Nueve consejos para afrontar una ola de calor con niños

Una buena hidratación, ropa ligera y holgada, evitar la exposición al sol y jugar en espacios frescos son factores de prevención para combatir los efectos de las altas temperaturas

Los padres deben asegurarse de que los niños beban agua con frecuencia, incluso si no tienen sed.Fran Polito (Getty Images)

Con el inicio del periodo estival, las informaciones relacionadas con las olas de calor adquieren un espacio relevante en la mayoría de los medios de comunicación. También en el transporte público, en el mercado o en un ascensor las conversaciones giran en torno al ascenso imparable de las temperaturas. Una situación que preocupa a padres y madres por la posibilidad de que sus hijos puedan sufrir algún incidente asociado al calor. Un episodio adverso ante el que hay que poner en práctica recomendaciones para evitar sobresaltos.

La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) indica que no existe una definición única y precisa para una ola de calor, pero que “se trata de episodios de temperaturas anormalmente altas, que se mantienen varios días y afectan a una parte importante de nuestra geografía”. El verano de 2023 tan solo fue superado en temperatura media por los de 2022 y 2003. En su transcurso se registraron cuatro olas de calor, con un total de 24 días en esa situación en España. Fue el cuarto verano con más días bajo ola de calor. Para este 2024, la AEMET ya anuncia que será uno de los veranos más calurosos desde que se tienen registros. Por eso, hay que extremar las precauciones con la población infantil. “Un gran número de víctimas por hipertermia (insolación clásica) tiene entre 0 y 5 años y, sobre todo, se manifiesta en menores de 1 año”, señala el doctor Ignacio Manrique Martínez, coordinador del Comité Asesor de Soporte Vital Pediátrico de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Esto se debe a que poseen una menor reserva de agua y un mecanismo de sudoración muy pobre, “que provoca que su temperatura corporal suba de 3 a 5 veces más rápido que en un adulto. Además, el aparato respiratorio de los niños, que aún se encuentra en desarrollo, los hace más vulnerables al agotamiento por calor”, afirma este experto.

Un niño que sufre un golpe de calor puede presentar mareos, vómitos, elevación de la temperatura corporal por encima de los 40°C, cefalea o irritabilidad y taquicardia. En los casos más graves, se pueden producir desmayos, pérdida de conciencia o convulsiones. “Hay que estar atentos también a otros síntomas como piel seca y muy caliente, fatiga (cansancio excesivo), debilidad, respiración superficial y rápida o calambres musculares, porque pueden causarle hasta la muerte”, asegura Manrique. También alerta sobre el gran peligro de dejar a los niños en el interior de los coches sin ventilación: “Con una temperatura ambiente de 39°C, existen zonas en el interior del coche donde la temperatura pueden alcanzar los 70°C. Con una temperatura ambiente de 29°C, la temperatura interior aumenta casi 20°C en los primeros 45 minutos de exposición”, explica.

Los niños con edades superiores a los cinco años también presentan síntomas similares ante los golpes de calor. “Lo que varía es la causa o causas que los provocan”, indica el doctor. En esta etapa, suelen ser más activos, incluso cuando la temperatura del exterior es muy alta. “Los mecanismos termorreguladores funcionan, pero no pueden disipar el calor con suficiente rapidez, lo que provoca que el cuerpo no se refresque lo suficiente y sufra algún golpe de calor”, explica Manrique. Otro problema con el que se encuentran los niños es la falta de hidratación: “Entre 6 y 12 años deberían tomar de 750 centilitros a 2 litros de agua al día, dependiendo de sus factores personales”, agrega.

Para esquivar las consecuencias que puede ocasionar el aumento de la temperatura corporal, hay que estar bien hidratado, y el alcohol no ayuda en ese proceso, muy al contrario, deshidrata al tratarse de un diurético. Por eso, adolescentes o jóvenes que abusan de bebidas con alcohol y de drogas pueden sufrir una vasodilatación: “El organismo no puede regular su temperatura y llega a los 40 grados, haciéndoles más propensos a sufrir un golpe de calor”, recalca Martínez.

Los expertos recomiendan vestir a los niños con ropa ligera, holgada y de colores claros. simarik (Getty Images)

María Luz García, jefa del Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Universitario Severo Ochoa, asegura que unos simples consejos pueden ayudar a minimizar el riesgo de que los niños desarrollen síntomas relacionados con las olas de calor. Estas son sus recomendaciones:

  1. Hidratación constante. Los padres deben asegurarse de que los niños beban agua con frecuencia, incluso si no tienen sed. Es mejor evitar las bebidas azucaradas y con cafeína, que pueden causar deshidratación.
  2. Ropa adecuada. Se recomienda vestir a los niños con ropa ligera, holgada y de colores claros que permite una mejor circulación del aire y refleja el calor. También deberían llevar gorras o sombreros para proteger la cabeza y la cara de los efectos directos del sol.
  3. Evitar la exposición al sol. Es necesario limitar la exposición al sol durante las horas pico de calor, generalmente entre las 11.00 y las 16.00. Además, hay que asegurarse de que los niños jueguen en áreas sombreadas o bajo estructuras que proporcionen protección contra el sol.
  4. Ambientes frescos. Es preferible mantener a los niños en ambientes con aire acondicionado durante las olas de calor. Si no se dispone de aire acondicionado, es aconsejable visitar lugares públicos frescos como centros comerciales o bibliotecas.
  5. Se debe permitir que los niños jueguen en piscinas, aspersores o con mangueras para mantenerse frescos. Si están jugando al aire libre, hay que asegurarse de que tomen descansos frecuentes en la sombra y beban agua.
  6. Dar baños o duchas tibias a los niños puede ayudar a bajar su temperatura corporal de manera efectiva.
  7. Hay que enseñar a los niños mayores a reconocer los signos de sobrecalentamiento, como sentirse mareados, con náuseas o extremadamente cansados, y que tengan claro que deben informar a un adulto si se sienten mal.
  8. Hay que proporcionar a los niños comidas ligeras y frescas, como ensaladas o sopas frías, evitando las comidas pesadas y calientes, que pueden aumentar la temperatura corporal.
  9. Los niños deben recibir protector solar con un alto factor de protección (SPF) para evitar quemaduras solares, que pueden aumentar la temperatura corporal y el riesgo de deshidratación. El protector debe administrarse cada dos horas.

Si los niños y niñas pasan algunos días disfrutando de campamentos, estos deben seguir protocolos específicos para proteger a los niños y adolescentes de los efectos de las olas de calor. “Establecer esas reglas ayudará a reducir significativamente los riesgos asociados con las olas de calor y garantizará un entorno seguro y agradable para los niños y adolescentes en estos espacios”, expone García.

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