La venta de tratamientos contra la sarna se ha triplicado desde los años anteriores a la pandemia
Las farmacias han dispensado medio millón de cremas contra la enfermedad en los últimos 12 meses
La venta de medicamentos contra la sarna en España se ha disparado un 64% en el último año y ha alcanzado un volumen que casi triplica el registrado en los años previos a la pandemia. Así lo revelan los datos de la consultora especializada en el sector farmacéutico Iqvia, que confirman el aviso lanzado por médicos de la sanidad pública en los últimos días....
La venta de medicamentos contra la sarna en España se ha disparado un 64% en el último año y ha alcanzado un volumen que casi triplica el registrado en los años previos a la pandemia. Así lo revelan los datos de la consultora especializada en el sector farmacéutico Iqvia, que confirman el aviso lanzado por médicos de la sanidad pública en los últimos días. “Yo nunca había visto tantos casos como ahora. Ha pasado de ser una cosa bastante excepcional a un diagnóstico frecuente”, afirmó hace una semana a este diario Vicente Baos, médico de familia en el centro de salud Collado Villalba Pueblo, en el municipio madrileño del mismo nombre.
La sarna no es una enfermedad de declaración obligatoria, por lo que no existen datos oficiales sobre su incidencia. Las ventas de los medicamentos para tratarla ofrecen así la mejor imagen para hacerse una idea del impacto que la dolencia tiene sobre la sociedad.
En los 12 meses comprendidos entre el 1 de febrero de 2021 y el pasado 31 de enero, las farmacias españolas vendieron un total de 489.021 frascos de Sarcop y Perme-Cure. Estas dos cremas, que contienen un 5% de permetrina, son el tratamiento de primera elección para eliminar el ácaro que causa la enfermedad, el Sarcoptes scabiei.
En los 12 meses anteriores, las ventas ascendieron a 297.000 unidades, una cifra que ya suponía un notable ascenso respecto a los anteriores ejercicios, que fueron —siempre del 1 de febrero al 31 de enero del año siguiente— de 246.000, 220.000 y 177.000 frascos, respectivamente.
A los productos basados en la permetrina hay que sumar los que tienen como principio activo la ivermectina, utilizados cuando los primeros no surten efecto (el sarcoptes scabiei ha empezado a desarrollar resistencias, según los especialistas) o para tratar brotes en instituciones cerradas, como residencias de mayores u hospitales. Entre febrero de 2021 y el pasado 31 de enero, en España fueron vendidos 164.000 tratamientos de Ivergalen (en pastillas) y otros 61.000 de Soolantra, de uso tópico (225.000 en total). En este caso, sin embargo, no está disponible una serie histórica que permita seguir la evolución de las ventas.
“Estos datos confirman la importancia del problema, que es mayor de los que esperábamos a pesar del importante incremento de casos que habíamos detectado”, afirma Vicente Baos tras conocer los datos de ventas del medicamento.
Al menos 150.000 enfermos en el último año
Los datos disponibles no permiten hacer una estimación precisa de cuántas personas han sufrido la sarna en España en el último año, aunque un cálculo prudente las sitúa por encima de las 150.000 personas. “Hay pacientes que necesitan más de un frasco para curarse. Otras veces, las cremas se prescriben como profilaxis para los convivientes. Además, si toda la familia no cumple el tratamiento adecuadamente, a veces una persona vuelve a infestarse”, resume este médico de familia.
La sarna, también conocida como escabiosis, causa intensos picores. Es muy contagiosa entre personas cercanas, ya sea por el contacto directo piel con piel o por compartir espacios como la cama, un sofá... Aunque se trata de una enfermedad considerada leve, puede llegar a tener un notable impacto en la vida del paciente ya que impide dormir con normalidad y altera los hábitos de vida. Además, provoca una inflamación con vistosos eccemas que pueden requerir tratamiento con corticoides e incluso antibióticos en el caso de infección por alguna bacteria oportunista.
Aunque nunca ha sido erradicada, la enfermedad ha sido considerada durante mucho tiempo un problema menor muy localizado en grupos de población y lugares concretos. Tradicionalmente ha afectado más a personas que viven en condiciones precarias o colectividades como residencias de mayores, centros de menores y prisiones, entre otras.
Una investigación del Centro Nacional de Epidemiología, sin embargo, reveló un incremento de la incidencia de la enfermedad a partir de 2014, que sus autores relacionaron con los efectos negativos que la crisis económica tuvieron sobre parte de la población.
“La tendencia ya era al alza, pero estos nuevos datos de venta apoyan la hipótesis de que los casos de sarna han aumentado durante el confinamiento y la pandemia. La razón más probable es que aquellas instituciones cerradas donde no es infrecuente que se produzcan brotes, se han cerrado aún más en estos dos años. Y los hogares se convirtieron a su vez en una especie de instituciones cerradas, lo que ha favorecido la transmisión y hecho más difícil el control de la enfermedad. Algunos casos que hasta entonces eran aislados pasaron a convertirse en brotes familiares”, explica Zaida Herrador, investigadora principal del estudio del Centro nacional de Epidemiología.
Miquel Casals, responsable de dermatología pediátrica del Hospital Parc Taulí de Sabadell (Barcelona), detectó un importante aumento de la sarna durante la pandemia y resumió sus hallazgos en otro artículo publicado en una revista científica con el elocuente título de Sarna: una epidemia dentro de la pandemia.
Berta Alvira, geriatra de 44 años, trabaja en el Hospital de Getafe. Contrajo la sarna en diciembre al consolar a una paciente. “Era una mujer mayor, con la salud muy delicada y que tenía el día triste. Me empezó a explicar lo que le preocupaba y me quedé con ella unos 15 minutos, en los que le cogí la mano. Tenía unas lesiones en la piel que habíamos atribuido a su dolencia de base, pero luego, cuando la familia la vino a buscar, nos consultaron sobre los picores que tenían. Resulta que todos, 12 personas que viven en la misma casa, estaban contagiados”, recuerda.
Alvira y una auxiliar de enfermería del hospital contrajeron la sarna. Empezó entonces un proceso que recuerda con “horror”. “Hice el tratamiento de profilaxis, que consiste en ponerte la crema por todo el cuerpo dos veces, al primer día y al séptimo. Pero o no lo hice bien o el ácaro ya era resistente”, relata.
Esta facultativa recibió entonces el siguiente tratamiento previsto, con ivermectina, aunque tampoco funcionó y a los seis días empezó a tener lesiones en la piel características de la sarna. “Al final, hicimos un tratamiento combinado tomando otra vez la permetrina en crema y la ivermectina en pastillas, pero simultáneamente. Por el camino, contagié a mi marido y no nos hemos librado de la sarna hasta hace 20 días. Acabas obsesionándote porque el picor es desesperante. Y no solo es eso y las marcas en la piel, es que no dejas de limpiarlo todo 20 veces. Hay que lavar toda la ropa, sábanas y toallas. Y lo que no puedes meter en la lavadora, dejarlo en cuarentena varios días sin tocarlo”, relata.
Los expertos recomiendan acudir al médico de familia si se sufren síntomas compatibles con la sarna. Las señales de alerta más comunes, además de que algún conviviente contraiga la enfermedad, son una picazón intensa (especialmente por la noche, que es cuando el ácaro más se activa); una erupción cutánea, especialmente entre los dedos de manos y pies, la parte inferior de las muñecas, las axilas, las mamas y los glúteos; úlceras en la piel por el rascado y la excavación del parásito; y observar líneas delgadas y rojizas en la piel, señal del recorrido seguido por el ácaro.
Los médicos recomiendan que todas las personas que vivan en una misma casa cumplan rigurosamente el tratamiento, ya que las reinfecciones son comunes si alguna de ellas no lo hace.