Amnistía Internacional y la propaganda del asesino
Rusia está utilizando el informe de la organización humanitaria para culpar a Ucrania de las atrocidades que comete
En Sueños de un seductor, Woody Allen cuenta la paliza que ha recibido de unos matones: “Primero le di con el ojo en el puño a uno”, dice, “y luego pegué a otro con la nariz en la rodilla”. La versión trágica de la estrategia se encuentra en el comunicado donde Amnistía Internacional (AI) dice que Ucrania pone en peligro la vida de civiles al situar fuerzas en zonas pobladas.
Aunque esos civiles no estarían en peligro si Putin no hubiera atacado Ucrania, ser la parte agredida no exime de cumplir las normas del derecho humanitario internacional. Pero, como recuerda el abogado especialista Wayne Jordash, las organizaciones que se dedican a investigar esas violaciones deben aportar pruebas creíbles. AI no lo ha hecho ni ha realizado una investigación rigurosa. Tampoco ha tenido en cuenta el contexto militar o humanitario para evaluar lo que era o no necesario. Las tropas de Ucrania no pueden elegir qué defender. Su actuación debe corresponder a la escala y naturaleza de las fuerzas a las que se enfrentan; también conocen el comportamiento del ejército ruso en las zonas conquistadas. El informe, dice Jordash, contiene “pocas pruebas y análisis y muchas acusaciones desmedidas”. Los responsables estaban al corriente de problemas del documento, escribe Tom Mutch, que señala omisiones y errores (se evacúa a los civiles, frente a lo que dice AI; las escuelas donde se instala el ejército están también evacuadas). El experto Jack Watling sostiene que el informe “muestra poca comprensión de las leyes del conflicto armado (…) y de las operaciones militares”. Un ejemplo es cuando sugiere que las tropas acampen en bosques, lo que dejaría las ciudades sin protección.
La directora de AI en Ucrania dimitió y la organización emitió un comunicado donde, sin retractarse, lamentaba “la angustia” producida. Rusia utiliza el informe para culpar a Ucrania de las atrocidades que comete. Mientras, en Bucha se han contabilizado 419 cadáveres con signos de violencia, decenas de miles de menores han sido deportados a Rusia, 53 prisioneros ucranios murieron en una explosión más que sospechosa, leemos el testimonio atroz de una mujer que fue capturada por los rusos o circula un vídeo donde un soldado ruso castra a un prisionero ucranio. No es la primera vez que AI deshonra sus propósitos y su trayectoria —desde el caso Navalni a su lamentable actuación en el procés—, pero es particularmente grotesco que una organización humanitaria acabe sirviendo a la propaganda de los asesinos.
@gascondaniel
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