“Los dirigentes africanos tienen que demostrar que odian a su gente para permanecer en el poder”
El escritor camerunés Boniface Ofogo retrata la desigualdad y el abuso de poder de un país ficticio en ‘El imperio de los cautivos (I). Pretérito imperfecto’
“Todos los africanos tenemos el deber de dar a conocer lo que sucede en África. Como se suele decir: ‘Mientras los leones no sepan escribir, las historias de caza siempre glorificarán al cazador”, comenta Boniface Ofogo (Bogondo, Camerún, 58 años).
Eso es lo que Ofogo ha hecho con su nuevo libro, El imperio de los cautivos (I). Pretérito imperfecto (autoeditado, 2023), una obra plagada de denuncias que bucea en las causas de los males que afectan a muchos países africanos. En él, Ofogo cuenta la historia de un periodista, Clément Boete, que vive y trabaja en Madrid, pero que por motivos familiares se ve obligado a regresar a su país. Allí se enfrenta a la realidad de la falta de servicios públicos e infraestructuras, de la lucha diaria de los ciudadanos para sobrevivir. Mientras, la clase dirigente lo tiene todo. Titirilandia es el nombre de este ficticio país que acumula todos los males de África Central, la región donde se concentran los gobernantes que más tiempo llevan en el poder. “La cárcel a cielo abierto más grande del mundo, con cientos de cautivos. Cautivos de un sistema político y económico manejado desde el corazón de Europa”, denuncia Ofogo.
“Francia nunca descolonizó sus territorios africanos. Por eso, desde hace tiempo existe un gran malestar contra ella en sus antiguas colonias. Francia las sigue controlando a través del franco CFA o de sus empresas omnipresentes en esos países para llevarse materias primas. Mientras, la gente no tiene nada. Las riquezas de sus países no le favorecen. De ahí los acontecimientos que hemos visto últimamente en Níger, Burkina Faso, Malí…”, reflexiona Ofogo.
”El verdadero problema que tenemos en África —yo lo denuncio en este volumen— es que los dirigentes africanos, para permanecer en el poder, tienen que demostrar que odian a su gente. El que la ama mínimamente no sirve y Occidente lo elimina. La lista es interminable. La mayoría de nuestros líderes, por desgracia, han sido formateados por el colono para servir al colono. Esperemos que llegue una nueva generación de jóvenes que puedan amar a su gente”, opina el escritor. Y continúa: “Por eso, podemos decir que este libro brota de un sentimiento que está cada vez más extendido por el continente. En África hay una especie de hartazgo. Yo estaba ahogado, viendo las cosas que pasan, teniendo claras las explicaciones, y por eso me dije que tenía que contar mi propia historia”.
El autor insiste en que sentía urgencia en dar a conocer lo que sucede en muchos países. “No podía esperar a los plazos que las editoriales me daban para sacar este libro. Por eso decidí autopublicarlo. Podemos decir, en ese sentido, que se trata de literatura urgente”.
Ofogo estudió Filología Hispánica en la Universidad de Yaundé y luego se doctoró por la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en Literatura hispanoamericana. También realizó un Máster en Migraciones y relaciones intercomunitarias en la Universidad Autónoma de Madrid. Trabajó durante algún tiempo como mediador cultural. Pero por lo que es realmente conocido es por su faceta de cuentacuentos y divulgador de leyendas y fábulas orales del África negra, un arte que le lleva a recorrer el mundo entero para contar sus historias —de hecho, esta entrevista se realiza mientras pasa fugazmente por Madrid tras pasar por Colombia, México y el norte de Francia—. Ofogo es autor, además, del autobiográfico África negra. Una vida de cuento, y de varios libros para niños, como El león Kandinga, que forma parte de la tradición oral de los bantú; A paso de Tortuga, o el más reciente, El elefante que perdió su ojo.
Quería dirigirme a la gente de España que ve llegar a las personas migrantes y no se cuestiona lo que pasa en sus países de origen
Ahora salta a la novela y lo justifica así: “El cuento es un género muy íntimamente ligado a la cultura ancestral africana. Somos culturas evidentemente orales. Pero, aparte de eso, yo estudié Filología, entonces leo mucho. Al que lee mucho es posible que le pique el gusanillo de escribir. El que no lee nada nunca va a escribir”.
Que es un gran lector queda plasmado en este libro, donde rinde homenaje a Antonio Lozano, Justo Bolekia o Donato Ndongo. Además, en sus páginas resuenan también Pablo Neruda o Julio Ramón Ribeiro, entre otros muchos nombres.
Ofogo ha elegido el castellano como lengua para la escritura, aunque él mismo está traduciendo su trabajo al francés. Confiesa que es una opción consciente por varios motivos: “Primero, quería dirigirme a la gente de España que ve llegar a las personas migrantes y no se cuestiona lo que pasa en sus países de origen. También quiero reivindicar el hispanismo africano, que existe. De hecho, denuncio en el libro que un país como el mío tiene cientos de doctores en español y España los desdeña con mucha elegancia. En casi todas las universidades hay estudios de español, hay gente muy preparada y es verdad que España no tiene ningún interés en Camerún, como tampoco lo tiene en muchos otros países africanos”, comenta.
El Imperio de los cautivos (I). Pretérito imperfecto es la primera parte de una trilogía cuya segundo volumen verá la luz en 2024. Está ilustrado por Elisa Arguilé y cuenta con un prólogo de Mbuyi Kabunda.
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