dos Santos, que estuvo 38 años en el poder, se entregó luego al dinero chino en forma de préstamos que hipotecaron al país. Como ministro de Defensa, primero, y como presidente desde 2017, João Lourenço tendió puentes con Estados Unidos que el Gobierno de Biden ha reforzado en los últimos años.

“El presidente Biden viajará a Angola, donde destacará la transformación y la profundización de la relación entre Estados Unidos y Angola, y también reafirmará nuestro compromiso de reforzar nuestras alianzas en toda África. Se trata de un viaje histórico. Estamos entusiasmados”, señaló un alto cargo del Gobierno estadounidense en una llamada con periodistas.

Se trata de la primera visita de un presidente de Estados Unidos a Angola y la primera a África en casi una década, desde que Barack Obama viajó a Kenia y Etiopía en 2015. Biden devuelve la visita que hizo Lourenço a la Casa Blanca hace un año. El presidente angoleño también asistió a la Cumbre de Líderes Africanos celebrada en Washington en noviembre de 2022.

“Este viaje también tiene un enfoque regional que va mucho más allá de las fronteras angoleñas”, señaló el alto cargo. Estados Unidos ha defendido que se concedan nuevos puestos a África en el G20, en el Consejo de Seguridad de la ONU y en los consejos de las instituciones financieras internacionales, dentro de una política para reforzar las relaciones con un continente del que su diplomacia se ha desentendido durante mucho tiempo. Además de reunirse con Lourenço, Biden pronunciará un discurso en el que destacará el aumento y la fuerza de las relaciones con Angola y todo el continente.

En la Cumbre de Líderes Africanos de 2022, Estados Unidos se comprometió a invertir 55.000 millones de dólares en África en los tres años siguientes y dos años después, ya se ha cumplido el 80% de ese compromiso en asuntos como infraestructuras, conservación, adaptación al cambio climático y energía.

En Angola, Biden se centrará en el proyecto de inversión más emblemático que ha apoyado, el corredor transafricano Lobito. Es el mejor exponente del giro que Biden ha pretendido dar a la política estadounidense en África para pasar de una relación marginal basada en la ayuda y la seguridad a otra centrada en el desarrollo de infraestructuras y la cooperación económica a largo plazo. Se trata de la construcción, rehabilitación y reconstrucción de una conexión ferroviaria y de otras infraestructuras desde el puerto de Lobito hasta la República Democrática del Congo, con un planteamiento de una segunda fase hacia Zambia y, finalmente, hasta Tanzania, para conectar los océanos Atlántico e Índico.

Estados Unidos y sus socios la ven como una alternativa a la iniciativa de La Franja y la Ruta, el nombre oficial de la también conocida como Nueva Ruta de la Seda, el enorme programa de infraestructuras con el que China busca conectarse al mundo y reforzar su posición geoestratégica. Washington resalta que en este caso las inversiones se están realizando mediante procesos de contratación transparentes, abiertos y competitivos y con implicación del sector privado, con la idea de que la iniciativa sea rentable en sí misma.

Las deudas con China asumidas por muchos países a cambio de las inversiones en infraestructuras han hipotecado a los países, que con frecuencia se ven obligados a pagar con sus recursos básicos. El presidente de Angola, João Lourenço, se queja de ello en una entrevista concedida a The New York Times con motivo de la visita de Biden: “Somos conscientes de que tener esa deuda ligada a una garantía como el petróleo ha sido perjudicial para el país. Pero en aquel momento aceptamos esa condición. Y por ello hemos tenido que cumplir nuestra palabra. Y esto es lo que estamos haciendo. Estamos pagando la deuda. Si me preguntaran ahora si aceptaría un nuevo préstamo en las mismas condiciones, les diría que no”.

Un planteamiento alternativo

El problema es que Estados Unidos y la UE se han desentendido durante mucho tiempo y los países han tenido que aferrarse a la opción china. Washington quiere que el corredor Lobito sea exponente de que hay una alternativa que, además, cumple con estándares más exigentes. “Esto no solo transforma las economías, sino que lo hace centrándose en atraer inversiones de empresas de alto nivel comprometidas con altos estándares de trabajo, de igualdad de género, de salud y de protección medioambiental. Esa es la opción que ahora está disponible para los países de toda la región, [que ahora se preguntan]: ¿Tengo que aceptar la inversión china con bajos estándares y el trabajo infantil y la corrupción? Pero, ¿tengo otra oferta con la que compararla? Esto es lo que el presidente Biden quería para transformar nuestra relación: ofrecer una alternativa diferente, más inversión, pero con estándares más altos. El viaje a Angola realmente va a poner de relieve esa opción”, señaló otro alto cargo del Gobierno de Biden.

A través de la Asociación para la Infraestructura Global y la Inversión, el G7 ha decidido impulsar este tipo de iniciativas en todo el continente bajo las mismas directrices y reglas de aumento de la inversión con mayores oportunidades y estándares más altos. “Tras años de no estar sobre el terreno, el presidente Biden nos ha puesto de nuevo en el terreno y compitiendo y ofreciendo esta alternativa. Si, como resultado, otros países, ya sea China o cualquier otro, también vienen a África y esto les obliga a aumentar los estándares de trabajo, de asistencia sanitaria proporcionada a los trabajadores, de defensa del medio ambiente, la protección del entorno donde están los proyectos y la transparencia frente a la corrupción, será un gran logro”, añadió el alto cargo.

Para Estados Unidos, la iniciativa es estratégica porque le facilita el acceso a minerales críticos como el cobalto, el litio y el cobre. Además, los promotores pretenden que el corredor de infraestructuras también aumente la seguridad alimentaria, impulse la producción agrícola de zonas que pasen a estar mejor conectadas y sirva de palanca para mejorar las telecomunicaciones y las energías renovables.

El hecho de que el planteamiento sea de inversión y de que por medio esté la competencia con China y el acceso a minerales estratégicos lleva al Gobierno de Biden a pensar que puede tener continuidad con la llegada de Trump a la Casa Blanca. Los altos cargos de Biden no quieren especular demasiado, pero se muestran optimistas: “Creo que será una política continuada por las futuras administraciones en los años venideros”, señaló uno de ellos.

El propio Lourenço también resta importancia al relevo: “No nos preocupa que se haya producido un cambio en la administración estadounidense. No es algo dramático. Es algo normal en democracia. Los poderes van y vienen. Así que todo lo que tenemos que hacer es estar preparados para trabajar con los que estarán en el poder”, declara al New York Times.

Habrá también anuncios relacionados con la seguridad sanitaria mundial, la agroindustria, la cooperación en materia de seguridad y la preservación del patrimonio cultural angoleño. El presidente estadounidense destacará las inversiones para aumentar el acceso a alimentos nutritivos, reforzar la agroindustria y aumentar la capacidad de almacenamiento de alimentos en el país. Ambos países anunciarán una nueva asociación en materia de seguridad sanitaria para reforzar la capacidad de prevención, detección y respuesta a las enfermedades infecciosas. Biden expresará su apoyo a la candidatura angoleña a patrimonio mundial de la Unesco del Corredor del río Cuanza, principal punto de tránsito de mano de obra esclava que se obligó a salir del país, en gran parte con destino a Estados Unidos.

“A uno se le perdonaría preguntarse si la visita es demasiado poco, demasiado tarde. Pero eso sería un error. La visita profundizará la relación de Estados Unidos con Angola, un socio cada vez más importante para Estados Unidos en África”, sostiene Witney Schneidman, experto de la Brookings Institution, en un artículo reciente.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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