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Uno de cada cuatro jóvenes consume porno con violencia física o verbal

El primer contacto con vídeos sexuales se produce de media a los 13 años y no hay ninguna barrera que impida el acceso a cualquier tipo de contenido

Alumnos durante el recreo en un instituto de educación secundaria de la provincia de Barcelona, en septiembre.
Alumnos durante el recreo en un instituto de educación secundaria de la provincia de Barcelona, en septiembre.Kike Rincón
Pau Alemany

Un hombre asfixia del cuello a una mujer mientras mantienen relaciones sexuales. Otro le da bofetadas a lo largo del coito. Un tercero le grita “puta, zorra y guarra”, alternativamente. Son tres ejemplos de vídeos de pornografía que se pueden encontrar en cualquier página, y con miles de reproducciones. Un contenido que muestra violencia física o verbal —o ambas, en algunos casos— y que una de cada cuatro personas de entre 16 y 29 años en España consume con mucha o cierta frecuencia, según el estudio Juventud y pornografía en la era digital, presentado este jueves por Fad Juventud. Aunque hay una diferencia de 10 puntos porcentuales entre los hombres (el 28% de ellos lo consume) y las mujeres (18%).

La única barrera de entrada a este tipo de contenidos es responder afirmativamente a la pregunta de si eres mayor de edad. Un clic, sea verdad o mentira, y adelante. Cualquier adolescente de 13 años, momento en el que se produce el primer contacto con la pornografía de media, según revela la encuesta, puede acceder a estos vídeos. Y no son los más duros, ya que no es difícil encontrar algunos con títulos en los que directamente se hace apología de la violación como, por ejemplo, “violando a una mujer secuestrada” o “sexo con una amiga durmiendo la borrachera”. El porcentaje de jóvenes en la franja de edad entre los 16 y los 29 años que consume contenidos con una alta violencia sexual o verbal o humillaciones es del 16%.

Aunque cada vez surgen más alternativas de pornografía feminista, el grueso del contenido sigue estando centrado en la figura masculina. Todo gira en torno al placer del hombre. Las mujeres menores de 30 años así lo perciben, ya que prácticamente la mitad de las encuestadas opina que los vídeos contienen violencia física y que son machistas y misóginos. Y también el 48% está de acuerdo con la afirmación de que la pornografía fomenta la cultura de la violación, frente a un 26,7% de los hombres.

Pese a que no se puede establecer una relación directa entre el consumo pornográfico de contenido violento y la puesta en práctica de estos actos en la vida real, es un elemento que influye. Así lo considera un tercio de los encuestados, que ven como posibles efectos del consumo de vídeos sexuales que se utilice menos el preservativo, que se generen fantasías sexuales en las que se ejerce o se recibe violencia o que se presione a otras personas para tener sexo. Alejandro Gómez, sociólogo e investigador de Fad Juventud, opina que la pornografía ayuda a interiorizar “los estereotipos clásicos y los mitos y ficciones del sexo”.

La masturbación encabeza la lista de motivos por los que se consume pornografía. Un 40% de las mujeres y un 50% de los hombres lo hacen por este motivo. Los siguientes ya son para buscar excitación y para reducir el estrés, la ansiedad o la frustración. Uno de cada 10 jóvenes admite ver vídeos de contenido sexual diariamente, aunque aquí la diferencia entre géneros es más abultada: un 22% en el masculino y un 2% en el femenino. Por contra, hay un 35% de la población entre 16 y 29 años que no consume pornografía.

La explicitud que muestran buena parte de los vídeos sexuales que se pueden encontrar en las páginas provoca efectos nocivos en parte de los consumidores. Uno de cada cinco arguye que ver pornografía dificulta tener relaciones sexuales satisfactorias o que se pierda el interés. Aunque, por otro lado, hay un 60% de jóvenes que la consideran positiva para probar o experimentar cosas distintas con su pareja.

Educación sexual

La educación sexual es un eje clave para evitar actitudes violentas en el futuro, pero sigue siendo una carencia incluso entre la población más joven. Prácticamente la mitad afirma que no ha recibido una educación sexual de calidad ni en su centro educativo ni en su familia y un 60% la considera fundamental para evitar los efectos negativos del consumo de pornografía. También hay una notable consideración de que los vídeos sexuales generan desinformación respecto al aprendizaje de la sexualidad y crean una imagen falsa de las relaciones, ya que el 40% de los jóvenes está de acuerdo con esta afirmación.

La directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín, estima imprescindible que la educación sexual “se incorpore de manera más decidida en la familia y en el currículo escolar” y que deje de ser “un tema tabú” —la mitad de los jóvenes oculta a sus familias que visualiza pornografía—. “Los estamos dejando a merced de Pornhub”, añade la directora general, en referencia a una popular web de contenidos pornográficos.

Antes de cumplir los 12 años ya hay uno de cada cuatro niños que ha visto pornografía alguna vez, lo que supone “un problema”, según el sociólogo Gómez, porque es una edad en la que la mayoría “todavía no ha recibido ninguna sesión de educación sexual” en el colegio. Ante la cada vez más temprana edad de acceso al contenido sexual en internet, tanto la Ley de garantía integral de la libertad sexual, aprobada en septiembre de 2022 y más conocida como ley del solo sí es sí, como la reforma de la ley del aborto contemplan la inclusión de la educación afectivo-sexual en todos los niveles educativos.

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