Por qué las ‘Speedcat’ de Puma tienen todas las papeletas de convertirse en las zapatillas de la temporada
El diseño Speedcat Sparco de Puma fue la obsesión de muchos jóvenes hace dos décadas. Veinte años después, regresa auspiciado por las tendencias dosmileras y el creciente interés de la moda por los deportes de motor
Cada generación tiene su magdalena de Proust fashionista y entre los adolescentes de los primeros años 2000, son las zapatillas Speedcat de Puma las que funcionan como catalizador para viajar al pasado. Aquel diseño bicolor creado en colaboración con la marca Sparco, sello italiano especializado en equipamiento para automóviles deportivos y de competición, se convirtió en palabras de Alberto Turincio, Responsable de PR y Social Influence Sportstyle de Puma, en “un bestseller y objeto de deseo, uno de los zapatos más vendidos de la historia de Puma”. Hace cinco años, las zapatillas fueron versionadas coincidiendo con el 20 aniversario de su lanzamiento, esta vez con el logo de Sparco en la lengüeta. Sin embargo, el gran revival se produce ahora, con el relanzamiento el próximo 29 de junio de las zapatillas Speedcat que mantienen intacta la estética de las que triunfaron hace 20 años. De momento, disponibles en rojo y negro.
Las Sparco, como se conocía en las calles a aquellas zapatillas diferentes al resto, se abrieron paso más allá del público interesado en el motor y conquistaron a adolescentes de todo el mundo, erigidas como el calzado de moda en los institutos de comienzos de siglo. El reporte de beneficios de la marca alemana en aquellos años ilustra la dimensión del fenómeno. Según datos recogidos en la prensa de la época, en el año 2001 Puma aumentó sus ingresos en un 125% y en 2003 un 211% más. ¿Logrará igualar su éxito en 2024, con el culto a las zapatillas experimentando los primeros síntomas de hastío? La cuenta de Instagram sobre zapatillas @hartcopy se preguntaba el pasado diciembre si serán estas deportivas las que terminarán con el reinado de las ubicuas Samba de Adidas. De momento, cuentan con el visto bueno de la modelo Emily Ratajkowski, que no se las quita desde hace meses. Además, la expectación por su regreso empieza a viralizarse en TikTok, donde ya proliferan los vídeos de cómo combinar las Speedcat, redescubiertas ahora por una generación que no había nacido cuando el diseño original revolucionó el mercado. Y es que el modelo no podía aterrizar en mejor momento, con el auge de la moda años 2000 dando forma a las tendencias con mayor acogida. Sin olvidar que desde hace meses el mundo del motor ha adquirido un protagonismo renovado y la industria de la moda, desplegando su poderosa capacidad para fagocitar cualquier disciplina que despierte interés en la sociedad, ha estrechado el vínculo con el universo automovilístico de competición. Y es que, no olvidemos que el origen de estas icónicas deportivas está en las carreras de Fórmula 1.
Del circuito de carreras a las calles
El origen de las populares Speedcat Sparco se remonta a los años ochenta, cuando se idearon las primeras zapatillas Puma vinculadas al mundo del motor, el modelo Motorsport, unas botas de cuero de corte alto diseñadas en 1984 para el piloto de Fórmula 1 Stefan Bellof. El alemán, que falleció un año después a causa de un accidente mientras competía, ganó algunas carreras destacadas con aquellas zapatillas, germen de lo que sería después el modelo Speedcat, lanzadas al mercado en 1999. La deportiva se diseñó “a partir de las zapatillas ignífugas que usaban los pilotos de F1 en 1998″, apuntan desde la marca.
¿Cómo una zapatilla técnica diferente a todo lo que existía en el momento logró cautivar a millones de personas? Como explica Alejandra De La Riva Sainz, Chief Marketing Officer de la plataforma especializada en zapatillas FootDistrict, los intentos previos de acercar a las masas unas deportivas inspiradas en el mundo del motor no habían cosechado los éxitos esperados: “Hasta la llegada de las Puma Speedcat, el calzado creado para pilotos no estaba en las calles. En los años sesenta se habían popularizado unos mocasines casi sin suela, con insertos de goma que utilizaban los pilotos de competición, pero en los noventa la única relación que tenían con los deportes de motor es que seguíamos llamándolos driving loafers. Ahora los hacían Prada, Tod’s o Sebago”. Y añade que “durante los 70, Adidas lo intentó con algunos diseños” y “en los 90 lo intentó Nike con una alianza con Michael Schumacher, pero nunca se había creado un fenómeno real en las calles”. ¿Qué había cambiado esta vez? Un nombre propio fue, de manera indirecta, responsable de este éxito en nuestro país: Fernando Alonso. “Fernando Alonso, primer español que gana un gran premio de fórmula 1″, recogía EL PAÍS en su portada el 25 de agosto de 2003. El asturiano hizo historia en el mundo del motor y desató un fenómeno fan en torno a este deporte.
Las carreras empezaron a emitirse en la televisión en abierto en horarios normales (durante años, estaban relegadas a la madrugada o canales de pago) y hasta Melendi le dedicó una canción (No quiero a Barrichelo, Schumacher ni al Button / Porque es el Nano quien llena a todos de ilusión /Cuando se sube en su Renault, rezaba la letra). Si bien en los comienzos, fueron los seguidores de la Fórmula 1 quienes mostraron interés por las zapatillas inspiradas en el calzado de sus pilotos preferidos, “llegó un momento en el que se separó estilo de rendimiento y se convirtió en una tendencia con vida propia”, sostiene De La Riva. Desde la plataforma (donde saldrá a la venta la zapatilla a partir del 29 de junio) aseguran que han “detectado una búsqueda activa de estas siluetas”. La silueta en cuestión presenta un exterior sencillo, con cordones del mismo tono de una zapatilla que rompe la estética monocolor con el denominado formstrip de la marca (la banda curva que atraviesa el lateral de sus diseños), a juego con el logo de Puma situado en la puntera. La particularidad reside en la suela, elevada hasta el talón y de aspecto neumático. Según, Turnicio ese aspecto disruptivo fue clave a la hora de atraer a los consumidores, conquistados por el “innovador diseño inspirado en las zapatillas de carreras de automovilismo” y añade que “su asociación con la cultura del deporte del motor, respaldada por las celebridades”, fortaleció su halo de zapatilla cool.
Motor y moda, una alianza fructífera
El regreso de estas deportivas es la enésima prueba de la popularidad creciente de los deportes de motor en la moda. En los dos últimos años, el sector parece haber encontrado en la Fórmula 1 un territorio inexplorado de gran potencial. El punto de inflexión se produjo en marzo de 2022, fecha de la publicación de Motomami, el esperado tercer álbum de Rosalía. Más allá de la repercusión acarreada en el sector musical, el trabajo de la catalana no pasó desapercibido para la industria de la moda. La narrativa y los elementos visuales próximos al mundo de las motos que articulaba el disco dejó rápido su impronta en las tendencias. Firmas como Dior ya habían hecho algún guiño a este universo en su colección otoño-invierno 2022-2023, pero en las temporadas posteriores la moda rindió pleitesía a este universo de neumáticos y gasolina de forma mucho más evidente. En mayo de 2022, Chanel presentó su desfile Crucero en Montecarlo, ciudad asociada al lujo más exclusivo, pero también al circuito urbano que alberga el Gran Premio de Montecarlo de Fórmula 1. Y dos décadas después de que Puma uniera fuerzas con Sparco, la marca no solo relanza las zapatillas, también ha abrazado recientemente la fuerza visual del mundo de las motos con una colaboración junto a la firma independiente Ottolinger. Los pilotos ejemplifican igualmente ese nexo entre moda y motor de manera notoria. ¿La próxima capital del Street Style? El paddock de la Fórmula 1 titulaba al respecto la edición americana de Vogue.
Mientras pelea por alzarse con la 33ª victoria de su carrera, Fernando Alonso fichó como imagen de Boss el pasado año. Su rival en el asfalto, el veinteañero George Russell, empieza a colaborar con marcas de ropa, mientras Carlos Sainz Jr. ya se ha colado en las páginas de algunas de las revistas de moda más influyentes. Con todo, Lewis Hamilton sigue siendo el rey, también fuera del circuito. En el mes de abril, el británico compitió en el Gran Premio de Shanghái y a su llegada fue fotografiado como una estrella del Street Style con un look de Louis Vuitton. Poco después, en el Gran Premio de Miami le veíamos posar junto a la modelo Kendall Jenner, ambos vestidos de Tommy Hilfiger, firma de la que es embajador. Precisamente, el Gran Premio de Miami, celebrado desde 2022, ha acaparado la atención del star system con hordas de celebridades acudiendo al circuito como parte de compromisos profesionales que, a su vez, potencian la visibilidad de este deporte. En la última edición del Gran Premio, celebrada a mediados de mayo, pudimos ver allí a Rihanna (apoyando a ASAP Rocky en un acto de promoción de su colaboración con Puma), a la cantante Camila Cabello y a supermodelos como Karolina Kurkova, Taylor Hill o Candice Swanepoel, por si quedaba duda alguna de la simbiosis de ambos universos.
Volviendo a Tommy Hilfiger, la vinculación de la marca con el mundo del motor viene de lejos y va más allá de las tendencias pasajeras. El propio Hilfiger ha expresado ser fanático de la disciplina y la marca será la patrocinadora oficial de la esperada película sobre Fórmula 1 (todavía sin nombre confirmado) protagonizada por Brad Pitt y Damson Idris, que en una perfecta estrategia de marketing es a su vez embajador de la marca. En la gran pantalla, la temática del automóvil estuvo igualmente presente en dos títulos del pasado año: Gran Turismo, con Orlando Bloom, y el biopic sobre Enzo Ferrari, con Adam Driver y Penélope Cruz a la cabeza del reparto. El furor por la Fórmula 1 está por las nubes, pero todavía tiene mucho recorrido en términos de moda. Está claro que las Speedcat de Puma tienen cada vez más posibilidades de adelantar por la derecha a sus competidoras.
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