Lindsay Lohan monta un chiringuito en la playa en la que sufrió maltratos
El reality de la controvertida ex niña Disney la lleva de vuelta a la playa en la que fue golpeada por el millonario Egor Tarabasov. Allí pretende montar un club, sólo para VIPs, y rodearse de modelos buenorros.
A sus 32 años la otrora díscola Lindsay Lohan ha resurgido de sus cenizas para montarse su propio Gandía Shore en una playa de Mikonos. En el recién estrenado docu-reality de MTV Lindsay Lohan’s Beach Club, la ex estrella Disney ejerce de jefaza de un grupo de chavales, todos camareros y camareras de físicos explosivos y cerebros limitados. Sin embargo, y como no podía ser de otra manera si hablamos de la incómoda Lohan, todo esto quedó en un segundo plano en los primeros minutos de programa. ¡Primer órdago de la cadena! Pues lo que parecía ser un divertimento más, entre cremas solares, bikinis y mucho cóctel al borde de la piscina, se convierte en el testimonio sobre malos tratos de la estrella. La actriz de Chicas malas había vuelto a esa playa de Mikonos por una razón inusitada: allí fue donde, hace tres años, fue golpeada por su ex novio. Solo ella podría hacer negocio de una aparente derrota.
En la introducción al reality grabado en la paradisiaca playa griega, Lindsay lo explica: “Siempre me ha encantado la belleza y serenidad que siento cuando estoy aquí”. En ese lugar tan hermoso, “con una mentalidad abierta y tan seguro”, sin embargo, fue donde la actriz, según explica su socio en el club, Panos, había sido maltratada. Como en el confesionario de Gran Hermano, ambos dan rienda suelta a sus reflexiones, para poner en situación al confundido espectador.
«Estaba en una relación muy tumultuosa. Era un momento diferente de mi vida. En vez de llorar o cabrearme, me dije que algún día volvería a esta playa”. Panos añade por su parte que la actriz lo que quería era recordar el rincón como un lugar divertido, eliminar aquel mal recuerdo. Declaraciones medidas que, obviamente, nada tienen que ver con la improvisación. Recordemos que en varias entrevistas en 2016, la actriz contó que su entonces pareja, el millonario ruso Egor Tarabasov, abusó de ella en variadas ocasiones. Una situación que sacó a la luz The Mail, publicando las imágenes de Tarabasov agrediendo a la actriz en la susodicha playa. La pareja había protagonizado una violenta pelea anterior en un balcón en su apartamento de Londres y ella contó que horas después su novio había regresado con alguna copa de más. “No era él, me atacó de una forma muy agresiva. No era la primera vez y ese fue el problema”.
La apertura del club de playa en Mykonos, en Grecia, es la última de las aventuras profesionales de la actriz, que ha dado de lado su carrera en el cine para dedicarse a sus negocios, entre los que se encuentran tres clubes y este regreso por la puerta grande al medio televisivo. Ya metidos de lleno en el programa y olvidada esta inesperada confidencia, lo que sigue es la presentación del nuevo personal que ayudará a Lindsay y Panos a montar su chiringuito VIP, nueve camareros top models llegados de EE UU, a cada cual más perfecto que el anterior y con más mala leche.
Todos cuentan con pelos y señales sus remarcables vidas, entre las que destaca una que colecciona novios que son jugadores de baloncesto, como si fuera una Kardashian. A otra se lo ponen “difícil” cuando le obligan a cambiarse el color del pelo (ese es el nivel). Otro de los personajes relata cómo es ser bisexual en Hollywood. Pero el que se lleva el pato al agua es el que se acostó con uno de los clientes porque, claro, el cliente siempre lleva la razón. En conclusión, un reality en el que imperan los cuerpazos y el savoir-faire de la polémica pelirroja. Como en la franquicia Shore son un grupo de extraños que deben convivir juntos y ella solo les exige lo mejor, aunque esto requiera enfrentarlos entre ellos que es de lo que va realmente el asunto. Porque vivir en unas instalaciones de lujo relacionándose con millonarios es lo peor que te podría pasar.
¿Y cómo es como jefa Lindsay? Regulera. Es como la Chicote de Mikonos, regañando a los empleados por beber alcohol y vestir como si fueran perroflautas. Aunque ellos se sorprendieron al ver que la celebridad era en realidad una persona “agradable, muy profesional y muy fuerte”. Y aparecer, aparece lo justo (Panos es el hombre tras la cortina, para entendernos). Así que en el primer episodio del programa hubo de lo que tiene que haber en todo programa de estas características: lloros y discusiones, mucho salseo y una anfitriona jefa que daba una de cal y otra de arena. Su colega Panos fue más a saco, pues la primera impresión es la que cuenta, comentando que le gustaban cero los chavales que había contratado. ¿Aguantará Panos este Mamma Mia lleno de imprevistos? ¿Quién de los chicos conseguirá más seguidores en Instagram? Y lo que es más importante: ¿seguirá la Lohan regalándonos confesiones inesperadas? MTV España tiene previsto traerlo a nuestro país en marzo.
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