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Sheinbaum apuesta por la vía diplomática para afrontar la última embestida arancelaria de Trump

La presidenta de México anuncia que enviará una carta al republicano y moviliza a los titulares de Economía y Exteriores para convencer a Washington de que no imponga tarifas al acero y al aluminio

Claudia Sheinbaum durante la conferencia matutina del 11 de febrero, en Ciudad de México.
Claudia Sheinbaum durante la conferencia matutina del 11 de febrero, en Ciudad de México.Luis Barron (Getty Images)
Elías Camhaji

El Gobierno de México busca evitar a toda costa los aranceles anunciados esta semana por Donald Trump al acero y al aluminio. La presidenta, Claudia Sheinbaum, anunció este miércoles que enviará una carta a su homólogo estadounidense para convencerlo de que la imposición de tarifas no tiene sentido por el superávit comercial a favor de Estados Unidos en la industria siderúrgica. “Ellos exportan más que nosotros”, afirmó la mandataria en su última conferencia de prensa. “No les conviene”. Antes de presentar medidas en represalia, el Ejecutivo mexicano apuesta por agotar la vía diplomática en una estrategia de varios frentes para intentar que la Administración de Trump cambie de opinión. Juan Ramón de la Fuente, el secretario de Relaciones Exteriores, tiene en agenda una llamada con Marco Rubio, el jefe de la diplomacia estadounidense, este jueves a más tardar. En paralelo, Marcelo Ebrard, el titular de Economía, tiene la encomienda de reunirse en los próximos días con los máximos responsables de Comercio de la Casa Blanca. La entrada en vigor de los gravámenes está prevista para el próximo 12 de marzo.

“Estamos trabajando casi todos los días en el Gabinete económico”, afirmó Sheinbaum. Aunque el anuncio de la misiva se produjo apenas, el contenido de la carta no es un misterio. Trump firmó el decreto para castigar las importaciones siderúrgicas de todo el mundo el pasado lunes, lo que desencadenó una ola de rechazo en Asia, Europa y América. La respuesta del Gobierno mexicano vino el martes y estuvo a cargo de Ebrard para explicar por qué las tarifas “son un balazo en el pie” y pueden tener serias afectaciones a las cadenas comerciales de Norteamérica, en especial para productos que cruzan la frontera varias veces antes de llegar a los consumidores finales. México, el principal socio comercial de Estados Unidos, es también el primer destino de las exportaciones estadounidenses de acero, lo que se ha traducido en un superávit de casi 7.000 millones de dólares, según los datos presentados. “Es ilógico”, sostuvo Ebrard, que estuvo al frente de Exteriores en la Administración anterior y encabezó las comunicaciones con Washington en el último tramo del primer Gobierno de Trump.

Con los argumentos económicos sobre la mesa, Sheinbaum salió en defensa de la integración de Norteamérica e insistió en que el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) beneficia a los tres países. “La única forma de competir con Asia es mantenernos juntos”, afirmó la presidenta. Si bien los aranceles al acero y al aluminio son la amenaza más inmediata, hay otros dos asuntos que suponen riesgos mayores y mayor complejidad en la negociación: la imposición de aranceles del 25% a todos los productos mexicanos ―diferida la semana pasada por un mes― y la renegociación del TMEC, prevista hasta mediados de 2026, pero que ya ha comenzado en los hechos. Ebrard dijo que está esperando la ratificación en el cargo de Howard Lutnick como secretario de Comercio y de Jamieson Greer como representante comercial para solicitar una reunión oficial. El encuentro, previsto para la próxima semana, supone la primera toma de contacto para ver dónde están parados ambos países en el inicio de la negociación.

marcelo ebrard y juan ramon de la fuente
Los secretarios de Economía y Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente, en la Mañanera del 3 de febrero. Aurora Martinez (Getty Images)

Sheinbaum se ha mostrado confiada en que un mes es suficiente para establecer un diálogo. El antecedente más positivo para el Gobierno mexicano fueron los acuerdos alcanzados la semana pasada para esquivar la imposición de aranceles a sus exportaciones a cambio de enviar 10.000 guardias nacionales a la frontera para contener el tráfico de fentanilo y los cruces de inmigrantes. Al mismo tiempo, las autoridades del país latinoamericano han tenido complicaciones para lograr que la nueva Casa Blanca esté abierto a escuchar sus argumentos. La presidenta, por ejemplo, ya había puesto sobre la mesa la caída en un 76% de los flujos migratorios en un año, pero esa cifra no fue lo que convenció a Washington de diferir las tarifas, sino el despliegue militar en los límites de ambos países.

En el caso de los impuestos al acero y al aluminio, la Administración de Trump no ha sido tan clara en definir qué espera de sus socios mexicanos, salvo consideraciones generales como restringir la participación de China en su economía. No está claro qué trofeo quieren presumir los republicanos ante sus bases. El canciller De la Fuente ha sido uno de los conductos clave para acercar posiciones con el Gobierno estadounidense. La llamada de esta semana con Rubio será también sobre los aranceles al acero. La de la semana pasada fue para agradecer el despliegue militar en la frontera. Mientras se abre ese canal, Omar García Harfuch, el secretario de Seguridad, también trabaja en presentar avances en la estrategia de las autoridades mexicanas contra el crimen organizado y enviar señales de certidumbre a Washington. Hay pocos visos, sin embargo, de que Trump vaya a cambiar su posición en la negociación y ha mandado mensajes de que las presiones serán permanentes.

Sheinbaum descartó la adopción de un “plan B” frente a la última embestida de Trump, a pesar de presiones de la industria local para que responda a las amenazas. Tiene en su caja de herramientas medidas contempladas en el TMEC, así como aranceles a otro tipo de productos, que se han impuesto en crisis comerciales en el pasado. Pero las medidas espejo entrañan el riesgo de contaminar otras negociaciones en curso y dinamitar los puentes que se han empezado a construir. A estas alturas, la estrategia se centra en tres frentes: una carta, una llamada y una reunión.

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Sobre la firma

Elías Camhaji
Es reportero en México de EL PAÍS. Se especializa en reportajes en profundidad sobre temas sociales, política internacional y periodismo de investigación. Es licenciado en Ciencia Política y Relaciones Internacionales por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y es máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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