Las sospechas de una campaña propalestina en GoFundMe: “Había historias que me chirriaban”
La plataforma de microdonaciones caritativas GoFundMe tiene miles de peticiones en marcha. A pesar de sus controles internos, es difícil que eviten exageraciones y mentiras
“Hoy quiero pediros ayuda para Zidan, un joven palestino que se ha quedado huérfano y está allí solo, desnutrido y enfermo”, escribía en abril Rocío Cano, creadora de la campaña para Zidan en GoFundMe, una plataforma de microdonativos caritativos centrada en historias individuales. A mediados de agosto, tras ingresar más de 20.591 euros de 722 personas y ser sometida a docenas de mensajes de descrédito, Cano cerraba el proyecto.
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“Hoy quiero pediros ayuda para Zidan, un joven palestino que se ha quedado huérfano y está allí solo, desnutrido y enfermo”, escribía en abril Rocío Cano, creadora de la campaña para Zidan en GoFundMe, una plataforma de microdonativos caritativos centrada en historias individuales. A mediados de agosto, tras ingresar más de 20.591 euros de 722 personas y ser sometida a docenas de mensajes de descrédito, Cano cerraba el proyecto.
Conocida como @veganaynormal en Instagram, donde tiene 31.000 seguidores, Cano cree que todo es “una campaña de acoso contra mí, no tiene nada que ver con Zidan ni con Palestina”. Su historia esconde un montón de detalles que dicen mucho de la complejidad y cinismo con los que funciona hoy internet: pequeños influencers con viejas rencillas, foros de detectives online con pocos escrúpulos, grandes empresas que hacen la vista gorda para no perder usuarios, infinidad de contenido indistinguible, definiciones de ética que varían según continentes y culturas, y millones de personas con mucho tiempo, con intereses y con algo de dinero.
“Había historias que me chirriaban”, dice Noelia Estraviz, peluquera de San Sebastián, también vegana como Cano, que en su cuenta de Instagram ha ido reuniendo las dudas sobre la campaña de Zidan. “Al principio te sientes mal por malpensar de algo así, cuando ellos están en un genocidio. Pero empiezas a comentarlo y hay otra gente a quien no le cuadra lo mismo”, explica, y añade en referencia a Cano: “Su único argumento es que ‘son un equipo de veganos que van en contra de mí”.
Primero encontraron que su gato que había muerto en realidad era una foto compartida por otras cuentas. Luego vieron que la foto de una sopa y de su brazo en un hospital también eran sacados de Pinterest o de otras cuentas. No necesitaron búsquedas muy sofisticadas. Se veía con Google Lens. En paralelo, en el foro Cotilleando había usuarios que analizaban los mensajes de Zidan y las explicaciones de Cano.
La cuenta de Instagram de Zidan se llamaba “Muhammed” seguida de unos cuantos números. Estaba aparentemente ubicada en Turquía (ahora pone “no compartido” en su localización) y ha cambiado ocho veces de nombre. El momento más crítico llegó cuando descubrieron que Zidan tenía al menos otra campaña en GoFundMe Australia (la plataforma solo permite crear campañas en 20 países, entre ellos España y México) con su prometida Doaa, donde escriben: “Nuestras vidas fueron destruidas por la guerra durante el compromiso”. No hace ninguna mención a la familia de Zidan.
La creadora de esa campaña, una australiana de origen libanés que no ha contestado a los mensajes de EL PAÍS, escribió a sus donantes que iba a cerrar la campaña: “Siento haber pedido dinero para ellos. Si hubiera sabido todo lo que sé ahora, nunca lo hubiera hecho”, escribió.
Todos estos indicios son feos, quizá reprobables, pero ni la plataforma ni los protagonistas creen que estén haciendo nada ilegítimo, menos aún en una situación extrema como la que vive Gaza hoy.
GoFundMe lo ve aceptable
A su paso por Madrid el pasado mes de junio, Tim Cadogan, presidente ejecutivo de GoFundMe, destacó el fuerte impulso que tenían las campañas a favor de residentes en Gaza en su plataforma tras el ataque del 7 de octubre. En junio, según datos de la compañía, había unas 20.000 campañas sobre Gaza en todo el mundo y habían generado 125 millones de euros.
GoFundMe no ha encontrado que ninguna de las dos campañas haya violado sus normas. La plataforma comprueba que las personas existen, que hay documentos bancarios que demuestran que el dinero llega y, en este caso, tras las denuncias de donantes, que Zidan está realmente en Gaza. Es legítimo, por ejemplo, pedir ayuda en varios países a la vez para el mismo beneficiario, según un portavoz de GoFundMe: “Incluso diferentes familiares y amigos pueden pedir ayuda para una misma causa. En este caso, pueden pedir desde Australia ayuda también para la prometida de Zidan, ya que también se encuentra en una situación difícil. Hemos revisado la consistencia de la información y no hay ninguna violación de los términos y condiciones”, dice.
Las fotos falsas también son algo que puede ser indicativo de fraude, pero GoFundMe cree que no es para tanto: “Muchos organizadores utilizan fotos de internet para contar sus historias y eso puede ser algo que tenemos en cuenta en nuestras revisiones, no quiere decir que sea sinónimo de fraude”, dice el portavoz. Cuando ocurre, la plataforma pide más información en forma de documentos y pruebas: “En este caso se aportó toda la documentación necesaria, por lo que la revisión concluyó de forma positiva”, añade. Esta red de microdonaciones se financia con una comisión del 2,9% más 0,30 dólares, por cada transacción, y también acepta donativos de los organizadores de campañas.
Tanto Rocío Cano como la organizadora australiana han cerrado sus campañas porque han querido, pero no porque GoFundMe las haya cancelado. Entre los donantes, si quieren recuperar el dinero, GoFundMe asegura la devolución. “Es verdad que hay gente que está pidiendo la devolución, pero muy poca. La gente me escribe y me pregunta: ‘¿Zidan está en mitad del genocidio y es huérfano?’ Yo respondo que sí. Y con esa información ya les vale”, dice Cano.
EL PAÍS se ha puesto en contacto con un número de WhatsApp Business que apareció en la cuenta de Instagram de Zidan. Así explica la coincidencia de ambas campañas en un inglés correcto: “Yo solo tengo una campaña, hecha por Rocío, cuyos fondos son solo para mí (soy huérfano y estoy solo) para sobrevivir y, llegado el día, pagar alrededor de entre 8.000 y 10.000 dólares para salir de Gaza si las fronteras se abren de nuevo. Doaa también abrió otra para ella y para mí, pero se cerró al poco tiempo. Sobre el resto de las campañas para la familia de Doaa, deberías preguntarle a Hasan, no a mí, porque no son mi familia directa y no sé mucho de eso. Ya tengo suficiente con huir día tras día y tratar de conseguir algo de dinero para sobrevivir”, explica.
Hasan es el hermano de Doaa, que logró salir de la franja y vive ahora como refugiado en Grecia. Hace de intermediario para que el dinero llegue a Zidan en Gaza: “La única manera de conseguir efectivo aquí ahora es a través de los comerciantes que venden productos básicos, como comida, ya que las oficinas bancarias están destruidas. Así que la gente transfiere dinero a los comerciantes, y ellos te lo dan en efectivo, quedándose con un 25-30% de comisión”, explica Zidan.
La conversación con Hasan fue breve, a través de Instagram. Explicó que las fotos falsas son un recurso razonable: “Es normal que un niño, un hombre, refleje sus pensamientos con estas fotos”, antes de insistir que la vida no es igual para todos: “Intenta vivir una hora en Gaza”, añadió, y lanzó esta advertencia: “Si a Zidan le ocurre una injusticia, Dios no tendrá piedad de nadie, tenlo completamente claro”.
Necesidad de transparencia
“Éticamente, le pedimos transparencia a todo el mundo”, dice también Cano. “Pero me gustaría a mí ver lo que hace la gente que me acusa y difama en mitad de un genocidio”. Ha optado por cerrar la campaña por el “escarnio público tremendo”. Más allá de las fotos de internet, las dos campañas y una hepatitis y problemas de riñón en paralelo —”Se puso malo de todo el aparato digestivo”, asegura—, Cano tiene todos los datos de Zidan asegurados: “He hecho mis comprobaciones. Tengo su árbol genealógico y su ubicación real. Lo sé todo”, dice.
Hasan y Wael, ambos hermanos de Doaa, estuvieron en Madrid visitando a Cano, antes de que surgieran las dudas: “Tienen mucha amistad con una familia islandesa, que también les ayudan económicamente. Fueron a Islandia y a la vuelta, como también nos queríamos conocer, hicieron escala en Madrid y estuvimos una tarde juntos”. Ambos tienen al menos una campaña más en marcha para sus familias: “Todos los residentes de Gaza tienen derecho a crear campañas de donativos”, dice Hasan.
Wael escribió un mensaje en Instagram para el grupo de veganos que encontraron las dudas en la campaña de Zidan: “Espero que todos los amigos reporten a estas personas, que están difamando a mi familia como estafadores en busca de fama, y a quienes tan poco les importan los seres humanos. Todo lo que vi en su página es que solo se preocupan por los animales. Malditos sean ellos y cualquier persona que intente dañar a mi familia”.
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