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El destierro del reguetón en las fiestas de La Línea

El Ayuntamiento prohíbe con multa de 700 euros a las casetas que pinchen todo lo que no sea flamenco durante un día de su feria

Jesús A. Cañas
Cartel de las fiestas de La Línea (Cádiz).
Cartel de las fiestas de La Línea (Cádiz).

“Después la culpa pa’ el reguetón”, ironizaba en su estribillo la chirigota Daddy Cádiz durante el pasado Carnaval. Y al final resulta que tanta culpa tiene que hasta pinchar Felices los 4 o El Anillo puede acarrear hasta una multa de 700 euros. Esa es la pena que en La Línea de la Concepción aguardaba a quien el domingo, en el transcurso de su Velada, se atreviese a desafiar el bando que prohibía hacer sonar todo lo que no fuese “música rociera, flamenca o similar”.

El veto afectó al conocido como Domingo Rociero, el día más señalado de la Velada y Fiestas de La Línea, que se celebran desde el pasado 12 de julio y hasta el próximo día 21. Durante esa jornada, multitud de linenses acuden a locales del centro de la ciudad para disfrutar de una jornada dedicada especialmente a la estética que mueve anualmente la celebración de la Romería del Rocío que cada primavera se festeja en Huelva.

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Este domingo pudo verse a mujeres vestidas de flamenca y en los locales podía escucharse sones de sevillanas, de música rociera o flamenca en general. Pero no reguetón, ni cualquier otro estilo musical que saliese de la tradición de una jornada que se celebra en la Velada desde hace décadas. “En ese día no se puede escuchar otra música que no sea esa. No es algo en contra del reguetón, se hace para preservar la identidad de la fiesta”, asegura el concejal de Fiestas, Momo Valle.

Y para que quedase claro, el Ayuntamiento ya publicó un bando el pasado 30 de abril en el que el primer punto especifica que “la única música que podrá sonar en el centro de la ciudad será rociera, flamenca o similar”. Además, alertaba de otros aspectos, como la prohibición de reservar sitios en la vía pública para ver la cabalgata o la necesidad de mantener el civismo y cuidar por la limpieza. Para el que se salte todos estos vetos, el Ayuntamiento establece unas multas de “hasta 700 euros”.

Lo curioso es que la prohibición de no pinchar nada de música que desentone con el Domingo Rociero viene desde hace casi 20 años, como explica el edil de Fiestas. El Consistorio optó por regular este día cuando vio que la jornada se encaminaba hacia otros derroteros con personas que llevaban pistolas de agua cargadas de vino o en los locales se hacía sonar otro tipo de música diferente. Por eso, en torno al año 2000 se comenzó a incluir la prohibición de todo lo que se saliese del flamenco en un bando que este año se ha vuelto a publicar.

“Antes se ponía un bando con chinchetas en el tablón y nadie lo veía. No se sabía y ahora lo hemos divulgado más. Ahora hay redes sociales y al compartirlo se ha hecho más conocido”, apunta Valle. Él mismo y otros miembros del equipo de Gobierno de la ciudad -gobernada por mayoría absoluta por La Línea 100x100 -difundieron en Facebook el bando y la necesidad de respetar su punto primero. La viralidad hizo el resto y pronto se ligó al reguetón, hoy uno de los ritmos más escuchados en las casetas, tanto de la Velada linense como de muchas ferias de Andalucía.

Con la prohibición en curso, en la jornada del domingo, todos los locales respetaron el bando. No se escucho ni a Maluma, ni Daddy Yankee, ni Ozuna por las calles del centro. Valle confirma que la policía local de la ciudad no llegó a interponer ni una multa relativa a la música. “La gente está por la labor de respetar el bando y la tradición”, apostilla el edil. Que se lo digan a una vecina de localidad —que prefiere preservar su identidad— contenta con la medida: “Para eso era el Domingo Rociero. Los jóvenes ya tienen otros días y momentos para escuchar reguetón”.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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