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Pamela Anderson o cómo pasar de icono hortera a chica Chanel

Nos descubrió las maravillas del sexo doméstico y la reanimación con flotador… pero la última vida de Pamela Anderson es ser icono de moda.

pamela anderson
Getty Images (Getty Images)

24 de enero, Diner de la mode: la cena benéfica que el mundo de la Alta Costura celebra en París durante la Semana de la Moda para recaudar fondos para la lucha contra el sida. Cita ineludible para la aristocracia de las celebrities. Actrices como Monica Bellucci o Juliette Binoche. Súper modelos como Coco Rocha o Alexandra Agoston. Pero la estrella de la noche no es ninguna de ellas, sino Pamela Anderson, vestida de blanco marfil como una pequeña Verónica Lake. La reina de los escándalos de los 90, la mujer que se tiró media vida corriendo a cámara lenta enfundada en un bañador rojo, se ha reciclado en icono de la alta costura y comparte mesa con divas y ministros. ¿Cómo lo ha hecho?

Pamela, de blanco total, en la gala del 24 de enero de 2019 en París.
Pamela, de blanco total, en la gala del 24 de enero de 2019 en París.Getty Images (Getty Images)

Pam, la ‘cincuentañera’

Poco futuro podía tener Pam, «la encarnación de la Barbie Girl de los 90″ con el cambio de siglo. Bastante había hecho siendo una estrella de los redaccionales de moda del excesivo y colorista fotógrafo David LaChapelle. Pero Anderson ha demostrado ser bastante más que su físico. Desde su sextape con Tommy Lee a sus portadas de Playboy (tiene la plusmarca mundial con ¡14!), siempre se le dio bien ser noticia. Pero a los 49 descubrió que, además de por la imagen, podía serlo por la palabra. Se convirtió en una maestra del género epistolar en la era del Whatsapp. Cada poco salía en las revistas que le había enviado una misiva a Vladimir Putin o a Barack Obama…

“Escribo cada día –contaba a la revista Numéro en 2016–. Escribo cartas constantemente a líderes mundiales, activistas, amigos, amantes. Gente a la que admiro. Las cartas son un arte en peligro de extinción. Es importante luchar a todos los niveles. A mí me vale. Y te aseguro que la gente responde”. Uno de los que lo hizo fue Julian Assange, el rey hacker y eterno inquilino de la embajada ecuatoriana en Londres. Así que para allá fue a verlo Pamela. La noticia fue un bombazo convenientemente publicitado. Para una mujer obsesionada con Marilyn Monroe, Julian era lo más cerca que iba a estar de su Arthur Miller: «El cuerpo y el cerebro», como apodaban a la pareja formada por la actriz y el dramaturgo, revivía en versión digital.

Pam, la concienciada

Nace entonces una nueva Pamela. Si siempre fue un miembro muy activo de PETA, la asociación por el trato ético de los animales, ahora da conferencias sobre el tema en la Universidad de Oxford, en el Kremlin, alterna con el millonario Sheldon Adelson (el que nos quería montar el Eurovegas), con el todopoderoso Vladimir Putin (se desliza que hay algo más que conversación), o con el ex presidente Bill Clinton. La entrevistan en televisión junto a Jeremy Corbyn, el líder laborista inglés. Los días de vino, rock y vídeos porno de sus ex maridos Tommy Lee y Kid Rock han quedado atrás. También deja Malibú y se instala en la mucho más glamourosa Saint-Tropez. En la Riviera francesa, en la que presenta su Fundación. Se define a sí misma como una activista, y no solo por los derechos de los animales.

Pam opina de todo: pide la liberación de su amigo Assange; se muestra favorable al procés catalán; apoya las protestas de los chalecos amarillos… Lanza, junto a la diseñadora francesa Amélie Pichard, su línea de calzado. Se llama Pammies y es vegana. Llevar sus creaciones es, según su propietaria, apuntarse a una “revolución sensual”. “Para su fabricación no se ha usado nada animal ni que pueda dañar a los animales. No es necesario sacrificar animales para el mundo de la moda o de la alimentación. Hay que salir de esos tiempos oscuros”. Los mandamientos de la Pam concienciada son pocos pero muy claros: “Nunca vayas a un acuario. Nunca vayas a un zoo. No comas ternera, pollo, pescado ni productos lácteos. ¡Podemos salvar el mundo”.

Pam, la enamorada

Adil Rami tiene buena parte de culpa de su transformación. Ya se sabe que el amor es una poderosa razón para cambiar de aires. En Marsella juega al fútbol su nuevo novio, de 33 años, 18 años menos que ella. Rami, ex jugador del Valencia y del Sevilla es un tipo singular: lo apodan “El cuerpo”, y fue elegido como el jugador más sexy de la liga francesa en 2009, además de protagonizar portadas de revistas gays y numerosos reportajes de moda. No tiene todos los músculos igual de desarrollados: hace pocos meses volvió a ser noticia extradeportiva por decirle a la Presidenta de Croacia “me encanta su país. Sobre todo Mikonos”. Luego se excusó: “No sé por qué pero siempre confundo Croacia y Grecia”.

Tras los zapatos, la ropa interior. Pamela también lanza una línea de lencería: Pamela Loves Coco de Mer. Todo muy Brigitte Bardot, como corresponde a su nueva vida afrancesada. La mujer que se había hecho famosa llevando poca o ninguna ropa se convierte en una referencia de Instagram. Empieza a dejarse ver en desfiles de alta costura: en 2017, en París, en el de Stella McCartney junto a Salma Hayek. En Milán, en el de Dolce & Gabanna. El dos de octubre del año pasado, se convierte en la gran noticia del desfile primavera/verano de Chanel, cuando aparece en el front-row completamente de blanco. Es la confirmación definitiva. Karl ha aprobado su transformación. Una acreditación Access All Areas. Y lo que Lagerfeld ha unido, que no lo separe la maledicencia.

Pamela, en el desfile de Chanel en París fashion Week el 2 de octubre de 2018.
Pamela, en el desfile de Chanel en París fashion Week el 2 de octubre de 2018.Getty Images (AFP/Getty Images)

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