México admite que su situación privilegiada con el coronavirus cambiará en las próximas semanas
La OMS reconoce la fortaleza organizativa adquirida de crisis pasadas y lo ha designado para que su gestión de epidemias aporte enseñanza para el futuro
El análisis de lo ocurrido en otros países con la crisis del coronavirus permite a México, que aún asegura estar en la fase más leve del contagio, con 15 infectados y todos ellos en el extranjero o en su entorno más próximo, determinar que en unos 16 días se pasará a la fase 2, es decir, los contagios se darán en el propio país y el rastreo de los centenares de personas afectadas será complejo o imposible. Y en la fase 3 los casos se contarán por miles. Para todos esos escenarios, que sin duda llegarán, México ha optado por la calma y un seguimiento estricto de las recomendaciones científicas, que en ocasiones no se compadecen con el ejercicio de la política. México ha recibido los parabienes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que reconoce sus fortalezas organizativas adquiridas en crisis pasadas y lo ha designado, entre otros países, para que su gestión de esta epidemia aporte enseñanzas para el futuro.
La declaración de pandemia, a decir de los expertos, solo es una constatación de la extensión geográfica afectada, pero no cambia la gravedad. Aunque tiene un efecto multiplicador del pánico que quizá la OMS no haya tenido del todo en cuenta. Dentro de unas semanas, habrá millones de mexicanos infectados, pero la mayoría ni siquiera se percatará de ello debido a la insignificancia de sus síntomas. Un 15% tendrá el malestar típico de la influenza, con dolor de cabeza y articulaciones, estornudos, fiebre. Estos serán los casos leves que no requerirán ingreso en hospitales sino aislamiento en casa y recomendaciones médicas vía telefónica. Un 5% de los infectados se encontrará en la situación más delicada y entre ellos habrá que contar no pocas muertes. Se trata, como se ha repetido, de pacientes con vulnerabilidades previas. Por eso se recomienda extremar los cuidados y la vigilancia para aquellas personas de edad avanzada, con dolencias cardiovasculares, diabetes, presión alta, enfisemas, bronquitis crónica o inmunodepresión. Las embarazadas y los niños menores de cinco años recibirán cuidados especiales también, aunque no hay constancia científica de que corran más riesgo que el resto de la población para el caso del coronavirus.
La mañana de este jueves, la conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador ha estado dedicada a la crisis del covid-19. Las gráficas de la propagación a nivel mundial presentadas por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, muestran que a la actual situación en México le seguirán días peores. Pero este país tuvo su enseñanza de fuego con la crisis de 2009 cuando fue el origen del foco mundial, con las funestas circunstancias de salud y económicas que de ello se derivan. Hoy recibe las felicitaciones de la OMS por la precoz gestión de la crisis. “Desde el 4 de enero, [cuando aún no se conocían infectados] iniciamos los preparativos, se produjeron documentos científicos para el manejo de los médicos, para la prevención de contagios y para las técnicas diagnósticas”, ha explicado López- Gatell esta mañana. Aunque cuando preguntan la cantidad exacta de test que se están haciendo entre la población no se responde con exactitud. “Se están haciendo las pruebas que son necesarias”. Y se invoca a la soberanía de cada país -España ha cerrado escuelas, Francia se ha resistido aunque lo hará desde el lunes, Estados Unidos ha vetado la llegada de aviones, pero Italia no-. La opción de México es seguir las recomendaciones de la OMS.
En este momento, ha afirmado el subsecretario, hay centros de salud entrenados para monitorear los fenómenos respiratorios cuando los casos ya no se puedan contar uno a uno ni proceder a su aislamiento. Y ha explicado que los hospitales están preparados para aplazar la atención de pacientes que no sea urgente para dedicar esas camas al coronavirus. “Tampoco debe cundir el pánico cuando en los aledaños de los hospitales se monte un sitio para atender a los infectados graves. Pueden ser hospitales inflables, o en tiendas de campañas. Que nadie se alarme, esas soluciones se han diseñado para crisis como esta” en todo el mundo, ha dicho. Y ha reconocido la profesionalidad del personal médico, de los enfermeros y químicos de México. “Son de primera”.
López-Gatell ha estado acompañado esta mañana en la rueda de prensa de buena parte del equipo gubernamental que está comandando esta crisis: epidemiólogos, infectólogos, expertos en salud pública, en crisis sociales, en prevención, algunos de los cuales ya colaboraron en la gestión de la crisis vírica de 2009. La experiencia de entonces les ha demostrado que tan eficaz como atajar la infección desde la ciencia y la medicina es una política de comunicación regular y transparente, porque el pánico general puede torcer las recomendaciones científicas, contrastadas, y priorizar medidas políticas que en ocasiones son inútiles o contraproducentes.
Es el caso de los cierres masivos de instituciones o los bloqueos al transporte. Así lo ha explicado Lopez-Gatell a preguntas de los periodistas: “En 2009, en México hubo mucha confusión y los cierres en Ciudad de México se reprodujeron en otras partes del país, donde no era necesario. Estaban gobernados por el miedo y la política. Hoy tenemos una lista exhaustiva que nos han remitido los Estados sobre acontecimientos masivos convocados que habrá que analizar de forma individual llegado el caso. No hay que anticiparse a cerrar ferias. Está demostrado que restringir la entrada al país [puertos, aeropuertos] no tiene repercusión contra la enfermedad. Pero sí el tamizaje [tomar pruebas de salud a la gente antes de embarcar] en los puertos de salida, porque eso ayuda al resto del mundo”.
México no se ha planteado aún cerrar el paso al turismo porque el Gobierno considera que eso desestabilizaría la economía y apenas contribuye a paliar el contagio, como explicó el subsecretario en la tarde del miércoles. También se ha demostrado ineficaz la provisión de material médico para las crisis, que puede estar deteriorado cuando estas llegan. “Hace 10 años que ese modelo de prevención está cuestionado, es preferible una lista temprana de la demanda y de proveedores que puedan facilitar lo requerido”, ha explicado el subsecretario.
El representante de la OMS en México, Cristian Morales Fuhrimann, invitado a la conferencia de prensa esta mañana, ha destacado que “México ha sido el primer país en poner a punto la técnica de detección del coronavirus y que ha permitido formar en su territorio a los países centroamericanos. La declaración de pandemia es un llamado a países que, a diferencia de México, no han empezado sus preparativos para la crisis. Estamos confiados por nuestra colaboración con México, de quien estamos aprendiendo. Esta es una oportunidad para reforzar la capacidad de detección, el aislamiento y el análisis de los contactos. Nada ha cambiado con la declaración de pandemia”, ha dicho. Pero sí ha cambiado algo: el pánico ciudadano.
Dónde irán los abrazos de López Obrador
La primera pregunta del primer periodista que intervino en la rueda de prensa matutina tras la fluida intervención del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, le pilló a este con el pie cambiado. ¿Cómo se va a proteger el presidente del Gobierno del coronavirus? ¿Van a suspenderse sus baños de multitudes, besos y abrazos? Fue la única respuesta en que al funcionario se le vio trastabillar. Habló de “nuestro señor presidente”, de lo cariñoso que es y de lo mucho que le quiere el pueblo, pero no acertó a decir si debe protegerse un poco de las masas, ahora que en unas semanas buena parte de la población mexicana será un foco de contagio.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha estado en contacto con un alto cargo del Gobierno brasileño que ha dado positivo al coronavirus y una ministra española también se ha contagiado, por no hablar de otros políticos en España. Así que la pregunta por López Obrador, no es impertinente, menos sabiendo que el mandatario mexicano ya no es un chaval. El subsecretario no se atrevió a improvisar en directo ante la prensa la agenda del presidente, máxime cuando este estaba situado tras él, como un maestro de escuela, durante toda su comparecencia. Fue el propio López Obrador el que, concluida la rueda de prensa dijo que hará, exactamente, lo que le recomiende el equipo científico que se encarga de esta crisis vírica en México.
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