El Gobierno arranca con perfil bajo y evita choques con el PP por Bárcenas
Santamaría rechaza opinar del borrado de ordenadores: “El PP actúa como empresa”
Ni Siria, ni Bárcenas, ni pensiones, ni Gibraltar, ni Cataluña. El Gobierno ha vuelto de casi un mes de silencio público en La Moncloa con la clara intención de no entrar a ninguno de los asuntos que dominan la actualidad. Un decidido perfil bajo para el arranque del nuevo curso político. Todos los ojos del Ejecutivo están puestos en los movimientos de su presidente, el único que puede hacer cambios relevantes. Y mientras él no se mueva —hoy arranca el curso en Pontevedra y el lunes ha citado al Comité Ejecutivo del PP—, los ministros, los dirigentes clave y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, parecen dispuestos a ganar tiempo.
“No estamos en eso, los ministros no me han comentado nada”, contestó con una sonrisa cuando le preguntaron por una posible crisis de Gobierno. La portavoz hizo este viernes esfuerzos por evitar cualquier respuesta concreta, en especial sobre el caso Bárcenas, pero no solo. Para esquivar este delicado asunto del que ella quiere mantenerse lejos, argumentó que el Gobierno no puede valorar el borrado de los ordenadores de Bárcenas por parte del PP porque ahí el partido al que ella y casi todo el Gobierno pertenecen actúa “como empresa”.
Muchos diputados, dirigentes y miembros del Gobierno están desolados por la imagen que está ofreciendo el partido con la nueva polémica ahora por el borrado de los ordenadores, pero Sáenz de Santamaría fue muy cautelosa para evitar cualquier choque con la dirección del PP y con Dolores de Cospedal, responsable, con o sin la autorización de Rajoy, de la decisión de borrar el contenido de los ordenadores. De fondo está la batalla interna que se vive en el PP con el caso Bárcenas y Sáenz de Santamaría claramente no quiere entrar en ese avispero.
Muy llamativo fue el decidido bajo perfil del Gobierno sobre otros asuntos clave, como el de Siria. Mientras todos los otros grandes países europeos —Reino Unido, Francia, Alemania e Italia— han fijado posiciones claras con intervenciones de sus líderes, Sáenz de Santamaría evitó mojarse. Dijo que España está “a la espera” del informe de los inspectores de la ONU “y de lo que diga la comunidad internacional para adoptar decisiones”. Ni siquiera quiso aclarar si Rajoy ha hablado con algún mandatario internacional sobre el asunto. La memoria de la guerra de Irak y el gran protagonismo de José María Aznar, que perjudicó al PP en las urnas, parecen pesar sobre Rajoy y los suyos, que prefieren estar en segundo plano.
El Ejecutivo también quiso ganar unos días en dos cuestiones que centraran la actualidad en las próximas semanas. Primero, la reforma de las pensiones. La decisión del Gobierno ya está prácticamente tomada y el lunes se la comunicará Fátima Báñez a sindicatos y patronal. Pero Sáenz de Santamaría no quiso dar ninguna pista de momento. El informe de los expertos, que fue muy polémico en julio, es la base de la decisión del Ejecutivo, pero en los detalles estarán la clave y la negociación para evitar que los sindicatos convoquen una huelga general, algo que el Gobierno ve poco probable.
Y el otro gran asunto es el de Cataluña. La vicepresidenta tampoco quiso calentar el ambiente y evitó entrar en las posibles consecuencias de un éxito de la cadena humana organizada para el 11 de septiembre. El Gobierno empieza así al ralentí, pero todo depende como siempre de Rajoy, y es él quien marcará el ritmo hoy en Soutomaior (Pontevedra) y el lunes en la calle Génova.
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