Un mandato imposible para Emmanuel Macron
El presidente francés va a tener enfrente una fuerte oposición de izquierdas que lo desafiará con rotundidad los próximos cinco años y un partido de extrema derecha implantada en todo el territorio con muchos diputados
La primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, tras las presidenciales del 23 de abril, confirma la recomposición del espacio político entre tres grandes bloques: liberal de derecha, la nueva izquierda y la vieja extrema derecha. La gran novedad se visualiza en los resultados excepcionales de ...
La primera vuelta de las elecciones legislativas francesas, tras las presidenciales del 23 de abril, confirma la recomposición del espacio político entre tres grandes bloques: liberal de derecha, la nueva izquierda y la vieja extrema derecha. La gran novedad se visualiza en los resultados excepcionales de la izquierda de la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES), en torno al partido Francia insumisa de Jean Luc Mélenchon. Supone en sí misma una victoria, incluso si no pudiera alcanzar una mayoría en la próxima Asamblea Nacional. Con todo, los altos índices de abstención parecen ser una dinámica exponencial desde hace años.
Si el próximo domingo se materializa definitivamente la relevante progresión de la izquierda unida, podremos dar por concluida la anomalía que ha caracterizado el campo político francés desde 2017, esto es, el lema “No hay nada frente a Macron”. Es un reto enorme para el presidente, cuyos márgenes de gobernabilidad se volverán muchos más estrechos. Si, al fin y al cabo, logra la mayoría, será un resultado que dependerá de la derecha de Los Republicanos, precisamente el partido al que ha querido desbancar a lo largo de su mandato. Por tanto, los aliados de la derecha no le facilitarán la tarea, negociando bien su apoyo o bien su neutralidad incierta. Esto marcará tanto el fin de la época favorable para el macronismo como oferta política “ni de derechas ni de izquierdas” como el comienzo de un nuevo ciclo político, que reafirmará el retorno de una derecha más conservadora frente a una izquierda renovada y más ofensiva. En otras palabras, la nueva polarización que irrumpe ahora dejará poco espacio para el centrismo pendular (a la vez de derecha y de izquierda) que el macronismo encarnaba.
Es verdad que la alianza de las izquierdas reunidas en NUPES es un acuerdo de salvación en torno a Mélenchon por parte de socialistas, comunistas y verdes debido a sus pésimos resultados en las presidenciales; se han aferrado al barco de Francia Insumisa como a una tabla para no hundirse, y son conscientes de que hay un electorado progresista que, desde la noche de este domingo, ha dejado de huir hacia Macron o hacia el vacío de la abstención y apuesta activamente por una dinámica de unión y por una victoria el próximo domingo.
También el escenario político va a cambiar profundamente por otra razón institucional: Macron no podrá concurrir para un nuevo mandato en 2027. Por ello, la competición entre los pretendientes tanto en su campo como en la derecha se abrirá desde la próxima semana. Los resultados de la primera vuelta les han dado alas frente al mandatario, que pierde un 3% de apoyo en relación con el que obtuvo en la primera vuelta de las presidenciales hace un mes (un 28%). En la extrema derecha, Marine Le Pen ha conseguido un 19,2%, lo que significa que, por primera vez desde 1986, podrá contar con entre 20 y 45 diputados. En resumidas cuentas, tras esta primera vuelta, y cualquiera que sea el veredicto la próxima semana, se confirma la recomposición profunda del campo político. Macron tendrá frente a él una fuerte oposición de izquierdas que lo desafiará con rotundidad los próximos cinco años y una fuerza de extrema derecha implantada en todo el territorio nacional con muchos diputados. El presidente recién reelegido no ha perdido totalmente estas legislativas, pero no las ha ganado. Y es la primera vez en la historia de la V República en que un presidente elegido no gana las legislativas después de su elección. Francia, otra vez, entra en una fuerte turbulencia política.