“He sido el blanco de movimientos políticos y religiosos”
El especialista asegura que la sentencia del Supremo que obliga a repetir su juicio es "ideológica”
El doctor Carlos Morín (Lima, 1944) fue absuelto de practicar un centenar de abortos ilegales en sus clínicas de Barcelona. El Tribunal Supremo, sin embargo, ha atendido la petición de sus acusadores —grupos ultracatólicos como E-Cristians— y ha ordenado que se repita el juicio para valorar si debe admitirse, como prueba, un reportaje de la televisión pública danesa. El vídeo, grabado con cámara oculta, muestra a una falsa paciente que quiere interrumpir su embarazo de siete meses. Morín, que ahora vive “aislado” en Menorca junto a su esposa, María Luisa Duran, lamenta una decisión basada en “falsedades” que le volverá a enfrentar, de nuevo, a la posibilidad de ser condenado a 300 años de cárcel.
Pregunta. ¿Qué opina sobre la decisión del Supremo de anular su absolución?
Respuesta. Voy a padecer un nuevo juicio innecesario, ilegal y contraproducente. Es una reapertura en falso que provoca un enorme daño moral no solo a mí, sino las mujeres que abortaron, que volverán a declarar. Esas mujeres decidieron en libertad de conciencia y no deberían pasar de nuevo por esto.
P. Los magistrados piden que se valore si debe admitirse el vídeo de la TV danesa...
R. La Audiencia de Barcelona ya declaró nula esa prueba. Además, nunca se hizo ningún aborto y no nos acusan por él. Descubrimos que era todo falso. Es alguien que bromea sobre una decisión muy grave, que es seguir o no con una gestación.
P. ¿Cree que hay otras motivaciones en la sentencia?
R. Sí. Nuestra actuación médica fue irreprochable y estuvimos dentro de la ley, por lo que entiendo que la decisión del Supremo de repetir el juicio es política e ideológica.
P. ¿Qué le ha supuesto este proceso, desde que fue detenido en 2007, juzgado y absuelto?
R. Me he quedado aislado. Soy una persona activa y me he alejado de mi actividad profesional. También me ha costado mi reputación profesional, a pesar de que, en 30 años, ninguna mujer ha muerto ni ha tenido problemas graves en mis clínicas. He atendido gratis a más de 2.000 personas en América del Sur. Y no se me conoce ese gesto, porque considero que uno ha de hacer el bien en silencio.
P. En algunos ambientes, le han puesto el apelativo del “doctor muerte”.
R. Y me han amenazado de muerte, y me han llamado “asesino” en la calle y en un colegio electoral. Yo solo soy un eslabón en la decisión de una mujer de no seguir adelante con su embarazo. Creo que el término de “doctor muerte” es inadecuado. He intentado siempre dar la asistencia adecuada a una mujer para que no se encuentre con un atropello. Además, no solo soy un médico abortista. Enseñé a muchos cirujanos a operar con tecnología endoscópica cuando apenas se hacía.
P. ¿Qué consecuencias ha tenido el proceso judicial para las clínicas?
R. Teníamos en funcionamiento siete clínicas. En Barcelona, Madrid y Valencia. Desde que fuimos detenidos e ingresamos en prisión, en 2007, están inactivas. He dejado de ganar más de siete millones. Vivo en circunstancias a las que no estaba acostumbrado. Yo no sabía lo que costaba el pan. Ahora sí. Me siento desprovisto de la libertad que tenía. Tengo la suerte de estar enamorado de mi mujer y vivir con ella. Y hemos decidido no retomar la actividad médica.
P. La Audiencia de Barcelona concluyó que los abortos se habían practicado dentro de la legalidad, pero también hablaba de “descontrol administrativo”.
R. Siempre hay algo que se puede mejorar. Por ejemplo, la burocracia.
P. Si tan bien funcionaba, ¿por qué cree que eligieron sus clínicas para la ofensiva judicial?
R. Un profesor norteamericano me dijo que quien destaca es un blanco más fácil. Yo he sido el blanco de las iras de los movimientos políticos y religiosos. Creo que, en parte, es porque fui pionero en Cataluña. Y porque atendíamos a muchas mujeres, incluso de Europa. Me parece que estas acusaciones predican lo que no son: dicen que son cristianos, pero no piensan en el prójimo. Y se atreven a juzgarlo.
P. Al salir absuelto del juicio, dijo que se sentía cabeza de turco.
R. Y me sigo sintiendo así. Creo que cumplí mi tarea médica y mi compromiso con la mujer ha sido total.
P. ¿Cuál es su opinión sobre el aborto?
R. Creo que la libertad es algo que no debería perderse. Creo en la acción de un médico que puede ayudar a una mujer con una opción terapéutica. En eso, en calidad asistencial y en investigar qué es lo mejor para cada caso, he sido un referente. Aquí y fuera. Hago un bien deseado por una persona para quien la gestación no le representa más que problemas en su vida en ese momento.
P. ¿Qué opina del proyecto que prepara el Gobierno del PP?
R. Es una involución desde el punto de vista de las libertades de la mujer. Nos llevará unos cuantos años atrás en cuanto a la libertad para decidir sobre la gestación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.