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Las acusaciones por abuso sexual contra el líder de la banda de rock Rammstein reviven el Me Too en Alemania

El cantante tenía un sistema de selección de jóvenes en la primera fila de los conciertos que eran invitadas a beber alcohol y tener encuentros sexuales con él, según decenas de testimonios recogidos por la prensa germana. Él lo niega y anuncia que tomará medidas legales

Till Lindemann cantante de Rammstein
Till Lindemann, cantante de Rammstein, en un concierto de 2019.CHRISTOPHE GATEAU (AFP)
Elena G. Sevillano

El cantante y líder de la banda de rock alemana Rammstein, Till Lindemann, se enfrenta a las acusaciones de varias mujeres jóvenes que denuncian un sistema de casting y reclutamiento de fans para mantener relaciones sexuales con él durante sus conciertos. El escándalo de supuestos abusos sexuales y de poder ha estallado a raíz del testimonio de una mujer irlandesa que ha denunciado a la policía lituana que su bebida fue adulterada en una fiesta posterior al concierto que dio el grupo en Vilnius el mes pasado.

Las acusaciones han tomado forma en los últimos días, a medida que más mujeres han empezado a relatar cómo funcionaba la llamada fila cero en los conciertos, la más cercana al escenario, y las fiestas posteriores con Lindemann. Estos días Rammstein, la banda de Alemania más conocida fuera de sus fronteras, celebra una serie de cuatro conciertos en el Estadio Olímpico de Múnich. El escándalo ha provocado que los promotores eliminen la fila cero y prohíban las fiestas tras el espectáculo, y que incluso el Gobierno alemán se haya pronunciado exigiendo más protección para las mujeres en este tipo de espectáculos. La ministra de Familia, Lisa Paus, ha pedido “un debate serio sobre la responsabilidad de los artistas y organizadores hacia sus fans”, y ha invitado a la industria musical a sumarse a la “alianza contra el sexismo”.

Rammstein ha asegurado en dos comunicados que se toma las denuncias “extremadamente en serio”, pero ha negado que los hechos que relata la mujer irlandesa se hayan producido en “el entorno” de la banda. El grupo, conocido por su espectacular pirotecnia y sus letras provocadoras, ha vendido más de 50 millones de discos y llena estadios por todo el mundo. Su fama en Alemania es más controvertida que en el extranjero, especialmente después de que Lindemann publicara un libro de poemas y un vídeo pornográfico hace un par de años. En uno de los textos aparentemente fantasea con abusar de una mujer inconsciente. Lindemann muestra en sus recitales esculturas sexualmente explícitas que él mismo diseña y suele hacer pantomimas de actos sexuales como eyaculaciones sobre el escenario.

La editorial Kiepenheuer & Witsch, que publicó la antología de poesía en 2020, ha anunciado que rompe toda colaboración con el cantante. Cientos de fans del grupo han estado tratando de revender las entradas para sus conciertos en Múnich, según relata la prensa alemana, que informa también de que Rammstein ha contratado a un bufete de abogados y a una empresa especializada en crisis de reputación. El caso revive en Alemania el movimiento Me Too, que empezó a visibilizar hace seis años el carácter sistémico de la violencia machista en todo el mundo. Hasta ahora las denuncias de sexismo en la industria cultural alemana se habían limitado al mundo del hip hop, aunque recientemente Der Spiegel sacó a la luz los supuestos abusos del conocido actor Til Schweiger, que van desde el sexismo hasta el maltrato laboral generalizado a los trabajadores en su última producción.

La primera fan que habló abiertamente de los supuestos abusos del cantante de Rammstein, de 60 años, es una mujer de 24 años de Irlanda del Norte, Shelby L. que asistió al concierto de Vilnius el 23 de mayo. En una serie de publicaciones en Twitter e Instagram ha ido relatando su experiencia, en la que tiene especial protagonismo una mujer rusa llamada Alena Makeeva, supuestamente la encargada de seleccionar a las jóvenes fans para presentárselas al cantante.

Según su relato, a través de foros de internet supo que Makeeva —que en su página de Instagram se refiere a sí misma como “directora de casting de gira con Till LIndemann”— era la persona que ayudaba a los fans a acceder a fiestas exclusivas con el grupo antes y después de los conciertos. Se puso en contacto con ella por Instagram y consiguió una de esas invitaciones para entrar en la fila cero del espectáculo de Vilnius.

Durante un receso asegura que un miembro del equipo la llevó a un camerino situado debajo del escenario donde se encontró con Lindemann. Siempre según su relato, le dijo que no quería tener relaciones sexuales con él, a lo que el cantante reaccionó con gran enfado. La mujer asegura que en la fiesta previa tomó únicamente dos copas y que al rato empezó a comportarse de forma desacostumbrada. Sospecha que alguien pudo introducir alguna sustancia en su bebida, lo que explicaría las lagunas de memoria que tiene de esa noche.

Tras hacer público su relato, que incluye fotos de grandes moratones que no sabe cómo se hizo, la prensa alemana ha empezado a publicar testimonios de mujeres que hablan de experiencias similares. La fan irlandesa reiteró en un mensaje posterior, el 30 de mayo, que no ha denunciado una violación: “Till NO me tocó. Aceptó que yo no quisiera acostarme con él. Nunca he dicho que me hubiera violado”. Por ahora el suyo es el único caso en manos de la policía. Los agentes lituanos le han tomado declaración durante cinco horas como posible víctima de un delito de abuso. La Fiscalía todavía no ha decidido si abre una investigación penal.

Las historias publicadas en los medios de comunicación alemanes describen un sistema aparentemente pensado para escoger entre las fans de Rammstein a las indicadas para mantener relaciones sexuales con el cantante. Los relatos publicados por ejemplo en Die Welt, que asegura tener declaraciones firmadas de varias mujeres, coinciden con las escenas que describe la fan irlandesa. Makeeva seleccionaba a las jóvenes que podían ocupar la fila cero. Una vez allí eran fotografiadas y filmadas como en un casting. Antes, durante o después del concierto se les ofrecía ir a conocer a la banda tras el escenario, se les retiraban los móviles y se las invitaba a beber alcohol.

El diario Süddeutsche Zeitung ha publicado el testimonio de una mujer que asistió a una de esas fiestas tras el concierto de Rammstein en Viena en 2019. Asegura que bebió alcohol y se desmayó. Cuando recuperó la consciencia, se encontró con Lindemann en una habitación de hotel: “Estaba encima de mí”. El cantante, según este relato, le preguntó si quería que parara y abandonó la habitación. Los periódicos probablemente necesitarán hacer uso de las declaraciones firmadas de las mujeres, porque Rammstein ha anunciado este jueves que tomará medidas legales contra las publicaciones. En varios medios y redes sociales “se ha afirmado en varias ocasiones que en los conciertos de Rammstein se había drogado a mujeres con GHB o alcohol para que nuestro cliente realizara actos sexuales con ellas”, aseguran los abogados del grupo. “Estas acusaciones son invariablemente falsas”, añaden.

Decenas de mujeres

El diario y la televisión NDR han publicado una investigación conjunta hablando con decenas de mujeres, que les han mostrado capturas de chats en los que Makeeva les pregunta si saben de otras chicas que quieran conocer a Lindemann o acostarse con él. Relatan que había dos tipos de fiesta, unas con el grupo, y otras que eran encuentros solo con el cantante. La mujer rusa, fan a su vez de Rammstein, no estaba contratada ni cobraba por hacer ese trabajo de selección, informan los medios alemanes. La “directora de casting” les daba indicaciones sobre cómo vestir: “Sexy-elegante, no todo de negro”, se lee en algunos chats. El grupo ha anunciado que le ha prohibido asistir a sus conciertos.

“La cuestión es si todas las mujeres que acaban con Lindemann llegan en condiciones de retomar el control de la situación en cualquier momento o recordar más tarde lo sucedido. O si todo el proceso es tan asimétrico, tan manipulador desde el principio, que no se puede hablar de voluntariedad”, reflexiona el texto de Süddeutsche Zeitung. La banda tiene prevista una actuación en España, en Madrid, el 23 de junio.

Shelby L. le ha contado a Die Welt que ha recibido más de 1.500 mensajes tras su primera publicación y que la mitad aproximadamente son de apoyo, el 20% hostiles y el resto cuentan casos similares. Algunas le han enviado fotos de moratones y relatan que, como ella, fueron invitadas a la fila cero y luego a tomar bebidas que les provocaron efectos que no se corresponden con los del alcohol.

Una conocida influencer alemana de 21 años relató el martes que a ella también la invitó Makeeva a una fiesta posconcierto de la banda con otras mujeres jóvenes. Asegura que era muy cariñosa con ellas y que les pidió que dejaran los móviles “por razones de privacidad”. Las condujeron a un vestuario —era un estadio deportivo— donde había dos sofás de piel negra, una mesa y dos neveras con bebidas alcohólicas y, sentadas, varias chicas con apariencia de estar drogadas, “como zombis”. Asegura que le dio tan mala impresión que salió de allí enseguida.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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