Así se preparan las empresas para la llegada del 6G
El salto del 5G al 6G supone cambiar de una red de comunicaciones a una de detección por sensores, pero antes se está trabajando en mejorar y ampliar las capacidades del 5G
El 5G no ha aún llegado a todas partes ni todos los usuarios se benefician de él, pero cada vez son más las empresas que están empezando a prepararse para el despliegue del 6G, y crecen los debates sobre cómo será el futuro con esa tecnología. Aunque su llegada no se espera hasta 2030, los profesi...
El 5G no ha aún llegado a todas partes ni todos los usuarios se benefician de él, pero cada vez son más las empresas que están empezando a prepararse para el despliegue del 6G, y crecen los debates sobre cómo será el futuro con esa tecnología. Aunque su llegada no se espera hasta 2030, los profesionales del sector trabajan en objetivos a corto plazo para mejorar el 5G y preparar el llamado 5G avanzado, el paso intermedio hasta el esperado 6G.
En este camino, cada una de las grandes empresas tecnológicas ha tomado una dirección. Huawei, por ejemplo, prefiere hablar de 5.5G. Y, según explica la compañía, “no se puede saltar, es un paso necesario para llegar al 6G”. Miguel Barroso, experto en arquitectura de soluciones 5G en Huawei, explica: “Con el 5.5G se intenta multiplicar por 10 el objetivo de ancho de banda que teníamos con el 5G y llegar a los 10 gigas. Eso habilitará otro tipo de contenidos y soluciones mucho más potentes. Otro objetivo es reducir por 10 el consumo energético de la red”.
La compañía china mostró en el Mobile World Congress, celebrado en Barcelona a finales de febrero, algunos de sus planes que ve más factibles en el futuro cercano. En una de las demostraciones podía verse cómo, fijando a las cajas de productos un chip similar a las etiquetas de alarma actuales, se podría hacer el inventariado en un centro logístico de forma automática: “Se conectan a la red 5G y el trabajo es inmediato, no hay que escanear, y eso permitiría incluso pagar automáticamente. Esos dispositivos pasivos están conectados a la red y esta los tiene localizados”, explica Barroso.
Un paso más allá se dará cuando se implante la tecnología de detección por sensores, algo que la mayor parte de empresas planea integrar en el 6G. Los sensores en la red permitirán detectar cualquier movimiento en el entorno sin necesidad de que las personas, los animales o los objetos lleven un dispositivo encima, como ocurre ahora con el GPS, por ejemplo. Uno de los planteamientos de Huawei es el de utilizarlo para mejorar y garantizar la seguridad; por ejemplo, en la circulación de automóviles. “La red es capaz de detectar que ha habido un accidente y avisar, sin necesidad de usar el GPS. También se podría usar para detectar intrusos, como un animal que se cuele en un recinto”, explica el ingeniero de Huawei.
Las tecnologías a las que abre camino el 5.5G en las que trabaja la empresa asiática también permitirán ver en 3D sin necesidad de utilizar gafas especiales o realizar videollamadas con traducción simultánea.
Sin embargo, Huawei se enfrenta al veto de EE UU, que alega un peligro para la seguridad si se permite que la empresa china despliegue su tecnología 5G. Para la compañía, este asunto “no tiene mucho que ver” con el trabajo que están realizando y sus planes para el futuro. “El 5.5 todavía está en proceso de estandarización y no hay producto. Por lo tanto, todavía la labor es definir los estándares y demostrar que la tecnología existe”, afirma Miguel Barroso.
Mientras Huawei se enfrenta a la incertidumbre en Occidente, Samsung pretende aprovechar la oportunidad y desplegar sus redes en Europa, como ya ha ido haciendo en Japón o Estados Unidos, aparte de Corea del Sur, donde se encuentra su sede central. La empresa ya ha hecho despliegues en Reino Unido y ha puesto en marcha programas piloto en Alemania y en España (concretamente, en Ciudad Real), con los que pretende comprobar el funcionamiento de la red para que las condiciones sean las iguales para todos los operadores, centrándose en la virtualización de las redes y en el llamado Open RAN, las redes abiertas.
Javier López, arquitecto de soluciones de las redes en Samsung Networks Europa, explica: “Un factor muy importante para Samsung es que tenemos nuestra propia producción de chips dentro de la casa. Tenemos esa capacidad que otros proveedores no tienen”. La compañía coreana trabaja en disminuir el tamaño de los chips, rebajar el consumo de potencia, diseñar diferentes radios de las redes 5G para adaptarlos a los diferentes clientes, regiones y frecuencias… Y adaptar la infraestructura ya existente a las necesidades del 5G y del 5G avanzado. “No se pueden coger todos los terminales y tirarlos a la basura; hay que hacer una transición suave y hacerlo poco a poco”, explica el ingeniero de Samsung.
Las empresas taiwanesas también pueden aprovechar los espacios en los que Huawei no tiene tan fácil hacerse hueco, ya que cuentan con un enorme desarrollo en la tecnología y las telecomunicaciones, pero sin el peligro potencial de la injerencia política que preocupa a EE UU. Entre las empresas de este país que acudieron al MWC2023, Pegatron, que se escindió hace años de ASUS, llevó a Barcelona una solución de red 5G portátil ideada para situaciones críticas y muy fácil de transportar para los servicios de emergencia, según explicó a este diario un portavoz de la compañía. Ante un terremoto o una gran inundación, por ejemplo, los servicios de rescate podrían trasladar la caja en su vehículo y, una vez instalada en la zona, donde no llega la red, podrían contar con esa conexión rápida que necesitarían para comunicarse con las autoridades o con otros equipos de rescate, por ejemplo. Desde el gobierno de Donald Trump en EE UU, algunas empresas taiwanesas han sustituido a las compañías chinas y han recurrido a sus chips desde ciertas regiones de Occidente, excluyendo así, sobre todo, a Huawei.
En la lucha por hacer predominar las infraestructuras de 5G propias, más y más empresas se lanzan al despliegue en el mayor número de lugares posibles. Nokia lleva años desplegando sus redes por todo el mundo y, como muestra del peso que tiene esta actividad en su compañía y de que ya no se dedica a la telefonía, aprovechó el MWC para renovar su marca e insistir en que lo suyo son las telecomunicaciones.
La empresa finlandesa también trabaja en soluciones para el mundo de la industria y, al igual que Huawei, planea, por ejemplo, escanear los productos de forma automática en los almacenes, solo que Nokia plantea realizar esa actividad con un dron que va recorriendo cada piso con mercancía y escaneando todas las cajas de productos de la misma fila a la vez, reduciendo enormemente el tiempo que conlleva esa tarea y sin necesidad de que un operario tenga que hacerlo manualmente subido a una grúa.
Gloria Touchard, voice of customer CTO (algo así como jefa de tecnología de la voz del cliente) en Nokia, explica: “El 6G no lo vamos a ver hasta 2030, pero estamos trabajando con las especificaciones y definiendo ya cuáles pueden ser sus casos de uso. Vamos a cambiar de una red de comunicaciones a una red sensorial. Lo que se espera del 6G es que las redes estén continuamente activas, detectando todos los movimientos con los sensores y así poder reaccionar sobre cualquier acción que se esté viendo”. La ingeniera asegura que todavía queda mucho recorrido y es un salto muy grande. Aun así, la compañía europea también aprovechó el Mobile World Congress para hacer una demostración del 6G y de los sensores: al caminar por un pasillo, sin un teléfono móvil encima ni ningún otro dispositivo, unas antenas detectaban al viandante y sabían por dónde se había movido.
Hasta que esa tecnología esté lista para llegar a todas partes, como el resto de empresas del sector, Nokia también trabaja en el 5G avanzado. Según Touchard, esas redes “traen funcionalidades para poder gestionar dispositivos del internet de las cosas, que no necesitan mucho ancho de banda, sino accesos muy rápidos a la red. También traen mejoras para soportar esos dispositivos o para aplicaciones de realidad aumentada, donde necesitas no solo descargar muchos datos, sino subir una enorme cantidad de datos”.
Sin embargo, a pesar de todos los avances que se están logrando y que quedan por alcanzarse, la ingeniera de Nokia aclara que el ritmo de adopción de las redes 5G lo marcan los dispositivos de los ciudadanos: “Puedes tener toda la infraestructura desplegada, pero a lo mejor no se usa. En regiones como Corea del Sur, el porcentaje de dispositivos que soportan 5G es muy elevado, por lo que la adopción ha sido muy alta. En EEUU también, la gente renueva los terminales antes que en otras regiones y al final adoptan la tecnología más rápido. Aquí en Europa se ha ido un poco más despacio que en esas zonas punteras”. A eso se suma el proceso de concesión de licencias y de espectros para poder operar, que conceden los organismos reguladores de cada país. Eso explica que algunos países hayan tardado más tiempo en desplegar redes de 5G y que otros no hayan empezado, a pesar de que el 6G asoma ya la cabeza.
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