Mateo Salvatto, empresario tecnológico de 23 años: “No hay que ser un genio para innovar, sino ingenuo”
El emprendedor argentino lamenta que el pesimismo tenga buena prensa porque parece de intelectuales y el optimismo de tontos
Mateo Salvatto es la antítesis de los prejuicios que arrastra su generación. Con solo 23 años es empresario y autor con su hermano Augusto de La batalla del futuro (Almuzara / Lea 2022). Hace seis años desarrolló la aplicación Háblalo, un programa con 140.000 usuarios que ayuda a la comunicación de personas con discapacidad. También es director de Innovación en el Instituto ORT de Argentina, una organización centrada en la educación. Nació en el barrio Caballito en Buenos Aires de una familia media cuyos ancestros emigraron de Italia a España antes de asentarse en Argentina. “Soy un 90% gallego”, comenta para evitar confusiones sobre el origen italiano de su apellido. Destila optimismo y asegura que “hay futuro”, que está vinculado a la tecnología y que, para innovar, “no hay que ser un genio, sino ingenuo”. Puede resultar desconcertante para quienes tienen ya más pasado que futuro o para los abonados al pesimismo, pero él defiende que vivimos el mejor de los tiempos.
Pregunta. Conde, el protagonista de Personas decentes (Leonardo Padura) cree: “Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás viviendo en el futuro. Si estás en paz, estás viviendo en el presente”. ¿Está ansioso?
Respuesta. No me sucede tanto así. Los latinoamericanos tenemos esta obsesión con el presente porque vivimos una coyuntura constante de crisis repetidas que pareciera no terminar. Esto nos lleva a estar todo el día atado a saber qué va a pasar mañana, literalmente. Enfocarte todo el día en lo que puedo hacer para sobrevivir mañana te deja muy poco margen para mirar al futuro. A mí, el futuro no me genera ansiedad, sino optimismo y entusiasmo. No hay nada más excitante que el tiempo que tiene por delante la humanidad. Es complejo, pero muy interesante.
No hay nada más excitante que el tiempo que tiene por delante la humanidad
P. Asegura que Brasil cuenta con una veintena de unicornios (empresas con un valor superior a 1.000 millones de dólares), Argentina tiene una docena y España una decena. ¿Eso demuestra potencial tecnológico?
R. El panorama tecnológico latino es mejor de lo que pensamos. La mayoría de la gente no lo cree, pero Argentina es el país con más empresas unicornio per cápita de Latinoamérica, aunque tenga la peor macroeconomía después de Venezuela. Cada vez que tiras cualquier cosita de tecnología, en Latinoamérica explota. La tecnología permite igualar oportunidades y sortear obstáculos. Latinoamérica es resiliente por definición y la tecnología premia eso. Argentina se pone de ejemplo por ser el país con el mejor recurso humano tecnológico cuando ni siquiera se enseña programación en las escuelas. Tenemos variables positivas sin ni siquiera intentarlo, entonces: imagínense si lo intentáramos.
P. Lamenta en La batalla del futuro que su generación no tiene algo en lo que creer y que tener esa expectativa es fundamental para los grandes cambios sociales.
R. Los latinoamericanos crecemos con la mayoría de los adultos diciéndote que la única opción, si quieres prosperar, es irte del país. Al final te convences de que no hay nada que hacer. Pero no hay un mejor momento en la historia para estar vivo que este. La inteligencia artificial, la exploración espacial, las posibilidades de ayudar a personas con discapacidad… Ahora hay muchos problemas, pero si miras para adelante, la potencialidad del mundo en el corto plazo es increíble. Lo que puede llegar a ser la humanidad, cómo pueden llegar a vivir las personas de mi generación y las generaciones siguientes es realmente impresionante.
P. ¿Por eso critica que el pesimismo tenga buena prensa porque parece de intelectuales y el optimismo de tontos?
R. Hablar bien de Argentina no da beneficios. Los haters [críticos destructivos de las redes sociales] creen que somos tontos o no hemos vivido lo suficiente porque decimos que hay futuro. Pero te sorprendería lo que puede cambiar un país.
Si se utiliza la tecnología a tu favor, es lo mejor que te puede pasar, la mejor aliada posible. Si te descuidas y dejas solo que venga, puede ser un caos absoluto
P. Advierte, como problema, que seamos utilizados por la tecnología y no al revés
R. No soy absolutista para pensar que la tecnología es buena y está todo bien. Si se utiliza a tu favor, es lo mejor que te puede pasar, la mejor aliada posible. Si te descuidas y dejas solo que venga, puede ser un caos absoluto. Es un arma de doble filo. Cuando una persona mayor dice: ‘mira mi nieto que sabe usar una tablet’, yo respondo: ‘el genio es el programador que hizo la tablet para que la use tu nieto’. Es peligroso dejarnos abandonados a la suerte con la tecnología. Como herramientas de control sobre las personas son muy grandes. Pero internet es ya una forma de vida. Hay que enseñar a las personas a discernir la información falsa de la real, a comportarse digitalmente.
P. ¿Para innovar hace falta ser excepcional?
R. Para hacer cosas grandes no hace falta ser un genio, sino ingenuo. Tengo una startup [empresa emergente] con 23 años y hace seis desarrollé Háblalo, que permite a las empresas armar un programa a medida para atender a las personas con discapacidad. Tener una empresa o tener éxito o hacer algo distinto no significa cargar con toda una carrera y ser más grande. Muchos emprendedores que están empezando a tener éxito ahora tienen 20 o 18 años. Hoy, la disponibilidad de información es una cosa impresionante y quienes nacen acostumbrados a esa disponibilidad son los que más pueden moldear su propio futuro, hacer cosas de gran impacto sin esperar a tener la clásica carrera o la clásica progresión académica y laboral de siempre, tipo siglo XX.
Lo que puede llegar a ser la humanidad, cómo pueden llegar a vivir las personas de mi generación y las generaciones siguientes es realmente impresionante
P. ¿Ya no hace falta Silicon Valley?
R. La gente cree que para emprender tiene que estar en Silicon Valley y que le pongan un millón de dólares. Silicon Valley es un epicentro de un montón de cosas importantes y un montón de compañías, pero el mundo está descentralizado y ya no pasa por ahí. No tienes que estar Estados Unidos y con financiación.
P. ¿Existen los nativos digitales?
R. Nadie nace sabiendo usar tecnología, sino que está hecha para que sepas usarla. Lo importante no es ser consumidor, sino productor, ser protagonista y no solo testigo.
P. Concluye en su libro que un problema fundamental ahora es la falta de élite dirigente. ¿Ve en su generación gente dispuesta a asumir ese liderazgo?
R. Falta liderazgo en todos los ámbitos, incluido el de la empresa privada. No hay élite, hay gente con dinero, que es muy distinto. Claramente, sí veo gente dispuesta, pero es necesario un proceso de transformación cultural muy grande. Hoy, la palabra empresario está mal vista y se usa emprendedor. Pero hay un cambio de mentalidad y de la cultura colaborativa en el mundo de la tecnología. Hay que seguir esa curva ascendente y tratar de seguir cambiando esas ideas, pero de abajo arriba. No va a suceder esta tarde que encontremos gente predispuesta para estos liderazgos, que se genere una masa crítica.
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