Una oportunidad que no podemos desaprovechar

Es el momento de llegar a un acuerdo para crear un sistema fiscal internacional adaptado al siglo XXI

Imagen de un centro logístico de Amazon en Darlington (Reino Unido), el pasado septiembre.LEE SMITH (Reuters)

Durante más de cuatro años, Francia, Alemania, Italia y España hemos trabajado conjuntamente para crear un sistema fiscal internacional adaptado al siglo XXI. En este tiempo, ha habido muchos tira y afloja. Es el momento de llegar a un acuerdo.

La puesta en marcha de este sistema fiscal internacional más justo y eficiente ya era una prioridad antes de la actual crisis económica, y lo será aún más cuando salgamos de ella.

¿Por qué?

En primer lugar, porque la crisis ha favorecido a las gra...

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Durante más de cuatro años, Francia, Alemania, Italia y España hemos trabajado conjuntamente para crear un sistema fiscal internacional adaptado al siglo XXI. En este tiempo, ha habido muchos tira y afloja. Es el momento de llegar a un acuerdo.

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La puesta en marcha de este sistema fiscal internacional más justo y eficiente ya era una prioridad antes de la actual crisis económica, y lo será aún más cuando salgamos de ella.

¿Por qué?

En primer lugar, porque la crisis ha favorecido a las grandes empresas digitales, cuyos beneficios se han disparado hasta niveles no vistos en otros sectores de la economía. Entonces, ¿por qué las empresas más rentables no pagan un porcentaje de impuestos justo?

El hecho de que operen en internet no quiere decir que no tengan que pagar impuestos en aquellos países en los que están presentes y en los que se generan sus beneficios. Históricamente, la presencia física ha sido la base de nuestro sistema fiscal. Esta base tiene que ir adaptándose a medida que nuestra economía se desplaza hacia internet. Estas empresas, igual que las demás, tienen que pagar unos impuestos justos, acordes con su éxito, para financiar los bienes públicos.

En segundo lugar, porque la crisis ha acentuado las desigualdades. Es urgente poner en marcha un sistema fiscal internacional eficiente y justo.

En la actualidad, las multinacionales pueden evitar el impuesto de sociedades desplazando sus beneficios a otros países, y eso es algo que la opinión pública no va a seguir aceptando.

El dumping fiscal no puede ser una opción en Europa ni en ningún país del mundo. Esta práctica solo llevaría a una caída aún mayor de la recaudación del impuesto sobre sociedades, más desigualdad y la imposibilidad de financiar los servicios públicos básicos.

En tercer lugar, porque necesitamos recuperar el consenso internacional en grandes asuntos globales.

La OCDE, con el apoyo de nuestros países, ha estado haciendo un trabajo excepcional en el ámbito de la fiscalidad internacional a lo largo de muchos años.

La OCDE ha puesto sobre la mesa propuestas equilibradas en ambas cuestiones: el impuesto a los beneficios de las multinacionales más rentables, sobre todo, de los gigantes digitales (Pilar I) y el impuesto mínimo (Pilar II). Podemos seguir avanzando en esta línea. Por primera vez desde hace décadas, se nos presenta la oportunidad de lograr un acuerdo histórico para un nuevo sistema fiscal internacional que incluya a todos los países del mundo.

Un acuerdo multilateral en este sentido indicaría el compromiso de trabajar juntos en los asuntos de mayor trascendencia global.

Con la nueva administración Biden ya no existe la amenaza de un veto a este nuevo sistema fiscal internacional. La nueva propuesta de EE UU sobre un impuesto mínimo global de sociedades es un paso importante que va en la misma dirección que la planteada inicialmente por nuestros países y liderada después por la OCDE. El compromiso de un tipo efectivo mínimo de al menos el 15% es un buen punto de partida.

Por ello, nos comprometemos a fijar una posición común sobre un nuevo sistema fiscal internacional en la cumbre de ministros de Economía y Finanzas del G-7 que se celebrará este viernes en Londres. Estamos seguros de que esto nos dará el impulso necesario para lograr un acuerdo global en la cumbre del G-20 que tendrá lugar en Venecia en el mes de julio. Podemos hacerlo. Hagámoslo realidad. Se lo debemos a nuestros ciudadanos.

Nadia Calviño es vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital; Daniele Franco, ministro de Economía y Finanzas de Italia; Bruno Le Maire, ministro de Economía, Finanzas y de la Recuperación de Francia, y Olaf Scholz, vicecanciller y ministro de Finanzas de Alemania.

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